EL MUNDO
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Los mejores “bloopers” de la cumbre
Por Stephen Castle*
Desde Bruselas
Era la ocasión perfecta para mostrar sus habilidades diplomáticas pero, una vez más, el premier italiano Silvio Berlusconi probó que la actitud políticamente correcta no es lo suyo. Mientras agasajaba a sus invitados con un almuerzo formal, declaró que las primeras etapas de los procedimientos han terminado y luego propuso hablar de otra cosa. “Fútbol o mujeres”, sugirió. Frente a media docena de líderes y cancilleres mujeres, el chiste de Berlusconi no debe haber ayudado a distender el clima, que ya de por sí era bastante tenso. Y su intento por abrazarse con su máximo rival político, Romano Prodi, el presidente de la Comisión Europea, tampoco ayudó a romper el hielo.
Ayer al mediodía, los líderes de casi todas las 25 naciones de la Unión Europea (UE) se vieron acorralados en la atmósfera gris del edificio Justus Lipsius, en Bruselas. Pero el personaje más esperado era Leszek Miller, el primer ministro polaco, que todavía no había llegado de la clínica de Varsovia donde se trata luego del accidente que tuvo la semana pasada cuando volaba en helicóptero. Polonia es uno de los dos países que bloquean el acuerdo para un nuevo sistema de votación y Miller puede ser el hombre que catapulte el borrador de la constitución de la UE. Y finalmente llegó. Bajó del avión caminando a pesar de que se fracturó una vértebra y está enyesado de pies a cabeza. Si el dolor se le hacía insoportable, cuatro médicos tenían la orden de asistirlo, lo que quizá fue una ventaja injusta frente al resto de los líderes europeos. La salud del primer ministro del otro país reacio, España, estaba en buen estado. Así y todo, frunció el ceño cuando se le sugirió que no había hecho cálculos exhaustivos sobre el peso de España en la votación. Después de todo, José María Aznar es un ex inspector impositivo.
España también presiona por incluir una referencia sobre la cristiandad en el preámbulo de la constitución y, en su defensa, Aznar invocó la Biblia. Ningún lugar del Viejo Testamento, dijo, estipula que cuando algunos países –se refería a Alemania y Francia– defendieron su posición, lo hicieron en nombre del interés de Europa, mientras que cuando otros hicieron lo mismo –se refería a España– fue una cuestión de “intereses egoístas”.
La mayoría de los líderes mostraron estar preparados para una larga cumbre y por eso llevaron suficiente ropa en sus valijas. Luego de que el jueves el ministro de Relaciones Exteriores británico, Jack Straw, dijera que llevaba 10 calzoncillos, las declaraciones de Tony Blair fueron no menos bizarras: empaqué “un montón de camisas”, anunció antes de partir para Bruselas.
Los alemanes también están bien preparados. El canciller Gerhard Schroeder llevó cuatro camisas, pero no dio ninguna pista sobre la duración de la cumbre. En todo momento, una lo vestirá, otra estará en stand-by y las otras dos estarán en la lavandería del hotel.
*De The Independent, de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Milagros Belgrano.