Mar 16.02.2016

EL MUNDO  › LA ONU DENUNCIó UNA SERIE DE BOMBARDEOS QUE DESTRUYó CINCO CENTROS MéDICOS Y DOS ESCUELAS

Atacan varios hospitales en Siria

El saldo de víctimas mortales en las provincias de Alepo e Idlib ascendía a 50, entre ellas muchos niños. Médicos Sin Fronteras confirmó bombardeos a tres hospitales, uno de ellos apoyado por esa organización humanitaria.

Naciones Unidas denunció ayer que una serie de bombardeos destruyó cinco hospitales y clínicas y dos escuelas en el norte de Siria. Ni la ONU ni Médicos Sin Fronteras responsabilizaron a alguna de las fuerzas sirias y extranjeras que bombardean la región norteña, aunque Damasco acusó a Washington, mientras fuentes pro opositoras apuntaron contra Moscú. Los ataques dejaron un saldo de casi 50 muertos, entre ellos muchos niños, indicó el vocero de la ONU, Farhan Haq. Muchas personas resultaron heridas en dichos ataques en las provincias de Alepo e Idlib, agregó el portavoz en Nueva York. Haq sostuvo que se trata de una violación flagrante del derecho internacional. MSF, en cambio, sólo confirmó bombardeos contra tres hospitales. Dos centros médicos en Azaz, en la provincia de Alepo, casi pegada a la frontera con Turquía, y un tercero, financiado por esa organización internacional desde septiembre, en la localidad de Marat Al Numan, en la provincia vecina de Idlib.

“Condenamos este nuevo ataque contra una estructura médica, que además parece haber sido deliberadamente dirigido contra la misma”, denunció el coordinador general de MSF en Siria, Massimiliano Rebaudengo. Según MSF, el hospital de Idlib fue golpeado en la mañana de ayer cuatro veces en dos ataques, separados apenas por minutos, en un hecho donde siete personas fallecieron y otras ocho continúan desaparecidas. Poco antes, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, organización opositora con sede en Londres y con una red de contactos en el país árabe, informó que al menos nueve personas fallecieron en los ataques y decenas resultaron heridas. MSF destacó que el hospital, que contaba con 54 empleados, 30 camas, dos quirófanos, una clínica ambulatoria y un servicio de urgencias, fue destruido y dejó sin atención médica a 40.000 personas que viven en una zona de conflicto abierto.

El Observatorio acusó a Rusia, el aliado del presidente sirio Bashar al Assad que desde hace cinco meses bombardea por aire algunas zonas rebeldes. Pero el embajador sirio en Rusia responsabilizó a Estados Unidos por el ataque del hospital financiado por MSF. “En realidad, el hospital fue destruido por las Fuerzas Aéreas estadounidenses. Las fuerzas aéreas rusas no están relacionadas con esto”, sentenció el embajador Riad Haddad, citado por la agencia de noticias oficial de Moscú, Interfax. El Departamento de Estado norteamericano condenó los ataques y deslizó sus dudas sobre la voluntad de Rusia para contribuir al cese de las hostilidades en el país árabe. El vocero del Departamento de Estado, John Kirby, expresó la condena de Washington a los bombardeos efectuados en las últimas horas contra “objetivos civiles inocentes”. “Los ataques, perpetrados supuestamente por miembros gubernamentales, levantan dudas sobre la voluntad o habilidad de Siria para ayudar a parar la brutalidad del régimen de Bashar al Assad contra su propia gente”, indicó el vocero de la diplomacia estadounidense en un comunicado.

No es la primera vez que un centro médico que recibe apoyo de MSF es atacado en un conflicto armado. Estados Unidos lo hizo en Afganistán, Arabia Saudita lo hace sistemáticamente en Yemen y, en el último año, se cree que Rusia lo hizo varias veces en Siria, país donde desde hace casi cinco años la guerra mató a más de 260.000 personas y forzó a más de la mitad del población a abandonar sus casas. La última vez que un hospital de MSF fue atacado fue en el sur de Siria el 5 de febrero. Tres personas murieron y otras seis, entre ellas una enfermera, resultaron heridas por un bombardeo contra el hospital de Tafas.

Azaz se encuentra bajo el control del Frente del Levante, la principal coalición armada insurgente de la provincia de Alepo, que incluye entre otros grupos al Frente al Nusra, la rama local de Al Qaida, y está ubicada en el corazón de uno de los frentes de batalla más complejos de la guerra en Siria. Por un lado, el Ejército sirio, la Fuerza Aérea rusa y milicias aliadas, como la libanesa Hezbolá, bombardean desde el aire y combaten por tierra a grupos armados insurgentes islamistas y laicos, que desde hace años controlan esta zona rebelde. Por otro lado, Estados Unidos y sus aliados internacionales y regionales bombardean por aire posiciones de la milicia del Estado Islámico (EI) en la zona y también apoyan con armas, dinero y logística a muchos de los grupos insurgentes que resisten en esa zona al avance del Ejército. En el medio de ese fuego cruzado, las Unidades de Protección del Pueblo de los kurdos sirios oscilan en un rol ambiguo de aliado de todas las fuerzas y los grupos que pelean contra el EI, ya sea Estados Unidos, Rusia, Siria e, inclusive, el resto de las milicias opositoras locales. Las milicias kurdas sirias se convirtieron en 2015 en la principal línea de defensa en el terreno contra el EI en el norte del país, algo que celebraron todos los enemigos del grupo extremista, pero que prendió todo tipo de alarmas en el gobierno turco, que hace poco reabrió el conflicto separatista con la guerrilla kurda turca, un grupo muy cercano a las Unidades de Protección del Pueblo, conocidas también por sus siglas YPG. Por eso, desde hace tres días Turquía bombardea el noroeste de Siria con el objetivo declarado de frenar el avance de las milicias kurdas.

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