El ex primer ministro Ehud Olmert (foto) ingresó ayer en un centro penitenciario de Israel para cumplir una pena de 19 meses por corrupción. Olmert se convierte, de este modo, en el primer ex jefe de gobierno israelí en ingresar en prisión. Con 70 años y jefe de gobierno entre 2006 y 2009, fue condenado a 18 meses por haber cobrado sobornos cuando era alcalde de Jerusalén, entre 1993 y 2003. A esa pena se agrega otro mes de prisión por obstrucción a la Justicia. Olmert llegó a la cárcel Maasiyahu de Ramla, cerca de Tel Aviv, junto a guardias de seguridad interior que lo acompañaban en su calidad de ex primer ministro. El ex jefe de gobierno llegó en auto e ingresó por la parte trasera de la prisión para eludir a las decenas de periodistas que transmitían el acontecimiento en directo.

El ex funcionario fue condenado por cobrar sobornos en el marco del faraónico proyecto inmobiliario Holyland de Jerusalén, cuando era alcalde de la ciudad. Además, fue condenado en mayo de 2015 a ocho meses de cárcel por haber percibido sin declarar decenas de miles de dólares del empresario estadounidense Morris Talansky cuando era ministro de Comercio e Industria, a partir de 2003. La apelación por este caso todavía debe ser examinada por el Tribunal Supremo, en fecha aún no fijada.

Olmert caminó con paso lento el patio de la cárcel, junto a los guardias, pero entró solo al penal. Ahora le corresponde a la administración penitenciaria asegurar su protección. Antes de ingresar a prisión, Olmert publicó un video en el que negó su culpabilidad. “Pueden imaginarse el dolor y la extrañeza que supone este cambio para mí, para mi familia, mis seres queridos y las personas que me apoyan”, dice en la filmación, con aire abatido. “Niego todas las acusaciones de soborno contra mí”, agrega. Este ex abogado de negocios, sibarita amante del lujo, de trajes caros y de buena comida, permanecerá encarcelado en un ala reservada a ciertos detenidos.

El único trato especial que recibirá se refiere a su seguridad, pues como ex jefe de gobierno es depositario de informaciones sensibles, según una fuente penitenciaria. “Pese a lo triste que es, el espectáculo de un ex primer ministro condenado ingresando en prisión demuestra la solidez de nuestra democracia, la vigencia de la igualdad ante la ley”, señaló Shelly Yachimovich, miembro de la oposición laborista. Olmert, antiguo miembro del Likud –partido de derecha del actual primer ministro Benjamin Netanyahu–, estará encarcelado en una sección especial de 18 plazas reservada a quienes no pueden estar con el resto de la población carcelaria. La zona cuenta con seis celdas, cada una con tres camas, ducha e inodoro, armario, mesa, sillas y un televisor (con un número limitado de canales). En el pasillo hay teléfonos y el ala dispone de una sala de descanso, un patio, aulas, una sinagoga, una biblioteca y un comedor. Olmert se vestirá como quiera en el interior de la cárcel, pero llevará el uniforme color naranja de presidiario si tuviera que salir del recinto penitenciario. El ex jefe de gobierno compartirá cautiverio con el ex presidente Moshé Katsav, que purga una pena de siete años por violaciones.