La totalidad de los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea (UE) retomaron ayer las negociaciones con la esperanza de cerrar el acuerdo con el que pretenden lograr la permanencia del Reino Unido, tras una intensa jornada de reuniones bilaterales y retrasos constantes sobre la agenda prevista.

El presidente del Consejo Europeo, el polaco Donald Tusk, se marcó como límite para llegar a un acuerdo la medianoche de ayer, aseguraron fuentes europeas. Los líderes europeos volvieron a reunirse en sesión plenaria, tras el receso que comenzó la madrugada del jueves, para discutir durante una cena de trabajo el nuevo borrador de acuerdo, resultado de los contactos de las últimas horas. Esta previsto que el presidente del Parlamento Europeo (PE), Martin Schulz, también asista a la cena, y que luego abandone la reunión para dejar a los Veintiocho adoptar una decisión formalmente, señalaron fuentes comunitarias. El alemán Schulz, calificó ayer de muy tensa la situación en la que se encuentran los líderes de la UE en la cumbre en la que negocian con el Reino Unido un nuevo encaje del país en su seno, para asegurar su permanencia en el club comunitario. “Estamos en una situación muy, muy tensa, eso refleja que las negociaciones están siendo muy intensas pero también controvertidas, porque por un lado algunos Estados miembros están muy interesados en la cuestión migratoria y menos en la británica, y otros más en la cuestión británica y menos en la migratoria”, señaló Schulz. Justo antes del encuentro tuvo lugar la última reunión bilateral entre Tusk y Schulz, a la que también asistió el presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker.

Entre las cuestiones pendientes hasta el último momento figuran la duración del mecanismo para restringir el acceso a los beneficios sociales, la retroactividad y los criterios de la indexación de las ayudas por hijo, cómo introducir algunos cambios en los tratados, la relación entre países de dentro y fuera de la Eurozona y las implicaciones de una UE cada vez más estrecha.

En cuanto al llamado “freno de emergencia”, un mecanismo dirigido a restringir el acceso de los trabajadores comunitarios a las prestaciones sociales que ofrece el Reino Unido durante los cuatro primeros años de su contrato, fuentes comunitarias indicaron que los líderes parecen dispuestos a consentir que Londres recurra a este mecanismo durante un período de siete años, aunque sin prórrogas.