Lun 07.03.2016

EL MUNDO  › DOS LOCALES DEL PARTIDO DE LOS TRABAJADORES FUERON ATACADOS EN BRASIL

El PT se moviliza para abrazar a Lula

El partido gobernante prepara una serie de movilizaciones de su militancia para llevar en los próximos días la defensa de su líder a las calles, el ex presidente Lula da Silva, actual blanco de las investigaciones del caso Petrobras.

Dos de las principales sedes del Partido de los Trabajadores (PT) fueron atacadas el fin de semana. Grupos oficialistas y opositores brasileños anunciaron la organización de nuevas manifestaciones, a favor y en contra del gobierno de Dilma Rousseff, en relación con el escándalo de corrupción en torno de la petrolera estatal Petrobras. El mismo partido gobernante prepara una serie de movilizaciones de su militancia para llevar en los próximos días a las calles la defensa de su líder, el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, actual blanco de las investigaciones del caso Petrobras. “Basta de corrupción” y “País de la impunidad” pintaron en el frente de la sede del Directorio Nacional del PT, en San Pablo, en la mañana de ayer. En ese lugar, el ex presidente Luiz Lula da Silva había hablado con la prensa el viernes pasado, luego de ser sometido a un interrogatorio forzoso por la Policía Federal. Antes del mediodía, la fachada del comando partidario ya había sido pintada nuevamente.

La sede del PT en Belo Horizonte también fue atacada ayer con pintura, huevos y residuos, mientras que la sede del Instituto Lula, la fundación que dirige el ex mandatario, amaneció con mensajes pintados contra su líder. Lula y el presidente del PT, Rui Falcao, llamaron a los militantes de esa fuerza a enfrentar a las “arbitrariedades” que, según ellos, cometen en su contra quienes investigan el desvío de al menos 2000 millones de dólares de Petrobras. Paralelamente, movimientos de oposición preparan para el 13 de marzo una nueva jornada de manifestaciones en todo el país para protestar contra el gobierno y apoyar las investigaciones del escándalo Petrobras.

Lula, después de su interrogatorio de tres horas ante la Policía Federal, llegó a manifestar en una declaración ante periodistas que si la oposición quería enfrentarlo sería en “las calles”, un escenario que dijo “conocer mejor que nadie” por su actividad como líder sindical en la década del setenta. Las movilizaciones fueron la estrategia adoptada por el PT para arropar a su líder y defenderse del cerco que recae sobre el partido de Gobierno, el más salpicado por los escándalos de corrupción en la petrolera estatal Petrobras, que según las autoridades, sobrevaloraba contratos con las principales constructoras del país.

El dinero de las coimas, de acuerdo con el Ministerio Público (fiscalía), era repartido entre ex altos cargos de la petrolera, ejecutivos de las constructoras y políticos, en su mayoría vinculados a la base del Gobierno. En el momento en que Lula era llevado por los policías a una comisaría, Falcao convocó a una vigilia de sus correligionarios en las afueras del apartamento del ex mandatario, en el municipio de São Bernardo do Campo, en la región metropolitana de San Pablo.

El llamado de Falcao se hizo extensivo a varias ciudades del país, donde militantes del PT salieron a las calles el viernes y el sábado con banderas y carteles para protestar por el que llaman como “golpe mediático” contra el Gobierno de la presidenta, Dilma Rousseff. Muchas personas pasaron la noche del viernes y la madrugada del sábado en las proximidades del apartamento de Lula, donde unos 300 militantes recibieron a Rousseff, quien de camino a su residencia particular en Porto Alegre, donde pasa el fin de semana sin compromisos oficiales, decidió visitar a su mentor político.

El mismo viernes, Lula volvió a insinuar sus intenciones de disputar las elecciones presidenciales de 2018 y “ofreció” su nombre a los militantes del PT durante un acto político con sindicalistas del sector bancario en San Pablo. La estrategia de movilizaciones se suma a los argumentos de defensa de Lula, quien hace énfasis de su inocencia por la acusación de un supuesto enriquecimiento ilícito y blanqueo de dinero proveniente de la red de corrupción enquistada en Petrobras.

Además de fomentar el movimiento de masas a favor de Lula, el cerco de la Justicia permitió una nueva aproximación de Rousseff con los altos cuadros del PT, después de que un sector del partido criticó a la mandataria por el ajuste fiscal que puso en marcha para enderezar las maltrechas cuentas públicas de su Gobierno.

Para los analistas, el llamado del PT para que su militancia salga a las calles también aviva la polarización entre las fuerzas políticas del país, con una oposición que presiona un juicio en el Congreso para destituir a Rousseff, por maquillar los informes contables de su gestión. Los mismos analistas apuntaron que pese a la presión ejercida sobre Lula y su círculo más próximo por parte de la Justicia, el ex mandatario puede salir fortalecido en caso de no comprobarse su supuesta culpabilidad y su nombre tomaría cada vez más fuerza para convertirse en candidato oficial del PT en los comicios de 2018.

En su declaración a la prensa tras responder durante tres horas el interrogatorio policial, Lula ratificó su predisposición a postularse nuevamente a la Presidencia en 2018 y desafió a la oposición a que lo enfrente “en las calles”, un escenario que, dijo, conoce “mejor que nadie”.

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