EL MUNDO › WASHINGTON QUIERE INICIAR UNA SERIE DE BOMBARDEOS PARA ABRIR EL CAMINO A MILICIAS ANTIISLAMISTAS
Estados Unidos demanda que Roma participe en una serie de bombardeos y abrir así el camino para que milicias libias actúen por su cuenta contra el Estado Islámico. Pero Italia sería el primer afectado si una guerra estallara en Libia.
› Por Elena Llorente
Página/12 En Italia
Desde Roma
Las presiones para que Italia se pliegue al plan de agresiva avanzada sobre las milicias del Estado Islámico (EI) en Libia orquestado por Estados Unidos, siguen existiendo. Según reveló el diario The New York Times hace algunas semanas, el gobierno del presidente Barack Obama habría recibido del Pentágono un detallado plan contra el EI para ser puesto en práctica con los aliados de Europa, Francia, Gran Bretaña e Italia principalmente. La idea central sería, al parecer, hacer una serie de bombardeos y abrir así el camino para que milicias libias actúen por su cuenta contra el EI.
Pero el panorama no parece tan simple como lo pintan estas frases. Italia sería el país más directamente afectado si una guerra estallara en Libia, sobre todo montada por fuerzas occidentales. No sólo porque el país fue una colonia italiana durante el fascismo de Benito Mussolini y quedan todavía rencores dispersos, sino porque ciertos territorios italianos, como la isla de Lampedusa –famosa por la cantidad de migrantes que han llegado o han muerto en sus aguas–, está a menos de 100 km de distancia del territorio libio. Un ataque con misiles desde Libia a alguna isla italiana no podría ser descartado en caso de guerra. Hubo un antecedente por el estilo el 15 de abril de 1986, de misiles lanzados desde Libia contra Lampedusa, que no causaron daños pero que fueron una respuesta a un bombardeo hecho por Estados Unidos poco antes.
El tema preocupa, y mucho, especialmente desde que Italia dio la autorización para que desde la base militar de Sigonella, en Sicilia, partan aviones drones (es decir no tripulados) estadounidenses hacia Libia. “Será analizado caso por caso”, asegura el gobierno del primer ministro Matteo Renzi. Fue desde esa misma base siciliana que en 2011 partió un dron USA Predator Reaper que atacó en Libia la caravana en la que viajaba Muamar Khadafi que fue asesinado poco después.
El ministro de Relaciones Exteriores de Italia, Paolo Gentiloni, se apuró a declarar que la decisión de los drones “no es el preludio de una intervención militar italiana en Libia”, casi como para dejar en claro que cualquier otra medida en este sentido será exclusivamente italiana. Sobre todo después que el embajador estadounidense en Roma, John Phillips había recordado en declaraciones a la prensa italiana que la península había indicado “públicamente su voluntad de enviar cerca de 5000 italianos a Libia”.
“Me parece fundamental que nosotros como país ayudemos a que en Libia se consiga una cierta estabilidad que pueda mantenerse –declaró a Página/12 el diputado y economista de Izquierda Italiana, Stefano Fassina–. Si no se encuentra un compromiso entre los distintos protagonistas, nacionales y regionales, no tiene sentido pensar en intervenciones de apoyo militar. Y para conseguir ese compromiso hay necesidad de una fuerte mediación de Europa. Se ha mencionado oportunamente para este rol a Romano Prodi (NdR: que trabajó años en la Unión Europea y fue primer ministro de Italia). Es necesario unir en torno a la mesa de negociaciones a los países del Golfo, Turquía, Egipto, Estados Unidos y Rusia. Sólo así se podrá lograr un acuerdo que permita construir un gobierno de unidad nacional confiable”. Fassina descartó que las presiones de Estados Unidos puedan hacer mella en las decisiones del gobierno italiano. “Me parece que el gobierno italiano es consciente del desastre que se produciría con una intervención militar en un cuadro que no tiene perspectiva política, es consciente de que la gran mayoría del pueblo italiano no apoyaría una intervención militar en un cuadro tan desestabilizado”, concluyó.
Según el ex primer ministro y ex ministro de Relaciones Exteriores Massimo D’Alema –del Partido Democrático (centroizquierda) igual que el primer ministro Renzi aunque con grandes diferencias con él– el caso de Libia y el de los demás países en crisis en Medio Oriente “demuestran el fracaso de dos ideas europeas que a veces fueron complementarias: apuntar a las dictaduras para mantener el orden y pensar que se podía exportar fácilmente el modelo de la democracia europea. Un modelo que llevó más de 200 años de guerras y luchas interreligiosas para ser construido”. Hablando en un seminario organizado por los parlamentarios de Izquierda Italiana para analizar las mejores políticas que Italia podría llevar adelante en Medio Oriente, D’Alema dijo que la función de Italia debería ser “ayudar a Libia en el proceso de estabilización y de gradual democratización, a partir del principio de la tolerancia recíproca de los distintos grupos étnicos y religiosos. Porque no basta hacer elecciones”.
En efecto, desde la desaparición de Khaddafi en 2011, Libia vive en un gran caos. Hoy tiene dos gobiernos, uno en Trípoli, apoyado a nivel internacional sobre todo por Turquía y Qatar, y otro en Tobruk, apoyado por Egipto y los Emiratos Arabes Unidos. Pero en el país hay además 140 tribus diferentes y más de 200 milicias. “En medio a todo este complicado escenario se han infiltrado los hombres del Daesh. El ISI no es un fenómeno libio porque el islam libio no es fundamentalista. Pero allí encontró terreno fértil para su política”, agregó D’Alema. Y concluyó: “ Hay que ayudar a que se cree finalmente ese gobierno de unidad nacional del que tanto se ha hablado y luego ayudarlos. De todas maneras yo creo que los libios, por sí solos, están en condiciones de derrotar a Daesh”.
Para otros analistas como Lucio Caracciolo de la revista Limes, que participaron del seminario, “El EI ha sido sobrevaluado. En realidad es, como ha sido definido por algún politólogo, un “monstruo providencial”, que sirve a intereses económicos y políticos muy diferentes, incluso contrapuestos”. Para el profesor y diputado de Izquierda Italiana Carlo Galli, uno de los temas más importantes de la política italiana hoy es la posición a tomar ante la crisis líbica. Por eso, dijo a Página/12, “es necesario analizar y contextualizar la crisis para evitar los errores que se hicieron en el pasado”.
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