EL MUNDO
› LA OPOSICION DEMANDO UN REFERENDUM CONTRA EL PRESIDENTE
Hugo Chávez firmado y contrafirmado
Los opositores quieren la salida de Chávez; los chavistas, la de diputados opositores, en medio de una guerra de referendos.
La oposición venezolana entregó ayer sin incidentes y sin retrasos en el Consejo Nacional Electoral (CNE) los 3,4 millones de firmas que asegura que reunió en demanda de un referendo revocatorio del mandato del presidente, Hugo Chávez. Entre cientos de soldados, policías y fotógrafos, los activistas que trasladaron cada una de las 250 cajas en las que esas firmas fueron embaladas, saltaron y entonaron unidos el estribillo opositor: “Y va a caer, y va a caer, este gobierno va a caer”. Por su parte, el presidente Hugo Chávez denunció un “megafraude” en la recolección de las firmas opositoras, que afectaría el 30 por ciento de las recabadas.
La oposición recogió esas firmas en las 24 zonas geográficas del país hasta el 1º de diciembre pasado, y tiene previsto entregar al CNE el próximo martes otro número de firmas no especificado de electores que piden, además, referendos revocatorios de los mandatos de un grupo de 27 diputados chavistas. La entrega de firmas contra Chávez se realizó un día después de que los partidarios del gobernante terminaran de consignar ante el CNE las más de 3,7 millones de firmas que aseguran haber recogido, a su vez, en 20 de las 24 zonas venezolanas en demanda de otros referendos contra 37 diputados “antichavistas”. Entre los portadores de las 250 cajas estaba uno de los cinco líderes máximos de la opositora Coordinadora Democrática, el gobernador democristiano Enrique Mendoza y otro líder democristiano, el ex candidato presidencial Eduardo Fernández, presidente del partido, que dijo que el acto representaba la solución pacífica, democrática y electoral para la crisis política de Venezuela. Otro de los cinco líderes máximos de la CD, Julio Borges, del emergente partido de derecha Primero Justicia, dijo que el acto implicaba un respeto a las normas del proceso, a los firmantes, tanto del gobierno como de la oposición, y a las autoridades del país. El organismo autónomo electoral cuenta con un plazo legal de 30 días para verificar si las firmas son auténticas y si corresponden al número que para cada caso exige la Constitución, tras lo cual deberá convocar los referendos revocatorios a los que haya lugar.
Por su parte, el oficialismo completó el jueves la entrega de firmas al CNE para impulsar revocatorios contra 37 diputados opositores. “Entregamos en total 3.731.398 firmas, que les recogimos a los 37 diputados a los cuales les estamos solicitando en el Consejo Nacional Electoral para que se activen los referendos revocatorios”, declaró el diputado oficialista Darío Vivas a periodistas. El oficialismo reunió las firmas entre el 21 y el 24 de noviembre mientras que la oposición reunió las suyas del 27 al 1º de diciembre. “Lo que se está realizando en todas las plazas Bolívar del país es participación. Nosotros tenemos la impresión de que ha habido un gran fraude pero no basta con denunciar el fraude, hay que probarlo y ahora vamos a entrar en la etapa de probarlo”, dijo el vicepresidente José Vicente Rangel al acudir a uno de los llamados “Puntos Ayacucho” en la plaza Bolívar de Caracas. Los partidarios del gobierno instalaron 830 centros en las plazas Bolívar de cada ciudad para recabar las denuncias a través de un formulario de 40 preguntas.
Para impulsar un referendo revocatorio contra el presidente Chávez se requiere al menos 2,4 millones de firmas equivalentes al 20 por ciento del padrón nacional electoral de poco más de 12 millones de electores, y contra los diputados el equivalente al 20 por ciento de sus respectivas circunscripciones. El CNE debe verificar las firmas en los próximos 30 días y, si falla a favor de los referendos, éstos deben efectuarse en un plazo de hasta 97 días después de su decisión. También tendrán lugar en Venezuela entre junio y julio próximos las elecciones regionales de gobernadores, alcaldes y ediles, lo que convertirá al 2004 en un año electoral en Venezuela, que pondría en juego todo el poder del país petrolero sudamericano.