EL MUNDO › MACRI, BACHELET Y PEÑA NIETO ESTARAN EN WASHINGTON PARA ASISTIR A LA REUNION
Washington quiere prevenir que el Estado Islámico consiga un artefacto nuclear improvisado. También preocupa Norcorea.
El temor a que los materiales necesarios para la fabricación de un arma atómica caigan en manos de grupos extremistas, como el Estado Islámico (EI), dominará la cuarta Cumbre de Seguridad Nuclear, que reunirá en Washington a los gobernantes de más de medio centenar de países. El encuentro, que en esta ocasión no contará con la presencia de Rusia, se celebra cada dos años por iniciativa del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien prometió, al comienzo de su mandato, convertir la no proliferación nuclear en una prioridad, y que ahora encabeza su última cita mundial sobre el tema. La cumbre empezará hoy por la tarde con una cena de trabajo en la Casa Blanca, en la que Obama y los jefes de cada delegación compartirán sus perspectivas sobre la amenaza de terrorismo nuclear, según adelantó Ben Rhodes, asesor adjunto de seguridad nacional del mandatario norteamericano.
Antes de la inauguración oficial, Obama tiene previsto entrevistarse con los mandatarios de Corea del Sur, Japón y China para discutir la amenaza del programa balístico nuclear de Corea del Norte, informó la Casa Blanca.
Mañana, ya en el marco de la cumbre, Obama se reunirá con representantes del Grupo 5+1 (Estados Unidos, Francia, Rusia, China, Reino Unido y Alemania) y del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) para repasar los avances en la implementación del acuerdo nuclear alcanzado el año pasado con Irán. Entre los líderes que también asistirán están el presidente francés, François Hollande; el primer ministro británico, David Cameron; el primer ministro de India, Narendra Modi; el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan; el presidente de Ucrania, Petro Poroshenko; y el presidente de Kazajistán, Nursultan Nazarbayev.
Además de Mauricio Macri, acudirán los mandatarios latinoamericanos Enrique Peña Nieto y Michelle Bachelet. La mandataria brasileña, Dilma Rousseff, decidió no asistir a la cita debido a la crisis política que atraviesa su gobierno. Los avances del EI en Irak y Siria, sumados a sus ataques de la semana pasada en Bruselas, elevaron el interés de Washington por abordar en la cumbre el riesgo de que ese u otros grupos extremistas tengan acceso a los materiales nucleares que varios países tienen para su uso civil o militar.
“Sabemos que las organizaciones terroristas tienen el deseo de conseguir acceso a esos materiales en bruto y de tener un artefacto nuclear. Ese fue el caso con Al Qaida y es ciertamente el caso con el EI”, dijo ayer Rhodes a periodistas durante una conferencia de prensa telefónica. Uno de los paneles de la cumbre que tendrá lugar mañana se centrará específicamente en las amenazas que presenta la milicia radical, “tanto en el contexto de prevenir la diseminación de materiales nucleares, como respecto a mejorar las medidas contra el terrorismo” en general, explicó el asesor adjunto de seguridad nacional norteamericano.
Si bien Washington no tiene por ahora datos concretos de que el EI trate de conseguir un artefacto nuclear improvisado, cree necesario tomar medidas para prevenirlo, aseguró Laura Holgate, encargada de control de armas en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca. La cumbre está marcada por la ausencia de la otra gran potencia nuclear mundial, Rusia, país que decidió no asistir en protesta por lo que considera una interferencia en el trabajo del OIEA. “Entendemos que los asuntos que tienen que ver con la seguridad nuclear exigen tener en cuenta los intereses de todas las partes. Hemos sentido falta de cooperación a la hora de elaborar la agenda de la cumbre. Por eso Rusia no acudirá a la cita”, explicó ayer el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
La renuncia de Moscú se produce pese a sus relevantes éxitos en el ámbito de la no proliferación nuclear, incluida la reciente puesta en marcha de dos proyectos clave para cumplir con su compromiso de reconvertir 34 toneladas de plutonio militar en combustible nuclear de uso pacífico. Rhodes opinó que la decisión de Moscú de no participar con representación de alto nivel “es una oportunidad perdida para ellos, por encima de todo”, pues “lo único que están consiguiendo es aislarse”. El año pasado Rusia puso en marcha una planta para fabricar el combustible MOX, una mezcla de óxido de uranio y óxido de plutonio.
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