EL MUNDO › LA INTERNA DEMOCRATA SE PONE AL ROJO VIVO TRAS EL REPUNTE DEL SENADOR DE VERMONT
El precandidato dijo que Hillary no está calificada para llegar a la presidencia “si, a través de su súper PAC (comité de financiamiento electoral), obtiene decenas de millones de dólares de grupos de intereses particulares”.
› Por David Usborne *
Un Bernie Sanders irritado dijo ayer que no va a volver a poner la otra mejilla cuando su batalla por la nominación presidencial demócrata con Hillary Clinton entre en una nueva fase, al rojo vivo. “No voy a ser golpeado, no voy a permitir que me mientan. Voy a luchar.”
Bajo una intensa presión para mantener el impulso después de la reciente serie de victorias, incluida Wisconsin esta semana, Sanders mostró sus garras después de que en la campaña Clinton dijera el miércoles que trataría de “descalificarlo” a los ojos de los votantes de Nueva York, el siguiente estado grande que vota las primarias.
Sanders tomó el significado de eso como que sus credenciales para servir en la Casa Blanca estaban siendo puestas en tela de juicio y devolvió el golpe sugiriendo que eran las calificaciones de Clinton las que debían ser examinadas. “Déjenme decirles, en respuesta a Clinton, que yo no creo que ella esté calificada si, a través de su súper PAC (un comité que recauda fondos para su campaña), obtiene decenas de millones de dólares de grupos de intereses particulares”, como grupos de presión.
“Yo no creo que usted esté calificada si votó a favor de la desastrosa guerra en Irak. No creo que usted esté calificada después de haber apoyado el acuerdo de libre comercio con Panamá”, insistió. Sanders afirmó que la ex secretaria de Estado apoyó hace cinco años este acuerdo, que “ha facilitado a los ricos y a las empresas de todo el mundo eludir el pago de impuestos en sus países”, como revelaron los Panama Papers.
“¿Se está calificado para ser presidente de los Estados Unidos cuando se están aceptando millones de dólares de Wall Street, una entidad cuya codicia, imprudencia y conducta ilegal ayudó a destruir nuestra economía?”, preguntó el senador de Vermont en una conferencia de prensa en Filadelfia.
Por su parte, Clinton se paró en medio de una multitud de periodistas afuera del Yankee Stadium de Nueva York y trató de enfriar las brasas de la campaña. “Voy a ganarle a Bernie Sanders, Donald Trump o Ted Cruz en cualquier momento, así que mantengamos nuestro ojo sobre lo que está en juego en esta elección,” dijo.
La ex primera dama, que representó a Nueva York en el Senado de Estados Unidos durante ocho años y no puede permitirse el lujo de perder ante Sanders cuando se vote el 19 de abril, a continuación entró a una estación de subte en las inmediaciones para tomar un tren al sur de Manhattan, una actuación claramente dirigida a recordar a los votantes de un reciente desliz de Sanders cuando dijo que se utilizan cospeles para pagar los viajes, lo que no ha sido cierto desde hace años.
El cambio de tono en Sanders, que se llama a sí mismo un socialista democrático, puede provenir de su círculo de ayudantes que desde hace tiempo están preocupados porque él no ha sido suficientemente duro con Clinton. Todavía tiene, por ejemplo, que hacer cualquier intento de utilizar la investigación en curso del FBI en el uso de Hillary del servidor de correo electrónico privado, mientras era la secretaria de Estado como un tema en su contra durante la campaña.
“Este no es el tipo de política en la que quiero entrar”, admitió Sanders a la prensa. Pero rápidamente dejó de lado toda reticencia, alegando que Clinton había comenzado a acusarlo a él “en una forma muy fuera de lugar”. Añadió: “Si la ex secretaria Clinton piensa que acabo de llegar desde el pequeño estado de Vermont y no estamos acostumbrados a esto, bueno, nos acostumbraremos rápidamente”.
El candidato también recibió golpes mientras tanto de parte de Jeff Immelt, el CEO de General Electric, una de las compañías más grandes y más reconocidos de Estados Unidos, quien lo criticó en un artículo en el Washington Post para supuestamente relacionar a su compañía con la llamada “avaricia corporativa”.
“Es fácil hacer huecas promesas de campaña y recibir golpes bajos en los discursos y durante las sesiones de la junta editorial, pero las empresas estadounidenses tienen que cumplir con sus empleados, clientes y accionistas todos los días”, escribió Immelt, antes de añadir sarcásticamente que su antigua empresa de 124 años “nunca tuvo éxito entre los socialistas”.
Uno de los portavoces de campaña de Clinton criticó a Sanders por su ataque.”Es un ataque absurdo. Y probablemente es lo más bajo que se ha caído en la retórica en el bando demócrata”, dijo Brian Fallon.
Mientras que Hillary Clinton todavía tiene una amplia ventaja en delegados sobre Sanders, ella también sabe que el hecho de no ganar en Nueva York en dos semanas podría entorpecer seriamente su campaña.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère(Versión para móviles / versión de escritorio)
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