Mié 24.12.2003

EL MUNDO

La operación que amenaza con provocar una espiral de violencia

Nueve palestinos fueron muertos en una incursión del ejército israelí en un campo de refugiados de Gaza, y en Ramalá las fuerzas israelíes detuvieron a 20 presuntos palestinos radicales.

Por Ferrán Sales *
Desde Jerusalén

Nueve palestinos, cuatro de ellos civiles desarmados, murieron ayer tiroteados por el ejército israelí y más de medio centenar resultaron heridos, en el transcurso de una incursión que las tropas efectuaron en los campos de refugiados de Rafah, al sur de la Franja de Gaza. La operación amenaza con provocar una espiral de violencia en los territorios y hacer fracasar los esfuerzos que está efectuando el primer ministro Ahmed Qureia con la ayuda de la diplomacia árabe para alcanzar una tregua con las facciones radicales.
La incursión contra los campos de refugiados de Rafah –de más de 90.000 habitantes– se inició a las siete de la mañana, pocas horas después de que un comando palestino de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa matara en una emboscada a dos oficiales del ejército israelí, que se encontraban de guarnición en los alrededores del asentamiento de Gus Katif, en el centro de Gaza, escenario habitual de enfrentamientos entre soldados y miembros de la resistencia. En la operación participaron centenares de soldados de infantería, más de cuarenta vehículos blindados y una escuadrilla de helicópteros de combate.
Sin embargo, portavoces del ejército israelí aseguraron ayer que la operación contra los campos de refugiados de Rafah no tenía ninguna relación con la muerte de los soldados, sino que se trataba de una incursión planificada con anterioridad y destinada a destruir la red de túneles clandestinos, que comunican la zona palestina con Egipto y a través de los cuales las milicias entran armas y municiones. El mando militar señaló que en los últimos meses se han destruido treinta túneles, por los que anualmente se entran en los territorios palestinos cerca de un millar de armas.
Según estas declaraciones del mando militar, la incursión de ayer en los campos de refugiados de Rafah es la continuación de otra operación sangrienta que se inició el pasado mes de octubre y que duró una semana durante la cual la región permaneció herméticamente cerrada. Aquella incursión se saldó con la destrucción de cerca de un centenar de casas, la muerte de una decena de palestinos y con más de medio centenar de heridos.
El mando militar justificó el número tan elevado de víctimas asegurando que era el resultado de los duros enfrentamientos registrados entre los soldados y miembros de las facciones armadas que, apostados en lo alto de los edificios, hostigaron durante toda la jornada a las tropas. Sin embargo, las explicaciones no aclaraban la muerte de cuatro civiles, entre ellos un hombre de 50 años, que fue tiroteado en el pecho mientras observaba a los soldados desde el balcón de su casa.
El ejército y los servicios secretos israelíes llevaron ayer también a cabo una importante operación en el área de Ramalá, en el corazón de Cisjordania, donde detuvieron a cerca de una veintena de militantes del partido fundamentalista de Hamas, en un intento de desarticular una operación que al parecer tenía como objetivo secuestrar a soldados para canjearlos con militantes palestinos detenidos. Portavoces del ejército aseguraron que los radicales habían proyectado también asesinar y decapitar a otros tres soldados, de acuerdo con las consignas impartidas por la dirección de la organización fundamentalista asentada en Damasco. Las detenciones de los militantes de Hamas han supuesto, según los israelíes, la desarticulación de tres células de la resistencia palestina, que se habían mostrado muy activas en los tres últimos y a través de las cuales se canalizaban millares de dólares que procedentes de Siria eran distribuidos entre los militantes de todas las facciones armadas.
Portavoces de la Autoridad Palestina denunciaron ayer que las operaciones militares en Gaza y Cisjordania amenazan con hacer fracasar los esfuerzos de la comunidad internacional, encabezadas por Egipto y Qatar, que tratan en coordinación del primer ministro palestino de pactar una tregua con las facciones armadas. Según estas fuentes, la incursión y la oleada de detenciones desencadenadas por el ejército israelí en las últimas horas han convertido ya en papel mojado una propuesta oficiosa de la dirección de Hamas, que días atrás había hecho llegar a Estados Unidos, a través del gobierno de Qatar, una oferta de cese temporal de hostilidades, siempre y cuando las tropas israelíes hicieran lo mismo.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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