EL MUNDO › RUSIA PUSO EN VENTA ACTIVOS ESTATALES DE EMPRESAS ESTRATéGICAS
Kudrin, ex ministro de Finanzas y hombre de confianza de Putin, regresa al gobierno con viejos anhelos de su gestión anterior, la reforma del sistema de pensiones y la privatización de activos estales.
› Por Agustín Fontenla
Página/12 En Rusia
Desde Moscú
A pocos meses de que se celebren elecciones legislativas y a dos años para que termine el tercer mandato presidencial de Vladímir Putin (2000-2008 y 2012-2017), el Kremlin apuesta a recuperar el crecimiento económico que le asegure al líder ruso un cuarto período al frente de la Federación. La apuesta de Putin para lograr ese objetivo es la convocatoria a su amigo y exministro de Finanzas ruso, Alexey Kudrin para liderar el estratégico Consejo Económico de la presidencia rusa, que ayer volvió a reunirse luego de tres años.
Kudrin es el funcionario económico más preponderante de Rusia desde la caída de la URSS. Asumió en el 2000 y abandonó el gobierno diez años después tras enfrentarse con Dmitri Medvedev, hoy primer ministro y en aquel año presidente del país. En diez años, Kudrin pagó más de 90 mil millones de dólares para saldar las deudas de la nación, incluidas las del período soviético; reformó el caótico sistema impositivo de país y creó los fondos de reserva constituidos por excedentes de la venta de petróleo, entre otras medidas.
Ahora, el ex ministro de Finanzas vuelve a la carga con viejos anhelos de su gestión anterior, la reforma del sistema de pensiones y la privatización de activos estales. Desde que Putin sugirió su inclusión en el gobierno en abril durante la última “línea directa” (la conferencia de prensa anual en la que el líder ruso “dialoga” con los ciudadanos), Kudrin fue nombrado vicejefe del Centro de Estudios Estratégicos (el think tank que pensó el primer plan económico de Putin) y presidente del Consejo Económico de la presidencia rusa. En suma, los deseos de Kudrin dejaron de ser declaraciones en la prensa para traducirse en medidas efectivas.
El pasado 23 de mayo Putin firmó una ley para elevar la edad de jubilación de los funcionarios estatales y municipales desde el primero de enero del 2017. A partir de esa fecha, se elevará de forma progresiva la edad del retiro laboral, hasta establecerse en 65 años para los hombres y 63 para las mujeres. Anteriormente era de 60 para los hombres y 55 para las mujeres. La reforma parece ser solo un anticipo de lo que sucederá con el resto de la población. Y está bendecida por el Banco Mundial. Sergey Ulatov, residente macroeconómico de la institución, señaló que “es definitivamente necesario” reformar el sistema y que es un “factor clave de la política económica”.
Con todo, de hacerse efectiva, la medida no representa necesariamente un dolor de cabeza para los ciudadanos rusos que conserven un empleo. En efecto, muchos preferirían no jubilarse. El promedio de la pensión en el país es de 8 mil rublos (120 dólares) por mes y alcanza a duras penas para los gastos de alimentación. Cuatrocientos gramos de pollo en un supermercado cuestan alrededor de 300 rublos, la caja de un litro de leche no baja de los 60 rublos y un kilo de bananas supera los 100 rublos. Si se trata de esparcimiento, la entrada más barata a un concierto de música clásica en Moscú no baja de 300 rublos. Si se trata de transporte, para comprar un boleto de subte se necesitan 50 rublos.
Días atrás, el sitio de noticias ruso meduza.io publicó que cuando Medvedev realizaba una visita oficial a Crimea, una jubilada le espetó que su pensión era “una miseria”. El primer ministro prometió que cuando el Estado tuviera dinero haría algo.
Respecto a las privatizaciones, se siguió el mismo camino que con la reforma de pensiones. El ex ministro de Finanzas Kudrin lanzó una sugerencia desde un atril y en las semanas siguientes el plan tomó forma. A comienzos del año, cuando todavía no ocupaba cargos públicos, afirmó que debía realizarse una privatización masiva de activos del gobierno ruso en varias compañías aunque precisó que debía esperarse a que mejorara su performance como resultado de una recuperación en el precio del petróleo y de la economía en general. Aunque por ahora el proceso no es de carácter masivo, se han puesto en venta activos estatales en empresas estratégicas del país como Rosneft, Bashneft, y Alrosa.
La primera es una de las tres principales compañías petroleras de la nación, con negocios en numerosos países, entre ellos China, Egipto, Vietnam, Venezuela, Indonesia, entre otros. El año pasado obtuvo ganancias por más de 5 mil millones de dólares.
Este 24 de mayo, desde Eslovaquia, el ministro de Desarrollo Económico, Alexey Ulyukayev, afirmó que con la venta del 19,5% de Rosneft, el gobierno lograría mantener en un 3% del Producto Interno Bruto el déficit estatal para el 2016. Ulyukayev incluso afirmó que la operación es la “más importante para el balance del presupuesto”.
Otra petrolera que podría seguir este proceso es Bashneft, que el año pasado presentó beneficios por poco menos de mil millones de dólares. En este caso, el gobierno ya puso en venta el 50% de los activos estales y según Ulyukayev la operación podría concretarse “en la primera mitad del año”, puesto que a fin de este mes esperan la oferta de los inversores.
Alrosa, principal productora rusa de diamantes con 3,4 miles de millones de dólares de beneficios en el 2015, está en proceso de venta del 10,9% del capital estatal. La semana pasada, el presidente de Alrosa, Andrey Zharkov, acompañó al vice primer ministro ruso a una gira por el lejano este donde se realizó una presentación de la compañía. Según el alto directivo, empresas chinas ya han mostrado interés en participar de la privatización.
El gobierno es optimista sobre la venta de sus activos en estas tres empresas. Mientras que en abril, Ulyukayev afirmó que Rosneft, Bashneft y Alrosa podrían ser las primeras tres en privatizarse, días atrás afirmó que vender los activos de tres empresas para fin de año, sería un “éxito”.
Si la sugerencia de Kudrin se cumple, es esperable que para comienzos del 2017, el Estado ruso avance en la privatización de otras compañías. Algunos gigantes ya se apuraron a asegurar que al menos por este año, no se llevarán a cabo ventas de activos estatales. Una es la propietaria de los trenes rusos, Russian Railways. Su director afirmó que al menos durante el 2016 no hay planes. Otra es la fabricante de helicópteros, Russian “Helicopters”. El CEO aseguró que es “muy temprano” para hablar de privatización, aunque reconoció que existe un “buen grupo de inversores” como la francesa Airbus y la italiana AgustaWestland.
En el sector bancario, el proceso parece ser más cauto, y por ahora el Estado ruso solo redujo su participación en VTB, uno de las mayores instituciones crediticias, del 50% más una acción al actual 42.83%.
Kudrin también podría traer de regreso medidas de ajuste y recortes en el área social, tal como sucedió durante su gestión anterior. El exministro se llevó los laureles por reducir la inflación a menos de un dígito utilizando el presupuesto para comprar bonos de otras naciones. Sin embargo, para analistas como Borís Kagarlitski, esa medida fue “catastrófica para la economía real porque deprimió la demanda y suprimió el crecimiento incluso antes de que el precio del petróleo colapsara”.
De todas formas, Putin parece decidido a seguir los consejos de su amigo economista. En la reunión del Consejo Económico celebrada el día de ayer, parafraseó a Kudrin y afirmó que la “economía no se recuperara por sí sola” y que es “necesario implementar reformas para lograr la eficiencia económica”. Unos días antes, Kudrin sostuvo que la economía “seguiría en el fondo sin reformas”. El pronóstico oficial para este año, indica que el Producto Interno Bruto se contraerá en un 0,2 por ciento luego de caer un 3,7 en 2015.
La amistad y la relación profesional parecen estar en perfecta sintonía entre ambos dirigentes. Habrá que ver si se mantiene respecto de las necesidades del presupuesto militar, ya que el exministro de Finanzas llegó a dejar el gobierno por la negación de Medvedev a seguir sus consejos sobre reducir el presupuesto militar. Si Putin decidiera continuar adelante con el rearme militar y las operaciones en terceros países, como sucede ahora mismo en Siria, posiblemente lo último que necesite es un recorte en el presupuesto militar.
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