EL MUNDO
› MURIERON NUEVE SOLDADOS DE EE.UU. MIENTRAS SE ENREDABA UNA LIBERACION DE PRISIONEROS
Un Black Hawk caído sobre una Bushlandia en caos
Ayer iba a ser un día de distensión en el Irak ocupado, signado por la liberación de unos 100 prisioneros iraquíes. Pero la jornada degeneró en el caos con la caída de un helicóptero, ataques contra un avión y una base y una excarcelación que se convirtió en un enredo.
Por Patrick Cockburn *
Desde Faluja
Nueve personas murieron ayer cuando un helicóptero estadounidense Black Hawk se estrelló ayer cerca de la ciudad de Faluja al oeste de Bagdad, donde en el pasado los terroristas han derribado varios helicópteros estadounidenses. La pérdida del Black Hawk pone de manifiesto que las tropas estadounidenses en Irak todavía están sufriendo pérdidas significativas a pesar de la captura de Saddam Hussein el mes pasado. Adicionalmente, un avión de transporte C5 fue impactado horas después y obligado a descender, aunque no se registraron víctimas. Y una planeada liberación de prisioneros se convirtió en un caos.
“Un helicóptero hizo un aterrizaje de emergencia cerca de Faluja”, dijo un vocero del ejército. “Había cuatro pasajeros y cuatro miembros de la tripulación a bordo y no hay sobrevivientes.” El balance de bajas fue posteriormente elevado a nueve. El portavoz dijo que no sabía si el helicóptero había recibido disparos desde tierra, pero añadió que estaba en una misión de evacuación sanitaria cuando cayó. Otros helicópteros estadounidenses se dirigieron rápidamente al lugar en medio de los espesos cultivos junto al río Eufrates. Unas pocas horas antes seis ráfagas de morteros impactaron en una base del ejército de Estados Unidos, también al oeste de Bagdad, matando a un soldado e hiriendo a 34. Los morteros, utilizados a menudo por la resistencia, hicieron blanco en los dormitorios de los soldados en la Base Logística Seitz.
El ejército estadounidense ha estado tratando desesperadamente de reducir el número de bajas en Irak después de las numerosas pérdidas en noviembre pasado, manteniendo a sus soldados a salvo en las bases muy fortificadas. El número de patrullas del ejército de Estados Unidos fue reducido en dos tercios de 1300 diarios en noviembre a 500 diarios en diciembre. Las topadoras han arrancado la vegetación a los costados del camino que pudiera servir de escondite para los que quisieran tender una emboscada. Los puntos de control son manejados en su mayoría por la policía iraquí.
Al mismo tiempo que se derribó el helicóptero, un gesto de buena voluntad hecho por el administrador en jefe de Estados Unidos en Irak, Paul Bremer, se estaba malogrando. Bremer había anunciado el miércoles que 506 de los 12.800 iraquíes detenidos por Estados Unidos serían dejados en libertad en las próximas semanas, comenzando ayer con 100 de la inmensa cárcel Abu Ghraib, ahora renombrada Penitenciaría Central de Bagdad, cerca del camino hacia Faluja. Los parientes y amigos de los prisioneros comenzaron a reunirse desde las 8 ayer a la mañana, a cientos ochenta metros del portón principal de Abu Ghraib, notoria bajo Saddam Hussein como un lugar de tortura y muerte. Los rumores corrían regularmente de que la libertad de los prisioneros era inminente.
Hamid Obeid, cuyo hermano, Khalid, fue detenido el 27 de julio, miraba a través de los rollos de alambre de púa los muros de la prisión, protegida por soldados estadounidenses en los torres de vigilancia. Dijo: “Primero nos dijeron que sería a las 10 de la mañana, luego a las 2 de la tarde, luego a las 4”. Afirmó que no había visto a su hermano, un líder del distrito local, desde que éste fue arrestado ni tampoco sabía por qué había sido detenido. Muchos de los familiares reunidos afuera de Abu Ghraib dijeron que no sabían los motivos originales de los arrestos. Jamal, que hablaba en inglés y dijo que había hecho un doctorado en ingeniería civil en la universidad de Manchester, declaró que su hermano, Salah, había sido detenido porque los vecinos con quienes tenía una disputa lo “habían denunciado a los estadounidenses como un terrorista”. Solamente tres de los casi 13.000 iraquíes detenidos han sido llevados a juicio.
Mientras pasaban las horas sin que ninguno fuera liberado, resultó claro que el gesto conciliatorio de Bremer se estaba volviendo en su contra. “No confío en los estadounidenses. Se están haciendo de más enemigos alarrestar a gente inocente”, dijo Jassim Basheed. Un hombre entre la multitud gritaba furioso: “Si los estadounidenses no liberan a mi primo, mataré a uno de ellos”. Una mujer gritaba: “¡Mentirosos! ¡Mentirosos! No los dejarán salir”. La explicación de por qué no aparecía ningún prisionero liberado se supo finalmente. La oficina de Bremer no había avisado hasta tarde a la noche a la 800ª Brigada de Policía Militar de Estados Unidos a cargo de las prisiones en Irak que tenían que liberar a algún prisionero. El teniente coronel Roy Shere, vocero de la brigada, dijo firmemente: “Hasta que no recibamos información que diga: ‘Liberen a esos prisioneros’, no haremos nada”.
Hasta esto parecía contradecirse cuando a las 4 de la tarde dos camiones cargados de prisioneros, saludando y agitando sus brazos, surgió de Abu Ghraib. La multitud corrió hacia ellos, pero los camiones estadounidenses y un Humvee que los escoltaba no se detuvieron y siguieron por el camino a alta velocidad. Los familiares de los prisioneros se treparon a sus viejos vehículos y persiguieron a los camiones durante varias millas, hasta que resultó que ésta era una liberación de prisioneros de rutina y no tenía nada que ver con la amnistía de Bremer. Una explicación sobre la demora en la implementación de la amnistía fue que Bremer había insistido en que aquellos liberados renunciaran por escrito a la violencia y consiguieran un líder local para garantizar su buena conducta. Los familiares dijeron que estaban perplejos en cuanto a quién debían dirigirse para obtener una garantía. La liberación de aquellos detenidos sin juicio, a menudo sin ningún motivo, ha sido la exigencia principal de los líderes tribales y otros líderes iraquíes. Adnan Pachachi, el actual jefe del Consejo de Gobierno interino iraquí, había prometido liberaciones masivas que comenzarían ayer. Pero la intrincada burocracia de la administración de Bremer parece haber asegurado que esta acción conciliatoria no le hará ningún bien a Estados Unidos a los ojos de los iraquíes.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.