En un intento por moderar su imagen de racista, el candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, anunció que visitará barrios de afroestadounidenses y latinos –que su jefa de campaña definió como lugares incómodos–, en coincidencia con una protesta frente a una de sus propiedades en Washington. Desde hace semanas, la campaña republicana, marcada por un inédito tono xenófobo y políticamente incorrecto, busca acercarse a las minorías negra y latina, ganar su voto y repuntar en las encuestas. Sin embargo, cada vez que Trump y su equipo hacen un gesto, terminan en polémica.

Ayer le tocó a su jefa de campaña, Kellyanne Conway. “Estamos planeando eventos en comunidades de color. Estamos intentando ver lo mejor en estas comunidades y escuchando sus preocupaciones, pero también sus historias de éxito”, contó Conway en el programa de radio conducido por el magnate republicano John Catsimatidis. “Pienso que demasiado a menudo, en la política republicana, los candidatos no son lo suficientemente valientes para llevar sus mensajes a lugares incómodos”, señaló la jefa de campaña.

El giro anunciado por Conway llegó después de que Trump pidiera el voto de las minorías en sus últimos actos electorales, frente a audiencias blancas, lo que provocó críticas de demócratas, negros y latinos. Ayer, más de un centenar de personas –funcionarios electos, líderes religiosos y comunales y activistas– se reunieron frente al nuevo hotel de Trump, en la capital del país, para protestar contra “su discurso de odio e intolerancia”, coincidiendo con el 53° aniversario de la Marcha sobre Washington por la igualdad racial.