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“La cooperación es la respuesta al terrorismo”
Entrevista a José Luis Rodríguez Zapatero, secretario general del PSOE y próximo presidente del gobierno de España, quien manifiesta su compromiso de retirar las tropas españolas de Irak si la ONU no participa de la estabilización del país –el saliente Aznar criticó esa decisión–.
Por Jesús Ceberio y Félix Monteira *
“Es la política, estúpido.” Las elecciones celebradas el pasado domingo en España han vuelto del revés la frase acuñada por Clinton en su campaña de 1992 contra Bush padre. De pronto, tres millones de electores decidieron, más allá de cualquier cálculo contable, expresar en las urnas su hartazgo de Aznar y de su partido. Los sociólogos tratarán de desentrañar cuánto ha influido en el veredicto de las urnas el terrible atentado del 11-M y la tramposa gestión informativa que hizo el gobierno en torno a su autoría. Pero Rodríguez Zapatero está convencido de que el resultado de las elecciones es inexplicable sin la voluntad de cambio que aparecía como corriente de fondo en todos los sondeos previos. Su primer desafío será gestionar el solemne compromiso de retirar las tropas españolas de Irak si la ONU no toma las riendas de la reconstrucción, incluido el mando sobre las fuerzas militares de ocupación.
A días del triunfo electoral nada ha cambiado en el despacho de José Luis Rodríguez Zapatero, en la sede del PSOE en Madrid. Nada, salvo las caras de sus colaboradores, que rebosan satisfacción. El líder socialista, de 43 años, mantiene el mismo tono mesurado de siempre, también sus convicciones, muy anteriores al atentado del 11-M; sus palabras adquieren el grado de responsabilidad que corresponde a quien habrá de gobernar España por los próximos cuatro años.
–Algunos han lanzado la teoría de que el resultado electoral del pasado domingo significa que este país se ha puesto de rodillas ante el terrorismo de Al-Qaida...
–Yo pediría que no se hicieran interpretaciones que nada tienen que ver con lo que es un proceso electoral democrático, donde cada ciudadano sabe muy bien lo que vota. Los que pierden tienen que hacer un análisis sereno de las causas del resultado y una reflexión autocrítica.
–En cualquier caso, la suma del 11-M y del 14-M ha llevado a España a las tapas de los diarios del mundo y ha abierto un debate en Europa y en EE.UU. sobre cómo luchar contra ese terrorismo global que nos atacó con tanta crueldad el pasado día 11.
–En primer lugar, me gustaría resaltar que el hecho de que España esté en las primeras páginas de los medios de comunicación y de que atraiga la atención de la opinión pública mundial se debe a los ciudadanos españoles, no a Zapatero ni al PSOE. Y esto es muy importante, porque supone retomar la idea central de que hay que gobernar respetando a los ciudadanos, escuchando a los ciudadanos. En segundo lugar, la lucha contra el terrorismo se tiene que basar en principios muy claros: gran cooperación y unidad política –y me refiero tanto al terrorismo interno como al internacional– y utilización de los instrumentos del estado de derecho, de la legalidad internacional, tanto en el ámbito de la Unión Europea como de la ONU. Creo que es conveniente hacer una cumbre europea específica para la seguridad y la estrategia de la lucha contra el terrorismo.
–¿Cuál debe ser la respuesta operativa?
–La mejor respuesta es la comunidad mundial de inteligencia. Tiene que haber mucha más cooperación entre los servicios de inteligencia. Y, sin duda alguna, debemos reducir al máximo los focos que producen fanatismo y violencia. Es decir, solucionar el problema entre Israel y Palestina es políticamente imprescindible dentro de la estrategia general de seguridad en el mundo, y hemos perdido demasiados años sin conseguir resultados. Al terrorismo no se le gana, no se lo derrota con guerras. La guerra es un último recurso y, en todo caso, sólo es un instrumento de contienda entre países, pero nunca puede ser un medio eficaz para reducir o combatir a grupos fanáticos, grupos radicales, grupos criminales. Más bien es un factor que puede provocar, como dije en su día en el Parlamento cuando me opuse a la guerra de Irak, más odio, más fanatismo, más riesgo de violencia.
–¿Qué supone para la lucha contra el terrorismo su promesa de retirar las tropas españolas de Irak?
–En Irak la guerra fue un gran error. No había razones, se hizo sin consenso internacional y la ocupación, la gestión de la ocupación ha sido un desastre. Al día de hoy, la gente tiene una sensación muy fuerte de que la situación de Irak es neocolonial. No se quiso que Naciones Unidas liderara el problema que había con Irak sobre las armas de destrucción masiva. No se ha querido que liderara la ocupación y la única vía razonable de ocupación es que la ONU tomara la dirección política, que hubiera unas fuerzas multinacionales donde participaran muchos países árabes liderados por la Liga Arabe. Nada de eso se ha hecho y el resultado es que hay gran inseguridad en Irak. Ha habido tantos muertos casi como durante la guerra, y la posición del gobierno que presidiré una vez que se produzca la investidura es muy clara: o hay un cambio radical, a fondo, de la estrategia en Irak, liderado por Naciones Unidas y que afecte a las fuerzas ocupantes con un cambio en el mando de esas fuerzas desde una nueva perspectiva, o las tropas se vendrán.
–¿Cabe la posibilidad de que Naciones Unidas tome las riendas en Irak antes del 30 de junio?
–Mi impresión es que sí.
–Lo cierto es que recién celebradas las elecciones se han producido declaraciones por parte del Reino Unido y Francia para plantear en el Consejo de Seguridad una resolución que podría ir en ese sentido.
–Son gestos incipientes. Vamos a ver qué da de sí este nuevo proceso, pero creo que las cosas se han llevado con mucho empecinamiento y sin haber escuchado otras voces. Ojalá se produjera un cambio a fondo de la situación que se vive en Irak.
–Usted será consciente de que, aunque se abra ese proceso en la ONU, va a ser difícil gestionar en la escena internacional el regreso de las tropas españolas. Y no sólo con Estados Unidos...
–Por supuesto. Pero, aparte de no defraudar a los votantes, creo que la decisión de que los soldados españoles vuelvan a nuestro país abrirá un gran debate sobre la situación en Irak y sobre lo que nunca se puede volver a hacer. Por supuesto que el gobierno de España gestionará esa decisión mediante el diálogo con las fuerzas ocupantes y con sus gobiernos, razonadamente.
–Visto así, el retorno de los soldados parece inevitable, aunque luego España participe en un plan liderado por Naciones Unidas.
–Mucho tendrían que cambiar las cosas. El regreso de las tropas españolas es una decisión difícilmente evitable.
–Antes de resultar elegido, usted dijo que era consciente de que iba a recibir votos “más allá del PSOE”. ¿Cómo van a notar esos votantes prestados que su gobierno los tiene en cuenta?
–Me he comprometido a hacer una política muy centrada en el Parlamento, en constante diálogo con el resto de las fuerzas políticas. Esos votantes que sin ser del PSOE han depositado en mí su confianza no se van a ver defraudados, porque tengo la voluntad de que las políticas de mi gobierno estén marcadas por la moderación y el consenso.
–¿Ha hablado con Aznar después del domingo 14-M?
–No.
–¿Algún miembro del gobierno ha respondido a su propuesta de promover una reunión de todos los partidos para dar una respuesta política al atentado del 11-M?
–No. Sí he de decir, en cambio, que hay una buena relación, fluida, con el ministro del Interior ante la situación que tenemos después del atentado, y que se han iniciado lentamente los trabajos de la comisión para el traspaso de poderes.
–¿Este país dedica al seguimiento del terrorismo islámico la inteligencia y los medios que necesita?
–En general, los servicios de inteligencia de los grandes países occidentales necesitan una reforma. Los resultados de muchas de las cosas que están pasando son bastante evidentes. Nuestro servicio de inteligencia será reforzado, en la lucha contra los grupos radicales terroristas.
–Uno de sus compromisos ha sido desclasificar los documentos del servicio de inteligencia relativos al tema de las armas de destrucción masiva. ¿Es un tema que va a plantear al Congreso de los Diputados antes de traer las tropas?
–No. La primera decisión a adoptar será la concerniente a la situación de las tropas españolas en Irak.
–¿La desclasificación dará paso a una comisión de investigación?
–No necesariamente. Se canalizará a los grupos parlamentarios a través de la Comisión de Secretos Oficiales del Congreso, que es donde corresponde.
–Respecto al terrorismo y con vistas a esa reunión con todas las fuerzas políticas, ¿nos puede señalar qué líneas generales se propone seguir para que los ciudadanos españoles recuperen la confianza después del terrible golpe del 11-M? ¿Tiene ya algún esquema de actuación?
–Me parece esencial que la gran mayoría de los grupos parlamentarios comparta la estrategia del Gobierno, tanto en el interior como en el ámbito de la Unión Europea, de Naciones Unidas y los demás foros internacionales. La lucha contra el terrorismo pasa, insisto, por la unidad política, la unidad de inteligencia y la unidad operativa. Y no por acciones bélicas o campañas militares. Esa estrategia de seguridad hay que cambiarla y espero que la UE lidere ese cambio. Confío en que la administración estadounidense escuche y entienda que lo que ha sucedido en Irak es una buena prueba de que ése no es el camino, de que es el camino equivocado. Quiero que eso sea compartido con los grupos parlamentarios de nuestro país y que éstos sepan que vamos a incrementar las medidas de seguridad. Y también quiero que sepan que van a tener información fluida en la comisión de secretos oficiales, que es un instrumento que vamos a potenciar, porque es el canal para que el gobierno informe al Parlamento sobre las grandes líneas de la lucha antiterrorista y le dé garantías de seguridad tanto frente al terrorismo internacional como al terrorismo de ETA.
–¿No teme que las medidas de seguridad terminen chocando con las garantías de libertad?
–No necesariamente. Las sociedades modernas, con los medios que dan las nuevas tecnologías, permiten más seguridad sin afectar la libertad. No obstante, para mí la seguridad va a ser prioritaria.
–¿Cree que puede obtener la investidura en la primera votación?
–Pienso que es perfectamente posible reunir un apoyo suficiente de los grupos parlamentarios.
–¿Y para obtener esa mayoría está dispuesto a asumir algún compromiso de legislatura con otros partidos?
–No habrá pacto previo ni compromiso a cambio del voto. Mis compromisos para conseguir la investidura como presidente del gobierno serán despertar la confianza en mi forma de gobernar, basada en el fomento del diálogo y el protagonismo del Parlamento.
–¿Hay alguna posibilidad de coalición?
–El PSOE gobernará en solitario.
–Pero necesitará acuerdos parlamentarios. ¿Hacia qué fuerzas se inclina?
–Voy a estar abierto a hablar y pactar con todos. Me inclino más por acuerdos puntuales ligados a cada ley o medida concreta, algo así como unageometría variable de acuerdos en consonancia con mi vocación permanente de diálogo.
–¿Cuál va a ser el primer paquete de medidas que va a llevar a su primer Consejo de Ministros?
–Habrá primero un par de Consejos de Ministros que resolverán el aluvión de nombramientos que hay que hacer, pero al primer Consejo de medidas de Gobierno llevaremos la ley integral contra la violencia de género y un plan de choque para facilitar el acceso a la vivienda.
–¿Y en el segundo?
–En el segundo Consejo de Ministros vamos a constituir una comisión para una reforma urgente de la Ley Orgánica de Calidad de la Educación. Quiero que sea una reforma medida, y limitada, para no alterar la situación excesivamente, pero es imprescindible rehacer algunas cosas.
–¿Cuándo pondrá en marcha su reforma fiscal?
–En el segundo año de la legislatura.
–¿Le preocupa que su victoria electoral haya sido recibida por la Bolsa con una caída?
–En absoluto. Es más, creo que ayer [por el pasado martes] subieron las bolsas y hoy también lo están haciendo. El responsable de una entidad financiera me comentó que el lunes él había recomendado comprar. El llamado mundo económico ha visto el resultado electoral como absolutamente normal desde el punto de vista democrático. Estamos en 2004. Estoy convencido de que la política económica que va a hacer mi gobierno va a dar una enorme confianza y tranquilidad a los inversores.
–¿Tiene algún proyecto sobre las empresas privatizadas con presidentes nombrados por el gobierno del PP?
–No vamos a acometer ningún proceso de intervención. Vamos a tratar de tener una buena relación con estas empresas, que son muy importantes para este país, con grandes inversiones fuera, especialmente en Latinoamérica. Vamos a ser escrupulosos y prudentes. He defendido un principio de no intervención del poder político en el mundo económico, igual que el principio de no intervención del poder político en el mundo de los medios de comunicación, y lo voy a mantener a rajatabla.
–¿Y cómo va a articular el diálogo con los presidentes de las comunidades autónomas?
–Durante los dos primeros meses voy a dialogar con todos y cada uno de ellos. Mi objetivo es institucionalizar una vez al año la Conferencia de presidentes autonómicos con el presidente del Gobierno.
–¿Piensa que el gobierno gestionó mal la información del 11-M?
–Fue manifiestamente mejorable, pero creo que, en lugar de revisar o criticar, debe servir de lección para todos. Las sociedades democráticas se escriben sólo con un guión, que es una información veraz. Y el primero que tiene que dar una información veraz, continua y transparente es el gobierno de España. Los medios de comunicación privados pueden tener su orientación, pero una institución pública, no. El cambio que propongo es diálogo y transparencia. Esa va a ser la norma de actuación del gobierno.
* De El País, de Madrid. Especial para Página/12.