EL MUNDO
› EL PAIS ALIADO DE EE.UU. DIJO QUE EL TERROR SE IMPORTO
Golpe a la república asiática
En Uzbekistán una serie de ataques (dos suicidas), atribuidos al terrorismo islámico, causaron 19 muertos.
Por Rodrigo Fernández*
Desde Moscú
Una serie de explosiones en Uzbekistán han dejado al menos 19 muertos y 26 heridos. Islam Karimov, el presidente de esta república centroasiática de población musulmana y aliada de Estados Unidos, ha calificado los hechos de atentados terroristas, planificados de antemano con la ayuda de extremistas de otros países. La policía realizó varias detenciones de personas que pueden haber organizado los atentados. Dos de ellos fueron cometidos por suicidas. La Embajada de Estados Unidos en Uzbekistán reconoció que los terroristas pueden planear nuevos atentados. Washington y Moscú condenaron el hecho.
Karimov, que encabeza la comisión investigadora de los atentados, afirmó ayer que “los terroristas se prepararon durante seis u ocho meses” y que las explosiones deberían haber sido realizadas en vísperas de la fiesta religiosa de Navruz, que se celebró el domingo antepasado, pero que las acciones preventivas de los policías y órganos de seguridad, ante todo los controles, desbarataron los planes de los extremistas. “El objetivo de quienes organizaron estos crímenes es romper la paz del pueblo, crear caos en la sociedad y minar la política del país”, señaló Karimov, que agregó que los extremistas reciben financiación desde el extranjero.
El fiscal general, Rashid Kadirov, dijo por su parte que “los atentados terroristas estaban dirigidos desde un solo centro, que probablemente se encuentra fuera del país”. “El carácter y los métodos de los atentados han sido importados”, señaló, al tiempo que el ministro de Exteriores, Sadik Safayev, insinuaba que detrás de los sangrientos acontecimientos de ayer se encuentra la red de Al Qaida: “Nosotros somos testigos de la activación del terrorismo internacional en el mundo y lo sucedido en Tashkent son eslabones de una misma cadena”.
El primer atentado se produjo en la mañana de ayer en Tashkent, la capital uzbeka, en la parada de autobuses junto a la tienda Mundo Infantil, cuando una mujer se inmoló. Como resultado, además de la suicida murió un policía que aparentemente se disponía a detenerla, ya que habría despertado sus sospechas, y 20 personas tuvieron que ser hospitalizadas. La segunda explosión se produjo en el mismo barrio del mercado Chor-su, cerca de una comisaría, y causó la muerte del hombre suicida, de tres policías y de un niño. Además, en la provincia de Bujará hubo otra explosión en la madrugada, cuando estallaron las bombas preparadas por unos jóvenes islamistas integristas en su propia casa.
Uzbekistán se convirtió en un importante aliado de Estados Unidos después de la tragedia del 11 de septiembre del 2001, al permitir que las tropas norteamericanas usaran su principal base militar para los ataques contra Afganistán. Ayer la embajada estadounidense en Tashkent advirtió que los extremistas pueden estar planeando otros atentados en Uzbekistán y aconsejó a los ciudadanos norteamericanos que se encuentran en el país permanecer alertas, al tiempo que suspendía las entregas de visados.
El anterior atentado fundamentalista ocurrió en Uzbekistán en febrero de 1999, cuando explotaron cinco autos y causaron la muerte de una veintena de personas. Entonces se culpó al Movimiento Islámico de Uzbekistán, una organización a la que algunos observadores atribuyen también los atentados de ayer. Los opositores y críticos al régimen de Karimov sostienen que los métodos usados por los órganos de seguridad, torturas y ejecuciones secretas son en gran parte responsables de la radicalización de algunos sectores islamistas en Uzbekistán.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.