Sáb 10.04.2004

EL MUNDO  › EL EJERCITO NORTEAMERICANO RETOMO KUT EN UNA INTENSA LUCHA

Reconquista en pantanos de sangre

Estados Unidos logró ayer reconquistar la ciudad de Kut y luchaba en los alrededores de Faluja, pero a un alto costo y en medio de nuevas tomas de rehenes. Este es un testimonio desde el frente.

Por Patrick Cockburn *
Desde Abu Ghraib

Primero hubo estallidos de fuego de los guerrilleros iraquíes sobre el otro lado del camino. Luego se sintieron los sonidos de los lanzagranadas misilísticos. Los soldados estadounidenses en sus camionetas blindadas inmediatamente respondieron al fuego con ametralladoras y M-16. Rápidamente salimos del camino hacia un descampado junto con varios otros automóviles. Nos bajamos y nos tiramos al suelo. Bassil al Kaissi, nuestro conductor, les gritó a los otros iraquíes que también se habían puesto a cubierto: “Sáquense sus kefiyes (turbantes árabes) o los estadounidenses pensarán que son mujahidines y los matarán”. La violencia se expandió desde las ciudades sunnitas de Faluja y Ramadi, a 30 millas sobre el camino principal, hasta los bordes de la capital. Apenas unas pocas horas antes estábamos hundidos en el medio de un fuego feroz, vimos cómo se elevaban tres enor-
mes nubes negras. Esto es Abu
Ghraib, sobre los suburbios occidentales de Bagdad. Es un distrito de casas aisladas, viejas fábricas y palmeras. Son escondites ideales para la guerrilla.
Fue aquí, ayer, que un convoy estadounidense fue emboscado. Fue aquí que los testigos dijeron que habían visto hasta nueve cuerpos ardiendo dentro de los destrozados vehículos. Fue aquí que los insurgentes más tarde apresaron a cuatro italianos y dos estadounidenses (ver pág. 23). Se unen a tres japoneses, dos palestinos acusados de espiar para Israel y un canadiense nacido en Siria en cautiverio. El precio de sus vidas es la retirada. Por ahora, el grupo de naciones que apoya la tarea conducida por Estados Unidos se mantiene firme, pero la presión está aumentando. El gobierno japonés se niega a retirar sus tropas, pero Japón está en un estado de frenesí colectivo por el destino de sus ciudadanos. Unas pocas naciones con pequeños contingentes de tropas han expresado reservas sobre permanecer en Irak. El líder palestino, Yasser Arafat, hizo un llamado para la liberación de dos asistentes sociales palestinos. Un ex soldado británico, Michael Bloss, de 38 años, murió ayer por disparos mientras trabajaba para una empresa estadounidense como guardia de seguridad, protegiendo a contratistas civiles. Un segundo británico, Gary Teeley, de 37 años, está todavía desaparecido desde el lunes en Nasiriyah. Ayer vimos cómo los iraquíes abrían fuego sobre el convoy de Estados Unidos de vehículos blindados y camiones cisterna con ametralladoras livianas y lanzagranadas misilísticas, justo cuando pasaba delante nuestro sobre la carretera principal hacia Faluja.
Nos encontramos en la emboscada porque habíamos estado tratando de llegar a Faluja, siguiendo los camiones y los automóviles de un grupo de ayuda iraquí que llevaba alimentos y medicinas a la ciudad sitiada. Acabábamos de regresar a la carretera, después de andar por senderos y caminos paralelos durante media hora para evitar un bloqueo de Estados Unidos en una ruta, cuando comenzó el ataque. Afortunadamente para nosotros, el fuego de los insurgentes venía de un lado lejano de la carretera principal y pasaba por encima nuestro. Luego alguien comenzó a dispararle a las tropas de Estados Unidos desde nuestro lado de la ruta y sus ametralladoristas comenzaron a disparar. Hubo una pausa en el fuego. Saltamos nuevamente a nuestros automóviles y nos dirigimos de la carretera hacia un camino angosto que cruzaba un pequeño puente sobre un canal. Cuatro guerrilleros llevando una ametralladora pesada sobre un trípode, Kalashnikovs y lanzagranadas misilísticas corrieron al puente y miraban hacia donde provenían los disparos. Uno de los guerrilleros nos preguntó gritando: “¿Qué está sucediendo?”. Kaissi –pensando que era peligroso admitir que había un periodista extranjero en el asiento trasero– respondió: “Tratamos de llevar ayuda a Faluja, pero esos cerdos abrieron fuego sobre nosotros”.
El ejército de Estados Unidos evidentemente no asumió la forma en que su asedio de una semana sobre Faluja, donde por lo menos 200 personas hanmuerto, está esparciendo la rebelión en esta parte de Irak. De otra manera no hubieran arriesgado enviar camiones cisterna de petróleo en una autopista tan expuesta. En todos lados en Abu Ghraib, un distrito árabe sunnita, había eslóganes anti Estados Unidos recientemente pintados. Uno dice: “Golpearemos las puertas del cielo con las calaveras de los estadounidenses”.
Habíamos comenzado nuestro intento de llegar a Faluja dirigiéndonos por el viejo camino hacia Abu Ghraib que pasa por el aeropuerto de Bagdad, triunfalmente capturado por Estados Unidos hace un año. Dos días atrás este camino estaba abierto, pero ayer a la mañana estaba cerrado por cuatro tanques. Con las carreteras principales bloqueadas, tratamos de encontrar otro camino o sendero a Faluja. En ese momento vimos camiones llenos de provisiones con un cartel en el frente de uno diciendo “Organización Humanitaria al Hayat”. No estaban siendo muy discretos sobre su presencia, ya que hombres en la parte de atrás de los camiones blandían banderas iraquíes y entonaban cánticos patrióticos. Pero parecían conocer la ruta a través de un laberinto de caminos rurales y senderos que iban hacia adelante y hacia atrás sobre canales estancados. Los pueblerinos claramente aprobaban su misión y saludaban cuando pasaban.
Estábamos desilusionados, después de todo nuestro andar por el campo, de que mientras habíamos andado en círculos detrás de un camino bloqueado por Estados Unidos, no habíamos llegado más hacia el oeste que a Abu Ghraib. Cerca había un edificio abandonado que de pronto reconocí porque había estado ahí anteriormente. Era una fábrica de leche que había alcanzado notoriedad internacional durante la guerra del Golfo de 1991, cuando la fuerza aérea de Estados Unidos había bombardeado la planta aduciendo que era un centro de producción para armas biológicas. El gobierno iraquí dijo que solamente producía leche para bebés.
La lección de las emboscadas en la carretera principal, incluyendo la que nosotros habíamos visto, es que la rebelión se está moviendo hacia el este, desde el Eufrates hacia la capital. El sitio de Faluja, una ciudad de 300.000 habitantes, por los marines de Estados Unidos y el alto número de pérdida de vidas civiles ahí inició una reacción nacionalista. A los insurgentes les facilitó el reclutar hombres jóvenes en los pueblos y ciudades, muchos de los cuales están armados y antes pertenecían al ejército iraquí. Los generales de Estados Unidos parecen no comprender con qué rapidez su posición militar se está deteriorando, lo que puede explicar por qué tantos de sus hombres están muriendo en los vehículos incendiados en el camino al oeste de Bagdad.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

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