EL MUNDO › AUSTRIA ELIGIO COMO JEFE DE ESTADO AL CANDIDATO SOCIALDEMOCRATA
La izquierda vuelve a la presidencia
El veterano dirigente socialista, Heinz Fischer, fue electo presidente de Austria frente a su rival conservadora Benita Ferrero-Waldner.
El electorado austríaco sancionó ayer al gobierno conservador. El candidato socialdemócrata Heinz Fischer, vicepresidente del Parlamento, fue electo a la presidencia de Austria, con un 52,41 por ciento de los votos, contra un 47,49 por ciento para la conservadora ministra de Relaciones Exteriores Benita Ferrero-Waldner, según los resultados oficiales. Esta victoria de la izquierda se produjo un año y medio después de que el Partido Popular (OVP) del canciller Wolfgang Schuessel ganara las elecciones legislativas de noviembre del 2002.
Estas elecciones, en las que estaban habilitados para votar poco más de seis millones de ciudadanos, marcaron la recuperación de la mayoría para el Partido Socialdemócrata (SPOe) y su candidato Fischer, hasta ahora vicepresidente del Parlamento austríaco. Según el director de campaña del SPOe, Norbert Darabos, este resultado “es una sanción para el gobierno” de derecha y extrema derecha del canciller conservador. Fischer, veterano político de 65 años, sucederá –para un mandato de seis años– el próximo 8 de julio al conservador Thomas Klestil, que cumple doce años y dos mandatos como máxima autoridad del país.
Pese a la derrota electoral, la candidata conservadora tiene intención de mantener la cartera de Exteriores, que ostenta desde la llegada al poder de la actual coalición gubernamental formada por populares y los liberales del ultranacionalista Joerg Haider. Si Benita Ferrero-Waldner, de 55 años, hubiese ganado, habría sido la primera mujer presidente de la historia de Austria. La candidata admitió estar decepcionada a pesar de ser consciente de haber obtenido un resultado meritorio. Ferrero- Waldner dijo que había “luchado hasta el final” porque estaba determinada a ganar y prefirió no aclarar si seguirá manteniendo el cargo en el Ministerio del Exterior, a pedido de Schuessel.
La participación electoral fue del 70,8 por ciento. En una primera reacción Fischer aseguró que será un presidente para todos los austríacos. El OVP, en el gobierno, reconoció la derrota y felicitó a Fischer. El secretario general del partido, Reinhold Lopatka, señaló sin embargo que Ferrero-Waldner “luchó magníficamente” y realizó una “recuperación digna de resaltar”.
Uno de los principales encuestadores y analistas políticos austríacos, Werner Beutelmeyer, consideró que Fischer ganó por haber dado la impresión de ser “más competente y creíble” que su contrincante. Hace un año y medio, en noviembre de 2002 los conservadores se habían convertido en el principal partido del país al derrotar a la oposición socialdemócrata –algo que no ocurría desde 1996–. El pase para la estrecha victoria de Fischer fue la promoción de una estricta neutralidad, justicia social y equidad en medio de la liberalización nacional y global. Su principal slogan de campaña fue: “La política necesita conciencia”. Fischer considera que ha probado su capacidad de justicia e imparcialidad en los 12 años que se ha desempeñado como presidente parlamentario.
El primer personaje del Estado, electo por seis años, comanda las fuerzas armadas y nombra al primer ministro, pero sólo dispone en la práctica de un poder muy limitado. Fischer será el octavo presidente de Austria desde 1945 y el primer presidente de izquierda desde hace 18 años, con Kurt Waldheim.