Dom 16.05.2004

EL MUNDO  › BUSH REAFIRMO QUE SUS TROPAS SEGUIRAN EN IRAK TRAS EL TRASPASO DE PODER EL 30 DE JUNIO

Juramos que no nos vamos (pero a lo mejor sí)

Anteayer, el secretario de Estado Colin Powell, el “virrey” Paul Bremer y el canciller británico Jack Straw habían evocado la posibilidad de una salida rápida de Irak, pero el presidente George W. Bush se apuró ayer a borrar esa impresión.

Después de los indicios de una fuga, vino la retractación. El presidente George W. Bush aseguró ayer que las tropas de Estados Unidos permanecerán en Irak hasta que los iraquíes estén en condiciones de garantizar la seguridad del país, donde continuaron los sangrientos enfrentamientos entre la coalición y las milicias chiítas. En su intervención radial semanal, Bush se comprometió a transferir la soberanía de ese país a un gobierno interino el 30 de junio. Pero, añadió, “la misión vital de nuestras tropas, que contribuyen a garantizar la seguridad, continuará el 1º de julio y más allá”, precisando que las fuerzas de Estados Unidos permanecerían hasta que los propios iraquíes estuvieran en condiciones de garantizarse la seguridad. Varios países de la coalición –Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia, Japón– se comprometieron anteayer durante una reunión ministerial del G8 en Washington a abandonar Irak si el futuro gobierno lo pide, aunque opinaron que esa hipótesis es poco probable. Australia anunció ayer que también retiraría sus tropas de Irak si el futuro gobierno se lo pedía.
En el terreno continuaron los hechos de violencia. En Najaf, en el corazón de las zonas chiítas, se escucharon varias explosiones al anochecer. Los combates de milicianos chiítas y miembros de la coalición, agravados desde el viernes, han provocado la muerte de decenas de iraquíes. En Najaf se encuentra uno de los santuarios más sagrados del Islam chiíta, lo que ha hecho temer por una expansión de la revuelta debido a la entrada de las tropas norteamericanas y la violencia y destrucción resultantes. En Kerbala (110 kilómetros al sur de Bagdad), tres civiles resultaron muertos y siete heridos en enfrentamientos entre una patrulla del Cuerpo de Defensa Civil iraquí (ICDC, auxiliares del ejército) y milicianos chiítas, según fuentes del hospital local. En Nasiriya (sur), milicianos chiítas dispararon ayer por la noche cinco obuses contra la sede de la Autoridad Provisoria de la Coalición (CPA) en esta ciudad, según un policía. Dos civiles murieron en la jornada y otros cinco resultaron heridos durante enfrentamientos con soldados italianos de la coalición. También ayer, el Comité de los Ulemas Musulmanes de Irak (sunnita) denunció el sábado las operaciones militares de la coalición en Najaf y Kerbala y pidió la unidad de los chiítas.
La coalición anunció la muerte de cinco soldados estadounidenses en el curso de las últimas 24 horas, tres en combate y dos a causa de accidentes, lo que lleva a 781 el número de militares estadounidenses muertos desde que comenzó la guerra en marzo de 2003. En Mosul, en el norte, cuatro iraquíes murieron y 17 resultaron heridos en un ataque ayer contra un centro de alistamiento del nuevo ejército iraquí, según la policía de esa ciudad. Una explosión de gran potencia sacudió anoche a la capital sin que hasta el cierre del día se hubiera determinado su causa y localización. Un portavoz del ejército estadounidense dijo que ignoraba el origen de la deflagración.
De visita en Jordania, el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, intentó ayer calmar la cólera suscitada en el mundo árabe por el escándalo de las torturas a prisioneros iraquíes y las recientes palabras de George W. Bush sobre Medio Oriente. Tras el escándalo, responsables del Pentágono anunciaron el sábado que el alto mando estadounidense anuló una serie de medidas coercitivas aplicadas desde el otoño último a los detenidos iraquíes. La misión de Powell tiene como objeto reparar las relaciones con el mundo árabe, dañadas luego de la invasión a Irak y el apoyo de Estados Unidos a las políticas del primer ministro israelí Ariel Sharon. El presidente Bush volvió a comprometerse ayer a que se aplique la justicia en los episodios de torturas. “Estamos decididos a arrojar luz y a castigar los abusos cometidos contra los detenidos iraquíes (...) y a actuar de modo que no se vuelvan a repetir nunca.”
Una encuesta del semanario Newsweek conocida ayer señaló que, por primera vez desde que llegó a la Casa Blanca en enero de 2001, una mayoría de estadounidenses (52 por ciento) desaprueba a Bush. El apoyo a la guerra en Irak, según el mismo sondeo, se redujo a un 35 por ciento, particularmente después del escándalo por las torturas. Cuatro de los siete soldados norteamericanos encausados por estos casos comparecerán ante una corte marcial. Pero en Londres el escándalo de las torturas atribuidas a militares británicos se desinfló cuando el Daily Mirror, un diario sensacionalista con una circulación de casi dos millones de ejemplares, reconoció que las fotos sobre el tema que había publicado no eran auténticas.

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