Mar 25.05.2004

EL MUNDO  › GEORGE W. BUSH DIO UN DISCURSO AYER SOBRE SUS PLANES PARA EL PAIS OCUPADO

Cinco pasos para un Irak a la americana

Bush dio a conocer el cronograma que tiene previsto para ese país árabe, que no parece realista en el contexto actual. Pidió apoyo internacional para una “fuerza multinacional” que comandará EE.UU. No habló de cuándo saldrán las tropas. Fue el primero de una serie de anuncios.

› Por Mercedes López San Miguel

El presidente George W. Bush salió al rescate de su problemática misión en Irak. Acosado por la violencia de la posguerra en Irak –una farsa llamarla posguerra–, el efecto devastador de las fotos de los soldados norteamericanos infligiendo torturas en Irak y una opinión pública que lo desaprueba cada vez más, Bush trató durante 35 minutos de convencer que su estrategia en ese país árabe en términos de “progreso” y “libertad” es viable, a pesar de los duros reveses del último tiempo. Ante un auditorio –que parecía un montón de extras en uniforme– en la Escuela de Guerra del Ejército, en Carlisle (Pensilvania), el mandatario detalló la receta de los “cinco pasos” de traspaso de poder político a un gobierno interino iraquí, el próximo 30 de junio.
El discurso de ayer de Bush llegó en momentos en que su política en Irak se desvanece por casi todos los frentes, y las encuestas muestran que su índice de aprobación está en el nivel más bajo desde que llegó a la Casa Blanca. Al advertir que “las condiciones son cambiantes” en la antigua tierra de Saddam Hussein, Bush insistió en que sus fuerzas se enfrentarán con “días difíciles” cuanto más se cerca se esté del calendario estipulado. ¿A quiénes se les traspasará el poder político?, ¿habrá problemas entre las distintas facciones (minoría sunnita, mayoría chiíta, kurdos, turcomanos) en la pelea por controlar el país? De eso no habló. Sí explicó “el” esquema: un nuevo gobierno interino que se instalará en Irak a partir del 30 de junio –primer paso– estará integrado por un presidente, dos vicepresidentes y un primer ministro a la cabeza de un gabinete de 26 ministros.
Bush dijo: “Después del 30 de junio las fuerzas estadounidenses en Irak continuarán bajo el mando estadounidense” y sonó irónica su insistencia de que “esto no se trata de una ocupación”. El presidente señaló que “mantendremos el nivel actual de 138.000 soldados el tiempo que sea necesario... si se necesitan más tropas, enviaré más”. “A partir del 1º de julio la Administración Provisional encabezada por Paul Bremer dejará de existir y no será sustituida. Los iraquíes gobernarán sus propios asuntos. Las responsabilidades principales del nuevo gobierno serán dirigir las operaciones diarias del gobierno y los ministerios, aumentar la seguridad y preparar al país para elecciones nacionales”, explicó.
Los pasos siguientes que enumeró fueron: la estabilidad y reconstrucción de la infraestructura iraquí –sí, la producción petrolera que va a monitorear– y más apoyo internacional –ayer EE.UU. y el Reino Unido distribuyeron a los demás miembros del Consejo de Seguridad de la ONU un proyecto de resolución que respalda la presencia de una fuerza multinacional (ver nota aparte)–. Y el último paso: elecciones nacionales “para el próximo año” que produzcan nuevos líderes con el respaldo del pueblo iraquí. Pero sus planes chocan con el actual contexto iraquí. La oleada de violencia de abril, tanto en el “triángulo sunnita” como entre los chiítas seguidores del clérigo radical Muqtada al-Sadr, generó el mayor número de bajas estadounidenses desde el inicio de la guerra en 2003. Un dato: la semana pasada, el presidente de turno del Consejo de Gobierno iraquí, Ezzedin Salim, murió en un atentado en Bagdad. A esto se suma el asolador efecto de los malos tratos y torturas a prisioneros iraquíes en la imagen de EE.UU., no sólo en Irak sino a nivel mundial. La prisión de Abu
Ghraib, escenario de las torturas de soldados estadounidenses a prisioneros iraquíes, “será derribada luego del 30 de junio con la aprobación de un nuevo gobierno en Irak”, señaló ayer Bush.
A menos de seis meses de las presidenciales de noviembre, la cota de popularidad de Bush está en baja en las encuestas. El 52% de los estadounidenses desaprueba su gestión, mientras que sólo 41% la aprueba, según una encuesta de la cadena CBS. Otro sondeo del diario Washington Post encontró por su parte que 50% de los estadounidenses desaprueba a Bush contra 47% que lo aprueban, siempre con lo hecho en Irak como principal causa.

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