Mié 02.06.2004

EL MUNDO  › ALTA SEGURIDAD EN ROMA POR LA VISITA PRESIDENCIAL

Un Génova de bienvenida a W.

Por Peter Popham *
Desde Roma

Viene a recibir los agradecimientos, 60 años más tarde, de una Italia liberada, pero la visita del presidente Bush a Roma este viernes ha impulsado el más grande operativo de seguridad en años. Las fuentes de seguridad creen que alrededor de 2000 militantes duros antinorteamericanos están viajando hacia Roma “desde todo el país”, para interrumpir la visita del mandatario de cualquier manera posible.
Los temores de que el caos que irrumpió en la reunión del G-8 en Génova hace tres años podría repetirse en Roma probablemente sean exagerados por fines políticos de ambos lados, pero un líder de Disobbedienti, un prominente grupo de acción directa en Génova, no mantuvo bajo secreto las intenciones de protestar con ruido. “Espero que se le dé al presidente norteamericano la misma bienvenida que su colega Richard Nixon tuvo en 1969”, dice Luca Casarini, un miembro del Disobbedienti del noreste. Nixon fue recibido con manifestaciones violentas cuando llegó en el momento más duro de la guerra de Vietnam. “Si un criminal del calibre de Bush es recibido con todos los honores –continúa Casarini–, la reacción correcta es la furia. Frente a la masacre iraquí, no me importa un comino que se rompan algunos vidrios.”
Ayer, las autoridades romanas dieron permiso formal para que se lleve a cabo una marcha de paz que cruzará por todo el centro de la capital mientras Bush esté en las afueras de la ciudad visitando las Fosas Ardeatinas, honrando a los cientos de civiles italianos que fueron ejecutados por los nazis en 1944. Al menos 10.000 soldados, policías y carabinieri estarán de guardia para proteger al presidente en su ruta por el centro de Roma. La ruta exacta es secreta, pero pasará por el Quirinale, la residencia oficial del presidente Carlo Azeglio Ciampi, el Palazzo Chigi, la oficina del primer ministro Silvio Berlusconi, y el Vaticano, donde Bush tendrá su segunda audiencia con el papa Juan Pablo II, un fuerte opositor a la guerra en Irak.
Francotiradores del ejército y la brigada antiexplosivos estarán estacionados en puntos estratégicos, los bomberos trabajarán doble turno. Cientos de kilómetros de túneles y alcantarillas bajo el centro antiguo de Roma que podrían ser utilizados para atacar se están inspeccionando y todas las tapas de los desagües serán sellados. Se cerrará el espacio aéreo por 16 kilómetros a la redonda de Villa Taverna, la residencia del embajador norteamericano en el distrito Parioli, donde Bush se quedará el viernes por la noche. Los dos aeropuertos de Roma, Fiumicino y Ciampino, también podrían cerrarse por algunas horas.
Los militantes antiguerra esperan que al menos 100.000 personas salgan a las calles para protestar contra la visita del presidente, aunque el viernes es un día laborable. Los manifestantes están haciendo pruebas de vestuario para la manifestación de pasado mañana, algunos irán encapuchados, como la foto del detenido de Abu Ghraib que alertó al mundo de los abusos que ocurrían en la cárcel, y otros vestidos de naranja, como los detenidos de Guantánamo.
Y mientras que los Disobbedienti amenazan con un caos, los organizadores de la protesta como Piero Bernocchi, un miembro de la Comisión contra la Guerra en Italia, que está organizando la manifestación del viernes, se comprometieron a llevar una manifestación pacífica en la que participarán “nietos e hijos y todos los italianos que no quieren la guerra”.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Ximena Federman

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