EL MUNDO

La democracia en Najaf es con tanques y helicópteros

El fracaso de las negociaciones en pos de un alto el fuego en la ciudad santa chiíta de Najaf no demoró en comprobarse en el campo de batalla: fuerzas norteamericanas lanzaron una nueva ofensiva.

Por Donald Macintyre *
Desde Najaf

La democracia ayer era un largo camino desde Najaf. Mientras los combates se reanudaban en la sagrada ciudad chiíta, el gobierno de Iyad Allawi se movía para imponer una ofensiva autoritaria antes de una escalada total en las ciudades sagradas en donde los insurgentes mantienen sus bases. Con continuos intercambios de fuego, los tanques norteamericanos se a-dentraron en el casco de la vieja ciudad en un intento de reforzar el cordón alrededor de los militantes leales al clérigo Muqtada al Sadr ubicado en y en torno de la mezquita del imán Alí.
Explosiones esporádicas continuaron a lo largo del día, cuando las fuerzas norteamericanas usaron helicópteros Apache, aviones y tanques para disparar en respuesta a los morteros, las granadas de propulsión misilística y el fuego de armas de los insurgentes. Los militantes de Sadr aparecieron en la televisión mostrando dos piezas de ladrillo decorado que habían sido parte de una puerta del complejo de la mezquita que recibió el impacto de granadas desde un tanque. El cuerpo cubierto de sangre de un hombre, aparentemente con un disparo en la cabeza, era trasladado de la escena mientras los rebeldes tomaban posiciones en las calles desérticas entre el cordón de los tanques de EE.UU.
Incluso en el corazón de Bagdad, la realidad en este país es caótica. Morteros cayeron cerca del centro de la conferencia. Un soldado norteamericano murió luego de que una bomba explotara al costado del camino. Un soldado ucraniano fue muerto por una mina al sur de la urbe. Actualmente, las rutas desde la capital no conducen a la democracia. Conducen a lugares como la provincia Muthana en el sur del país, donde un soldado holandés fue muerto y cinco otros resultaron heridos el sábado. Llevan a sitios como Najaf.
A pesar de las indicaciones de que un asalto total de los insurgentes en la ciudad podría esperar a que termine la conferencia nacional iraquí de tres días, la mayoría de las televisoras árabes y otros reporteros dejaron la ciudad anoche luego de que la policía armada hiciera dos visitas durante la tarde y temprana la noche al hotel Bar Najaf, en donde se hospeda la mayoría de los periodistas extranjeros y árabes, y les ordenara irse. Un equipo de la cadena Al Arabiya permaneció en Najaf luego de una jornada en la que dos balas fueron disparadas contra el portón de entrada del hotel. La segunda bala golpeó un panel de cristal dentro del hotel, que hirió levemente a un periodista árabe cuando se resquebrajó. Aunque no hubo confirmación de que las balas provenían de la policía, el hotel está tan sólo a pocos metros de la estación de policía y más lejos de las principales posiciones de los seguidores de Sadr.
La orden llega una semana después de que reporteros del canal árabe Al Jazeera recibieran la orden de dejar de trabajar en el país por un mes. Un periodista italiano fue detenido por la policía mientras transmitía en vivo desde el techo de otro edificio. La movida, destinada a intimidar a los periodistas, comenzó cuando el jefe de la policía de Najaf, Ghalab al Jazaree, llamó a lo que se suponía era una conferencia de prensa para dar detalles sobre la captura de combatientes extranjeros.
En cambio, él anunció que los periodistas tenían dos horas para comenzar el viaje de regreso a Bagdad. Inicialmente, Al Jazaree, cuyo tío fue recientemente secuestrado por los hombres de Sadr, le dijo a la prensa que habían encontrado un auto ruso Lada cargado con dinamita con el que los rebeldes habrían querido volar el Bar Najaf. Agregó que la policía había custodiado el hotel y que “nosotros no le dijimos ayer pero decidimos hacerlo esta mañana de que no será seguro viajar a Bagdad”. Insistió: “Sabemos que son periodistas neutrales, aunque no hayan difundido las malas noticias de mano de la gente de Sadr que decapita y quema gente inocente”. La orden para que los periodistas dejen el país estuvo a cargo del Ministerio de Interior del gobierno interino de Iyad Allawi, apuntó. En un debate caliente con periodistas árabes en el estacionamiento afuera de la comisaría, Al Jazaree dijo que, aunque no puede arrestar a periodistas extranjeros, sí puede ordenar la detención de sus traductores y choferes si no obedecen la orden.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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El humo asciende tras el fracaso de las negociaciones.
La ciudad es la plaza fuerte del clérigo chiíta Muqtada al Sadr.
 
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