Por D. U. *

Todos sabemos que Arnold Schwarzenegger, el actor convertido en gobernador, está camino a Nueva York para hablar en el Garden hoy, pero hay muy pocas celebridades clase A en la ciudad para hacerle compañía. La mayoría bastante sensata huye de la convención republicana. Esto es malo para los noticiosos, que han estado luchando por encontrar a alguien con aunque sea algunos watts de poder estelar para incentivar su cobertura política.
“¿Es este un buen lugar para conseguir un taxi?”, pregunta un desorientado delegado. Bueno, en un día normal de Nueva York sí, pero no esta mañana. Los convencionales de afuera de la ciudad y los periodistas extranjeros se encuentran perdidos en una tierra de nadie entre miles de barreras de la policía afuera de Macy’s, apenas a una cuadra del Madison Square Garden. Los taxis vacíos pasaban rápidamente pero los exageradamente celosos oficiales de policía no les permitían detenerse para levantar un pasajero. Los peatones, aun los perdidos, no eran bienvenidos aquí tampoco. No quedaba más remedio que seguir caminando.
En realidad dicen que Nueva York es una ciudad para caminarla y esta semana no será una excepción. Los periodistas pueden vagabundear alrededor del centro de prensa en el edificio Farley Post Office en la 8ª Avenida frente a la convención, así como del oscuro Garden mismo durante todo el día sin volver sobre sus pasos. Tiene sentido que el bolso de regalos distribuido a todos los periodistas cuando se registran incluya este pequeño obsequio de la empresa farmacéutica Astra-Zeneca: un marcador de pasos que registra cuántos pasos damos por día. Norteamérica negra puede estar muy desencantada con el grupo de afroamericanos de la convención. Ni Colin Powell, ni Condoleezza Rice, el secretario de Estado y la consejera de Seguridad Nacional, estarán en el podio esta semana.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.