Mié 01.09.2004

EL MUNDO

Técnicas quirúrgicas para bajar de peso y no morir en el intento

Fueron presentadas ayer en un Congreso de Gastroenterología.La más novedosa consiste en colocar un globo en el estómago.Con la otra se achica el estómago y se bloquea el apetito.

› Por Mariana Carbajal

Nuevas técnicas quirúrgicas permiten atacar la obesidad sin que los pacientes tengan que morirse de hambre. La más novedosa consiste en colocar un globo lleno de líquido en el estómago que produce sensación de saciedad. Otra operación achica el estómago y a la vez bloquea la segregación de una sustancia que estimula el apetito. Con la primera, se pueden bajar entre 15 y 20 kilos en seis meses. La segunda permite reducir entre el 50 y el 80 por ciento del sobrepeso. Los alcances de los dos tratamientos fueron presentados ayer en el Congreso Argentino de Gastroenterología y Endoscopía Digestiva que finaliza hoy en la ciudad de Buenos Aires.
Pero no todas son buenas noticias para los que sufren de obesidad. Las malas son los altos costos de las dos operaciones: el balón o globo intragástrico cuesta alrededor de 8000 pesos y entre 25 mil y 30 mil pesos el achicamiento del estómago o by pass gástrico. Además, la mayoría de las prepagas y de las obras sociales no las cubren y las intervenciones todavía no se practican en los hospitales públicos. “El problema es que la Secretaría de Salud del Gobierno porteño no considera la obesidad como una enfermedad”, cuestionó Julio Argonz, jefe de la Unidad de Endoscopía del Hospital Udaondo, el único público especializado en gastroenterología de la ciudad de Buenos Aires. Argonz forma parte junto con el cirujano Daniel Caiña del equipo que encabeza el médico Alberto Cormillot, que practica estas técnicas quirúrgicas en el sector privado. Los tres especialistas expusieron ayer en el congreso los resultados obtenidos con los pacientes que se sometieron a las operaciones.
Estas prácticas están indicadas para los que tienen un índice de masa corporal superior a 25. A este número se llega a partir de dividir el peso de la persona por su altura al cuadrado. “Entre 18,5 y 25 de índice de masa corporal la persona tiene un peso normal”, precisó Cormillot a Página/12.
Los dos novedosos recursos quirúrgicos para tratar la obesidad se suman a otro más conocidos: la colocación de una banda elástica que divide el estómago en dos partes, y al achicarlo genera sensación de saciedad. Esta técnica se hizo más conocida en los últimos años a partir de su aplicación a figuras de la farándula local. Su costo es similar al del by pass gástrico pero, según explicó Cormillot, trae más complicaciones porque “puede erosionar el estómago y requerir de nuevas operaciones”. La ventaja del by pass, destacó el especialista, es que además de reducir el volumen del estómago y lograr así que el paciente se sienta “lleno”, disminuye una parte de la superficie de absorción de los alimentos al bloquear un sector del intestino y, a la vez, elimina la posibilidad de que el estómago segregue una sustancia llamada grelina que estimula el apetito. “La persona pierde el apetito, por eso baja de peso. Es decir, con esta operación se necesita muy poca cooperación del paciente a través del cumplimiento de una dieta alimentaria para perder kilos”, detalló Cormillot. De acuerdo con su experiencia, las personas operadas logran bajar entre el 50 y el 80 por ciento de su sobrepeso. Esta técnica se practica desde la década del ‘60, pero en los últimos años se perfeccionó y permitió reducir considerablemente sus complicaciones.
A diferencia del by pass, el balón intragástrico no es de por vida. Se puede tener en el estómago un máximo de seis meses. “Está indicado para gente que tiene que bajar entre 15 y 20 kilos, un gran gordo puede llegar a perder 25 kilos. También se usa para pacientes que tiene que adelgazar antes de una cirugía”, precisó Cormillot. El globo es de silicona y se introduce en el estómago por vía endoscópica. Luego se llena con hasta 700 centímetros cúbicos de solución fisiológica y azul de metileno. Este último líquido permite detectar a través de la orina si el balón se pinchó porque si pierde, la orina del paciente empieza a ser de azul intenso. “El balón requiere que el paciente siga una dieta mientras lo tiene colocado y posteriormente continúe un plan de alimentación para no aumentar de peso”,explicó el especialista. El equipo de Cormillot aplicó esta técnica a 98 pacientes en los últimos tres años y medio: en un solo caso hubo que sacarlo antes del plazo previsto porque se pinchó y cinco pacientes demostraron “intolerancia psicológica”. “No aguantaban tener un cuerpo extraño”, indicó Argonz. Sólo el balón tiene un costo de alrededor de 1000 dólares: Los pacientes no tienen una clara conciencia de que la obesidad es una enfermedad crónica, que no se cura, que sólo se puede controlar como la diabetes y la hipertensión”, apuntó Cormillot.

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