EL MUNDO
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Miente que algo quedará y además igual sigo ganando
Por Rupert Cornwell *
Desde Washington
La campaña electoral norteamericana se deslizó este fin de semana de la furia a una situación casi farsesca, en medio de una amarga controversia de golpes bajos sobre la autenticidad de documentos de 30 años de antigüedad respecto del servicio militar de George W. Bush en la Guardia Nacional Aérea de Texas. La batahola empezó el miércoles con un informe de prensa de CBS News presentando memos, hasta entonces inéditos, que se dijo que eran del comandante de escuadrón de Bush de ese momento. Sugerían que el bien conectado futuro presidente recibió un trato especial al ganar una entrada muy ambicionada en la Guardia en 1968 para evitar ser enviado a Vietnam y que generalmente se benefició de presiones políticas para que las evaluaciones de su desempeño en la guardia fueran presentadas con la mejor luz posible.
Pero en 24 horas los viejos documentos estaban siendo cuestionados, alentando sospechas de que CBS había sido víctima de una falsificación por parte de partidarios de Bush, para desacreditar a los críticos de la foja de servicios militares del presidente. El teniente coronel Jerry Killian, el comandante de escuadrón en cuestión, ya ha muerto. Pero su viuda y su hija han dicho que él nunca hubiera formulado esas observaciones por escrito. Mientras tanto, surgían enfurecidas discusiones sobre si máquinas de escribir de comienzos de la década del ’70 podían haber producido las sofisticadas separaciones entre palabras y tipografía que se pueden observar en el texto. Ayer, el Dallas Morning News embarró las aguas todavía más, al afirmar que otro oficial, del que se dijo en un memo de agosto de 1973 que había pedido que la evaluación de Bush fuera “azucarada”, en realidad había dejado las fuerzas militares en marzo de 1972, de acuerdo con registros obtenidos por el diario.
Si CBS ha sido víctima de una trampa, sería una terrible vergüenza para la cadena, su emblemático programa semanal de noticias 60 Minutes y su celebrado presentador Dan Rather, que preparó el informe. Los programas políticos conservadores ya están teniendo un día de fiesta, mientras la Casa Blanca se deleita en silencio. Ayer, CBS mantuvo su tesitura, insistiendo que había chequeado la historia del modo más exhaustivo. “Hasta que alguien me presente una prueba definitiva de que no son (auténticos), no veo ninguna razón en entrar en un diálogo con la usina de rumores profesionales”, declaró Rather. El público, agregó, “es lo suficientemente avispado para ver de dónde están viniendo algunas de las críticas”. En realidad, la controversia no tiene mayor sentido. Encuesta tras encuesta ha mostrado que en estas elecciones los votantes están preocupados por el terrorismo, la guerra en Irak y la economía y no en hechos de hace 35 años. El destacado por Kerry de sus actos de heroísmo de 1969 en el Delta del Mekong ha resultado un tiro por la culata, provocando una campaña mentirosa, pero altamente efectiva de avisos de TV por veteranos favorables a Bush, acusándolo de mentir sobre el modo en que obtuvo algunas de sus medallas.
Más aún, se ha aceptado desde hace largo tiempo que se manipularon influencias en nombre de Bush para hacerlo entrar en la Guardia. Ni la polémica ha tenido mucho impacto en la campaña. De acuerdo con una nueva encuesta de Associated Press ayer, el presidente mantiene una ventaja de 51 a 46 puntos contra Kerry entre probables votantes y está surgiendo en estados oscilantes clave, notablemente en Ohio y Missouri.
La dinámica subyacente ha cambiado poco desde que el presidente obtuvo su “rebote” de la exitosa Convención Republicana. Bush mantiene una amplia ventaja sobre Kerry, sobre quién puede proteger mejor al país del terrorismo, el tema que, según las encuestas, importa más a los votantes. El presidente también ha tomado ventaja en las dos importantes calificaciones de “personalidad”, que son confiabilidad y agradabilidad. En la mayoría de las elecciones recientes, ha ganado el candidato más “agradable”. El campechano Bush de gramática fallida supera en este punto fácilmente a su algo rígido desafiante demócrata.
“Las elecciones presidenciales son el voto más personal de todos”, dice William Schneider, analista político en CNN y el American Enterprise Institute. “Los norteamericanos están eligiendo al tipo que va a estar en la pantalla de TV de sus livings por los próximos cuatro años. Y quieren poder gustar de él.”
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.