Al menos siete personas murieron y 20 resultaron heridas ayer en Afganistán en enfrentamientos registrados en la ciudad de Herat (oeste) tras la destitución del gobernador de esa provincia, Ismail Jan, al tiempo que la sede de la ONU en esa localidad –ubicada en la región que lleva el mismo nombre– fue incendiada por los manifestantes. El personal de Naciones Unidas fue trasladado a unos refugios, dijo por su parte un portavoz de la organización en Kabul, y añadió que durante los disturbios un vehículo de la ONU quedó calcinado.
Un representante de las autoridades de Herat afirmó que miles de personas se manifestaron en diversas partes de la ciudad contra la destitución ordenada por el presidente afgano, Hamid Karzai. Jan, considerado el principal adversario de Karzai, adelantó ayer que aceptará la decisión de su destitución, pero rechazó asumir el cargo de ministro de Industria y Minas ofrecido por el presidente afgano. Por su parte, la agencia de prensa afgana AIP, con sede en Pakistán, informó que el recién nombrado gobernador de Herat, Said Mohammad Jair Jowa, arribó a su residencia oficial en medio de estrictas medidas de seguridad. Por otra parte, el gobierno afgano dejó en libertad a 700 ex combatientes talibanes, que se encontraban recluidos en una cárcel de Kabul, en respuesta al decreto promulgado por el presidente del país, comunicó el Tribunal Constitucional afgano.
La provincia de Herat ha sido el fortín de Ismail Jan por décadas, y por mucho tiempo ha repelido los esfuerzos del gobierno de Karzai para imponer la autoridad de Kabul en la región. Convertido en uno de los más conocidos líderes locales, Jan encabezó el levantamiento contra las tropas soviéticas en 1979, y desde que asumió el cargo de gobernador en 2001 tornó a Herat en una especie de feudo personal. Por su gestión ha sido elogiado por reconstruir rutas, colegios y comercios, pero es criticado por no desarmar sus propias milicias y no entregar lo que recauda de los impuestos del comercio fronterizo con Irán.