Por José Reinoso *
Desde Pekín

Paek Nam Sun, ministro de Asuntos Exteriores de Corea del Norte, aseguró ayer que la gigantesca explosión que se produjo el jueves pasado junto a la frontera con China fue planificada y tuvo como objetivo demoler una montaña para un proyecto hidroeléctrico. Así lo dijo en respuesta a la petición de explicaciones efectuada por el ministro británico del Foreign Office, Bill Rammell, de viaje en Pyongyang.
La noticia de la deflagración, que fue dada el domingo por la agencia de noticias surcoreana Yonhap, creó la inquietud en la comunidad internacional ante la posibilidad de que se tratara de un ensayo atómico. Pero tanto Estados Unidos como Corea del Sur se apresuraron a negar que ésta fuera la causa. “No fue una explosión nuclear ni un accidente. Fue una detonación deliberada controlada para demoler una montaña en el extremo norte del país”, dijo el ministro norcoreano, según citó la BBC. Rammell aseguró más tarde que Pyongyang ha dado su acuerdo para que varios embajadores de países destacados en Corea del Norte visiten el lugar del estallido, que provocó una nube con forma de champiñón de unos cuatro kilómetros de diámetro visible por satélite.
El ministro de la Unificación surcoreano, Cheng Dong Young, aseguró ayer a un comité parlamentario que “una nube peculiar” y actividad sísmica habían sido detectadas en áreas separadas un centenar de kilómetros, que podían ser debidas a incidentes independientes. Además, Seúl dijo que va a verificar la versión de su vecino del norte y analizar si la zona en la que ha dicho que va a construir la central es realmente adecuada para este uso.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.