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› PREMIOS Y CASTIGOS PARA EL PT EN LAS ELECCIONES DE ALCALDES Y CONCEJALES DE AYER
Historia de dos ciudades a lo largo de Brasil
Las elecciones municipales de ayer dejaron resultados ambiguos en Brasil. En San Pablo, la principal de las plazas en disputa, el opositor José Serra aventajó a la alcaldesa petista Marta Suplicy por ocho puntos, pero habrá segunda vuelta el 31 de octubre. En estas páginas, el color, el análisis y las opiniones de especialistas sobre la jornada electoral.
Página/12
en Brasil
Por Darío Pignotti
Desde San Pablo
Hay un nuevo mapa del poder en Brasil tras las elecciones municipales celebradas ayer en los 8,5 millones de kilómetros cuadrados de este país continental. Dos datos políticos surgen nítidos: Luiz Inácio da Silva aprobó, aunque de modo ambiguo, su primer examen desde que asumió la presidencia en el 2003 al tiempo que su partido, el PT, y el opositor Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), se afirman como las fuerzas dominantes, desplazando a la derecha “coronelista”, tradicionalmente afincada en el Nordeste.
El “efecto Lula”, arrastrando votos que permitieron la consolidación nacional del PT, se prueba en las victorias en primera vuelta en capitales como Belo Horizonte (tercer electorado nacional), Recife, Aracajú y Palmas. Pero la geografía definitiva del poder y la calidad del “efecto Lula” recién se conocerán el 31 de octubre cuando haya ballottage en San Pablo, primer colegio electoral. En el escenario paulistano, pese a sondeos de boca de urna empatados en el 40 por ciento, se reveló una sorpresa: con un 90,7 por ciento de votos escrutados, José Serra, del opositor PSDB, aventajaba a la actual alcaldesa petista Marta Suplicy por 43,75 contra 35,74 por ciento de los votos. “Todas las encuestadoras están sorprendidas”, manifestó Franklin Martins, jefe de noticias de TV Globo.
En el segundo distrito electoral, Río de Janeiro, el alcalde César Maia, del conservador Partido del Frente Liberal, logró, según sondeos, el 48 por ciento de los votos. Considerando el margen de error, es posible que Maia gane sin necesidad de ballottage y se perfile como presidenciable para el 2006. En el mapa de las principales 72 municipalidades, donde está el 35 por ciento de los 120 millones de electores, las tendencias al cierre de esta crónica confirman las chances petistas en 24 de esos distritos y al PSDB en 22.
El mapa paulistano
De aquí al 31 de octubre todo el país estará expectante de los 7,7 millones de paulistanos que deberán optar entre Suplicy y Serra. A pesar de que los votos petistas y socialdemócratas están en todas las regiones, los estrategas de campaña detectaron tendencias territoriales. En los extremos Sur y Este, donde se concentró la acción social del PT, predomina la opción por Marta. En regiones de mayor renta, como los elegantes barrios de Jardines, Morumbi y Pacaembú, la preferencia es por Serra.
Ayer, desde antes de las 8, este diario recorrió, en colectivo (líneas Sacoma, Santo Amaro y Lapa) algunos barrios para pulsar el clima electoral. Las tribus serristas y martistas son más nítidas conforme los paisajes se hacen más extremos. “En el Sur la gente vota Marta o Maluf, no da para votar a Serra”, asegura la señora Eurípides, oriunda de Maranhao, que vive en la región Cidade Dutra, hacia donde nos lleva la línea Santo Amaro 1111, que viene del Centro, donde ella trabajó como cocinera la noche del sábado. El colectivo está lleno: hay mozos, enfermeras y un “puerta” de “un club nocturno de Bixiga”. El cronista encuentra buena disposición para hablar de las elecciones y, en general, hay preferencias por Suplicy y Paulo Maluf. De la intendenta se elogian los CEUS (centros educativos) y el Billete Unico (que permite hacer varios viajes en colectivo con un solo boleto).
A las 10 de la mañana había una fluida circulación de electores en el Colegio Madre Mix, Alameda Gabriel Monteiro da Silva al 1700, pero aún no había votado la alcaldesa Suplicy. En esta zona del Barrio Jardines, donde varios electores llegan en automóviles importados, Marta no recibe buenoscomentarios. En general nadie dice a quién vota, pero al momento de calificar a la intendenta la llaman “arrogante”, “poco preparada”, “dominada por los burócratas del PT”. Cuatro grandes pasacalles junto a la escuela publicitan a Serra; ninguno a Marta.
A dos cuadras de allí, en el puesto de diarios “Banca Iguatemí”, su dueño Angelín Pilatti cuenta que “toda la familia Suplicy es clienta mía, son gente fina, pero hasta los vecinos de Marta votan por Serra”.
Jóvenes con camisetas llevando el “13” del PT se ven en todas partes. Es el caso de las tres chicas abordadas por este diario en la populosa Avenida Teodoro Sampaio. Ellas distribuyen panfletos petistas, pero no por amor sino por una paga de 40 reales. “Yo voto a Maluf para intendente y a los tucanes para concejales, porque el PSDB nos paga la camiseta y los botines de mi equipo de fútbol”, dice Tatiana Nega. Consultada sobre su voto en segunda vuelta, ella responde: “Tengo que ver que hace la ‘turma’ (barra) de Maluf”. De lo que hagan los malufistas como Tatiana, que son el 10 por ciento, depende la elección paulistana el 31 de octubre.
Tierra de coroneles
Uno de los distritos donde el resultado tendrá más impacto simbólico será el de Salvador de Bahía, donde la dinastía de Antonio Carlos Magalhaes puede sufrir un traspié histórico. El inveterado “coronel” nordestino juega su prestigio en el candidato a intendente César Borges, que peleaba voto a voto su pasaje a segunda vuelta con el petista Nelson Pellegrino cuando se había contabilizado casi el 90 por ciento del total. Una caída en el cuarto distrito electoral, con 1,5 millón de electores, agravará al maltrecho PFL, donde hay síntomas de fractura.
En Porto Alegre, quinto distrito nacional, el PT no consiguió vencer en primera vuelta, pero el intendente Raúl Pont, con 37,6 por ciento contra 28,3 de su oponente, llega bien al ballottage. Los petistas buscan el quinto gobierno consecutivo en la alcaldía más “vermelha” (roja) de esa formación, en la que fueron gestados experimentos como el “presupuesto participativo” y el Foro Social Mundial. Pero no está todo dicho: porque la fuerza del “antipetismo” gaúcho, aunque heterogénea, es considerable, como lo demuestra la victoria de ese bloque en las elecciones de gobernador del 2002.
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