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› COMO SE SUFRE Y SE VOTA EN PENNSYLVANIA, UN ESTADO CLAVE
El lado oscuro del “sueño americano”
Pennsylvania, Ohio, Wisconsin y Michigan son los estados oscilantes que resultarán críticos para decidir el resultado de una contienda electoral especialmente reñida. Esta nota es un recorrido por el primero de esos estados, que está contra Bush.
Por Rupert Cornwell *
Desde Wolkes-Barre, Pennsylvania
En tiempos de campaña, los políticos comercian con los sueños. Pero había pocos sueños, americanos o de otra clase, para ser paladeados en una mañana sombría y lluviosa aquí la semana pasada, en una conversación con Steve Duda. En estos días se lo encuentra en las oficinas de CareerLink, una organización que es en parte una bolsa de trabajo y en parte un centro de reentrenamiento laboral, operada por el estado de Pennsylvania. Más importante, él es un símbolo viviente del asunto económico más controvertido de la campaña 2004, la hemorragia de trabajos industriales estadounidenses hacia el exterior.
Wilkes-Barre, una ciudad más famosa por su pasado que por su presente, es conocida por sus minas, que hace 100 años producían el 40 por ciento del carbón mundial. Desde este rincón, el noroeste de Pennsylvania, mientras la dura campaña del 2004 llega a su clímax, la guerra contra el terrorismo y el desastre en Irak parecen muy lejanos. Esta elección supuestamente está dominada por la política exterior. Pero en esta vieja ciudad, en el corazón fabril empobrecido del importantísimo estado indeciso de Pennsylvania, la mayor preocupación está relacionada con la nueva y dura realidad económica mundial, que Duda ha conocido por su propia experiencia. Es presidente de la sede local del Sindicato de Trabajadores del Vidrio, Moldeadores, Cerámica y Plástico. Pero eso no lo protegió de la exportación de puestos de trabajo estables y bien remunerados desde Estados Unidos a otros países donde los costos del salario y de la producción son una fracción de lo que son en el país. Para George W. Bush, esta tendencia es lamentable pero inevitable. Para Duda, cuyo propio empleo desapareció rumbo a Asia hace unos meses, la exportación de puestos de trabajo es un escándalo, una vergüenza para el país y el presidente que lo permite.
Duda, de 40 años, solía trabajar en Techneglas, una fábrica de Ni-
ppon Electric de Japón que fabricaba el vidrio utilizado para las pantallas de televisión. “Estaba viviendo el sueño americano, ganaba 40.000 dólares, algunos años 70.000.” Pero el 3 de agosto, mientras estaba en una convención del sindicato en Las Vegas, recibió un llamado del director de Recursos Humanos. La empresa, le dijeron, estaba haciendo un pedido de quiebra por la competencia extranjera y la caída en la demanda. El empleo de Duda no estaba más. Por extraño que parezca, en una ciudad donde el trabajo sindicalizado y el Partido Demócrata están muy vinculados, Duda siempre votó a los republicanos, a pesar de ser el presidente de la sede local del sindicato. En 2000 votó a Bush, en vez de a Al Gore, por ser el menor de los males. Pero ahora Duda va a votar a los demócratas y se ha lanzado a la batalla para que gane Kerry. Kerry, dice Duda, “tiene un plan, Bush no tiene ninguno”.
Aunque Wilkes-Barre no es terreno republicano, el vicepresidente Dick Cheney visitó Wilkes-Barre en septiembre para un mítin, en el que lanzó un nuevo ataque verbal contra su contrincante en el que llegó a nuevos niveles de desprecio e insultos. La razón es obvia. Wilkes-Barre es un emblema de los estados del “cinturón de óxido” del noreste y medio oeste, donde la batalla por las elecciones es especialmente feroz –Wisconsin, Michigan, Pennsylvania y Ohio (donde Techneglas tiene otra planta que también está cerrando)–. Si Kerry puede ganar en los cuatro estados, probablemente ganará las elecciones. Pennsylvania es fundamental en cualquier lectura de la matemática electoral en 2004. Hay tres estados indecisos enormes: Florida, Ohio y Pennsylvania, con 68 votos electorales entre los tres. El candidato que gane en dos cualesquiera de ellos, según la sabiduría convencional, ganará la Casa Blanca.
En la práctica, podría no ser tan simple. Pero el 2 de noviembre, Pennsylvania será el quinto premio mayor. Bill Clinton ganó aquí dos veces y Al Gore ganó por poco en 2000. Bush ha visitado el estado más de 30 veces desde que está en el poder, más que cualquier otro estado. Si Bush gana acá, John Kerry tendrá pocas chances de ganar la Casa Blanca.
En este momento, sin embargo, todo apunta a que no les irá mal a los demócratas. Después de un mal trance en septiembre, la campaña KerryEdwards está tomando impulso, en Pennsylvania y también en la nación. Hace un mes, la campaña de Kerry estaba prácticamente finalizada porque era percibido como un indeciso. Pero su superioridad en los tres debates, donde muchas veces pareció más presidenciable que el propio presidente, ha cambiado la dinámica. Aquí en Pennsylvania, después de ubicarse en ventaja, Bush ahora está por detrás en tres o cuatro puntos en las encuestas. Como se pregunta un analista político, Stuart Rothenburg: “¿Alguna vez ha ganado una elección un candidato que ha perdido los tres debates, aunque sea presidente?”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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