Mié 10.11.2004

EL MUNDO

La batalla en el corazón de la resistencia iraquí

La ciudad de Faluja, bastión de la insurgencia, es el epicentro de una operación militar de envergadura de EE.UU. de exterminio de rebeldes. Estos contraatacaron en Ramadi.

Por Kim Sengupta *
Desde Camp Dogwood, Irak

Las fuerzas norteamericanas entraron al centro de Faluja después de horas de combates en las calles y de atacar con artillería, tanques y helicópteros. Por la noche, éstos anunciaron que habían capturado blancos estratégicos y que estaban haciendo búsquedas en las casas. Pero mientras los comandantes norteamericanos en el terreno declaraban que la ciudad rebelde estaría totalmente “pacificada” muy pronto, el alto precio de una victoria se hacía evidente en todo el país.
En el área de Baba, al noreste de Bagdad, 45 personas, incluyendo 25 policías, murieron en una serie de ataques sangrientos de los rebeldes. Once personas murieron por bombas en Bagdad y cientos de militantes armados tomaron el centro de Ramadi después de combates con tropas norteamericanas. Un ataque sobre la sede de la Guardia Nacional en Kirkuk mató a tres personas. Uno de los principales grupos populares sunnitas, el Partido Islámico Iraquí, renunció al gobierno iraquí en protesta por el ataque a Faluja. “El ataque norteamericano sobre nuestra gente en Faluja ha llevado y llevará a más muertes y genocidio sin piedad por parte de los norteamericanos”, dijo el líder Mohsen Abdel Hamid. La Asociación de Académicos Musulmanes, un grupo de clérigos sunnitas, llamó a boicotear las elecciones de enero, que serán celebradas, dicen, “sobre los cadáveres de los muertos de Faluja y la sangre de los heridos”.
Hay informes desde Faluja según los cuales las casi 500 tropas iraquíes se niegan a luchar junto a los norteamericanos, tal como ocurrió cuando las fuerzas norteamericanas atacaron la ciudad en abril. A raíz del deterioro de la situación, el gobierno impuso un toque de queda en Bagdad. Muchos de los rebeldes establecidos en Faluja habrían dejado la ciudad y reubicado en otras partes de Irak antes de la ofensiva. Según funcionarios, había “evidencia creíble” de que los rebeldes que se escaparon de Faluja se habían reagrupado en la capital y estaban planeando llevar a cabo ataques allí. Había combates intermitentes en el norte de Faluja y al menos dos tanques norteamericanos fueron incendiados y la resistencia era feroz y, por momentos, sostenida. Murieron diez soldados norteamericanos.
Pequeños grupos de combatientes luchaban contra las tropas norteamericanas, pero después retrocedían por el fuego norteamericano. Al mediodía, las unidades blindadas norteamericanas, que atacaban desde el norte, habían cruzado al sur de la ciudad. Uno de los objetivos rodeados por las fuerzas norteamericanas fue la mezquita Al Hidra. Según los comandantes, la mezquita es utilizada como depósito de armas y como centro de planeamiento de los rebeldes. Las tropas norteamericanas tomaron la estación principal de la ciudad y la convirtieron en su base de operaciones. El edificio también será utilizado como un centro de detención. Las tropas gubernamentales iraquíes trajeron nueve prisioneros esposados del área de Jolan, donde se dice que muchos rebeldes se han juntado. Se espera que Jolan, con sus callejones angostos, sea un lugar donde la resistencia lleve a cabo emboscadas. Robert Bodisch, comandante de la compañía de tanques de los marines, dijo: “Están combatiendo ferozmente. Esta gente es dura. Un hombre salió de atrás de un paredón y disparó un lanzagranadas misilístico hacia mi tanque. Tengo que encontrar otro tanque para volver”.
Según habitantes de Faluja, los norteamericanos habían atacado una clínica y había muertos. Samil Al Jumaili, un médico, dijo por teléfono: “No hay un cirujano en Faluja. Una de nuestras ambulancias fue atacada por los norteamericanos y un médico fue herido. Hay heridos en sus casas que no se pueden movilizar. Estoy yendo de casa en casa para ver si puedo ayudar a alguien”. Alrededor del 80 por ciento de la población ha dejado la ciudad. Los que se quedaron no tienen agua ni electricidad y se están quedando, en grupos, en las plantas bajas de los edificios.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Ximena Federman.

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