EL MUNDO
› LOS PALESTINOS DESCARTAN UN ENFRENTAMIENTO CIVIL
Gaza mira al futuro sin su líder
Por Juan Miguel Muñoz *
Desde Gaza
Los palestinos de las más diversas tendencias y opiniones aguardan, con dolor y respeto, el desenlace final de Yasser Arafat, que se debate entre la vida y la muerte en un hospital militar de los alrededores de París. Los diferentes partidos políticos y grupos armados palestinos coinciden en que el futuro pasa por formar una dirección colegiada y evitar a toda costa un enfrentamiento civil que sólo beneficiaría a Israel. Si con Arafat no fue posible la entrada en el gobierno de organizaciones fundamentalistas como Hamas y Jihad Islámica, sus portavoces afirman que el difícil período que ahora se abre precisa de la participación de todos, sin dejar la lucha armada hasta el establecimiento del Estado palestino.
Hasta los más acérrimos enemigos de Arafat, incluso alguno que lo acusa de connivencia con Israel o de ser judío, escenificaron en las calles y despachos de Gaza gestos de indudable respeto y tristeza hacia el moribundo líder palestino. Patrullas de todoterrenos, agentes con el dedo en el gatillo a bordo eran frecuentes, por no hablar del abrumador despliegue de uniformados en el edificio en el que se reunieron los representantes de los 13 partidos y grupos palestinos para llegar a un acuerdo que excluya lo más temido: la guerra civil.
En el campo de refugiados de Yabalia –paupérrimo y polvoriento bastión de la organización fundamentalista Hamas, donde comenzó la primera Intifada el 9 de diciembre de 1987–, nuevos carteles de Arafat, con la cúpula de la Mezquita de Omar al fondo, conviven en las paredes con los de Ahmed Yasin y Abdelaziz al Rantisi, líderes de Hamas asesinados por el ejército israelí este año. Más todavía abundan los de los “mártires” de la segunda Intifada, la revuelta iniciada hace cuatro años. Es decir, los carteles de aquellos que han muerto bajo los misiles del ejército israelí o que se suicidaron en atentados terroristas en territorio israelí. “Los mártires son el faro de la liberación y la victoria”, reza una pintada en homenaje a uno de los jóvenes activistas en el campo de Shati.
Preparando a marchas forzadas el relevo del líder que ha encabezado la causa palestina durante cuatro décadas, los dirigentes de los partidos celebran reunión tras reunión para evitar a toda costa un estallido de violencia entre fundamentalistas y laicos palestinos, o entre los diversos partidos de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que pelean para hacerse con su hueco en un escenario político plagado de incertidumbre tras el peligroso vacío dejado por Arafat. No obstante, de momento, hay unanimidad. Todos descartan el enfrentamiento civil.
Raji Surani, director del Centro Palestino para los Derechos Humanos, está convencido de que se debe impedir a toda costa un estallido de violencia entre los diferentes grupos palestinos. “No va a haber un conflicto interno, una guerra civil. Se huele en las calles”. “Aparentemente”, añade, “va a haber una transición de poder suave. Pero un problema, que espero que no se produzca, puede presentarse si EE.UU. trata de imponer a una marioneta al frente de la Autoridad Palestina (AP), que intente crear una república bananera”. Surani alude a Mohamed Dahlan, el jefe de la seguridad preventiva en Gaza, que es el dirigente político preferido por Washington.
Como tantos jóvenes, Jehad Abu Halib, de 25 años, no ha podido todavía visitar Jerusalén. Es director de programas de La Voz de los Jóvenes, una emisora fundada en febrero que goza de creciente popularidad, y también está persuadido de que el choque civil está descartado. “Puede haber tensión más adelante, pero la gente va a ser responsable en esta etapa tan crítica. Todos saben que Israel espera cualquier excusa para asestar nuevos golpes”, dice en su despacho. Pero de poner fin al alzamientocontra el ejército ocupante, nada de nada. “La Intifada debe continuar hasta que se constituya el Estado palestino. La resistencia es lo que ha provocado que Israel se retire de Gaza”.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.