EL MUNDO
“Lula es un amigo de los sin tierra pero no hay avances sin lucha”
Dos líderes del MST de Brasil, Jaime Amorim y Walquimar Reis, advierten en entrevista exclusiva con Página/12 que su “guerra” por la obtención de tierras entrará en un momento decisivo en el 2005.
Por Darío Pignotti
Desde San Pablo
“Se acercan tiempos de duras luchas, estamos preparándonos, el 2005 será un año rojo.” El MST está en pie de guerra: las aproximadamente 200 mil familias acampadas en todo Brasil lanzarán una ola de ocupaciones y movilizaciones coincidentes con el vigésimo aniversario de la mayor organización social latinoamericana. La inminencia del “2005 rojo” está convirtiendo al campo en tierra minada. Mientras los sin tierra comunican su ofensiva, pistoleros a sueldo están brotando como hongos en las “fazendas”. Hay preocupación en el gobierno por un cuadro que puede terminar en un baño de sangre: en menos de un mes dos grupos armados de Pernambuco y Minas Gerais mataron a una decena de campesinos, algunos mientras dormían. Los servicios de inteligencia sospechan que un ejército de sicarios ha sido montado por finqueros para repeler la revuelta anunciada. Jaime Amorim y Walquimar Reis integran la dirección nacional del MST. Para ellos no hay dudas de que centenas de “matadores profesionales” están esperándolos, y advierten: “Sabemos que las masacres de Pernambuco y Minas (Gerais) fueron para intimidarnos, pero no tenemos miedo, que los terratenientes vayan sabiendo que, si es necesario, moriremos por la reforma agraria”. Durante la entrevista con Página/12 Amorim y Reis admiten que la virtual tregua concedida al presidente Luiz Inácio Lula da Silva para no incendiar la campaña electoral terminó. “Consideramos al compañero Lula un amigo de nuestro movimiento, pero no hay avances sin luchas.”
–Ustedes se declaran “compañeros” de Lula, pero lanzarán un plan de lucha que puede desestabilizarlo.
–La amenaza de desestabilización proviene de las elites y la derecha infiltrada en el gobierno. La verdadera amenaza es el fin de la esperanza del pueblo que cree en Lula.
–Algunos hablan de peligro de guerra en el campo en el 2005. ¿Eso es exagerado?
–Hay muchas especulaciones malintencionadas de la prensa. Nuestra caracterización es que estamos en una guerra de movilización de masas en lucha por la tierra. Viéndolo así, se puede decir que el 2005 será un momento importante, pero no el último, de una guerra prolongada que han declarado hace siglos contra el pueblo pobre.
–Las ocupaciones de tierra durante el gobierno Lula se multiplicaron. ¿Por qué?
–Porque la exclusión y el latifundio no pueden seguir. Es inadmisible que 27 mil propietarios controlen 148 millones de hectáreas. En Brasil hay 360 millones de hectáreas aptas para el cultivo y sólo se explota 46 millones, eso es injusto e ilegal porque la ley obliga a expropiar las tierras improductivas y eso se está haciendo con mucha morosidad. Lula nos prometió asentar unas 400 mil familias y hasta ahora asentó poco más de 100 mil.
–Están decepcionados con Lula.
–Claro que estamos...
–¿No volverían a votarlo?
–Hasta ahora la política económica es igual a la del gobierno neoliberal de Fernando Henrique Cardoso (1994-2002). Si no cambia su rumbo este gobierno va hacia el fracaso.
–Se deduce que para el MST Lula y Cardoso son lo mismo.
–Nosotros hacemos campaña para el PT desde 1989. Eso nos da legitimidad para hacer reclamos, sin confundir las cosas: Lula y Cardoso no soniguales. El gobierno actual ha tendido puentes de diálogo hacia el MST, oye nuestros reclamos, nunca ha ordenado reprimirnos. Cardoso era enemigo del movimiento, ordenó que se nos reprima y se nos persiga.
–¿Los lazos del MST con la Iglesia son más sólidos que con el PT?
–El MST es un movimiento independiente del Estado, los partidos y la Iglesia. Cuando se dice que tenemos un acuerdo estructural con la Iglesia se quiere significar que a nivel de base los sin tierra y centenas de miles de católicos persiguen las mismas causas, están hermanados en la lucha por la defensa de la tierra y el agua como recursos humanos y no como mercancías como pretenden el Banco Mundial y la OMC. Sería imposible mantener nuestros campamentos sin la solidaridad de miles de parroquias y curas.
–Que las migraciones sean del campo a la ciudad, y no al revés, hace suponer que el MST no tiene futuro.
–Si bien los pobres van hacia la ciudad, tendencia que está cayendo, ellos no son inmigrantes, son expulsados. Esa gente no quiere dejar el campo, huyó por la falta de tierra, los salarios miserables y, muchas veces, la esclavitud. Pero después de un tiempo en San Pablo o Río descubren que aquí no es mejor que allá. Aquí además de la miseria sufren la presión del narco, reclutando jóvenes que se convierten en “soldados” (milicia). A esa gente el MST le ofrece volver al campo, conquistar la tierra a la que tiene derecho, recuperar el futuro.
–¿Es cierto que el MST fracasó cuando buscó trabajar con jóvenes favelados?
–Es una cuestión que nos quita el sueño. Esos muchachos están siendo exterminados, es pavoroso ver cuántos mueren antes de los 20 años. Cuando un país no cuida a sus jóvenes está matando su futuro. Buscamos trabajar con las organizaciones urbanas como el “movimiento de trabajadores sin techo”.
–¿Hay futuro en los asentamientos?
–Sí que lo hay. Tenemos en funcionamiento 1900 escuelas donde estudian 160 mil jóvenes. Tenemos 10 centros de formación de profesores que aprenden nuestro propio sistema de alfabetización, premiado por la ONU. El MST alfabetiza más campesinos que cualquier otra institución de Brasil.
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