Viktor Yanukovich, testarudo como una mula, anunció que apelará ante la Corte Suprema de Ucrania –la decisión tomada ayer por la comisión central electoral, de rechazar su recurso por fraudes– en el escrutinio que dio como ganador al Viktor “victoria” Yuschenko pro-europeo. Sin cejar en sus denodados intentos de torcer una voluntad electoral que le es esquiva, el Viktor “derrotado” se está quedando cada vez más solo.
“Vamos a recurrir a la Corte Suprema para apelar esta decisión de la comisión central electoral”, declaró Néstor Chufrich, representante de Yanukovich ante el organismo encargado de organizar las elecciones.
La comisión central electoral ucraniana había rechazado minutos antes de sus declaraciones, el recurso del equipo de Yanukovich sobre la “imposibilidad de establecer el resultado de la elección a raíz de violaciones”. “No encontramos pruebas suficientes sobre violaciones impidieran establecer los resultados de la elección”, declaró ante la prensa la vicepresidenta de ese organismo, Marina Stavnichuk.
Yanukovich, que sigue sin reconocer su derrota, había presentado el martes en la noche cuatro denuncias. Una de ellas ya había sido rechazada el miércoles y las otras tres ayer, según la portavoz de la Corte Suprema, Liana Chlaposhnikova. La votación había sido considerada “libre y justa” por los occidentales y el ministerio ucraniano de Relaciones Exteriores.
El primer ministro tiene una última posibilidad: impugnar ante la Corte Suprema el resultado oficial, una vez anunciado. Pero sus posibilidades de obtener un veredicto favorable son muy escasas o nulas. Acorralado, Yanukovich acusó a la oposición de una “toma de poder planificada del otro lado del Atlántico que ya fue ensayada en Yugoslavia, Georgia y Rumania”.
Del lado naranja, el candidato pro-occidental Yushchenko ya se prepara para sus futuras funciones. El miércoles, en una entrevista con la cadena de televisión Kanal 5, rectificó su promesa de revisar algunas privatizaciones realizadas bajo el régimen del presidente saliente Leonid Kuchma, estimando que dicha medida “sembraría el caos”. Por su parte, la aliada del mandatario electo, Yulia Timochenko, prometió que no habrá “caza de brujas” por parte del nuevo gobierno, aunque “habrá una diferencia entre los funcionarios honestos y los que están implicados en malversaciones”.