El denominado Plan Ibarretxe, que busca dar al País Vasco un status de libre asociación con España, fue aprobado ayer en el Parlamento regional gracias al apoyo de Sozialista Abertzaleak, sucesora de la ilegalizada Batasuna (considerada el brazo político de la organización terrorista ETA). Con la oposición de los socialistas en el gobierno de España, y el Partido Popular (PP), este polémico proyecto consiguió la luz verde de la cámara autónoma al superar la barrera necesaria de los 38 apoyos. El PP declaró al plan Ibarretxe, “el plan de ETA”. Juan José Ibarretxe, jefe ejecutivo regional vasco, dijo en cambio que el plan “no ofrecía el puño, sino la mano” a España. El gobierno español anunció que se opondrá al plan en el Parlamento nacional.
El Plan Ibarretxe obtuvo 35 votos en contra y 39 a favor: tres de Sozialista Abertzaleak (otros tres parlamentarios regionales de esta formación se manifestaron en contra) y 36 del tripartito integrado por el Partido Nacionalista Vasco (PNV), Euskal Alkatasuna (EA) e Izquierda Unida (IU). Mientras Ibarretxe anunciaba ayer que ese mismo día pediría al presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, la apertura de negociaciones sobre la reforma del Estatuto de Autonomía, el Ejecutivo central anunciaba que se opondrá en el Parlamento nacional al proyecto soberanista.
El ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, acusó al presidente del país vasco, Ibarretxe, de “dar al entorno de los violentos un papel decisivo en la política vasca”. Según Sevilla, el Plan Ibarretxe “no tiene ninguna posibilidad de ser aprobado ni aplicado”. Reprochó que el proyecto haya sido aprobado con los “votos de quienes están respaldados por la amenaza de violencia y armas”, en referencia a los tres de Sozialista Abertaleak, sucesor del ilegalizado Batasuna, vinculado con ETA. Por su parte, Rodríguez Zapatero y el líder del conservador Partido Popular (PP), Mariano Rajoy, ratificaron ayer su coincidencia en la oposición al Plan Ibarretxe y acordaron reunirse después del 6 de enero próximo. Además, el PP pidió al Ejecutivo “la inmediata impugnación” ante el Tribunal Constitucional del acuerdo del Parlamento vasco para aprobar este proyecto, que “es desde hoy también el plan de ETA”, en palabras del secretario general del Partido Popular, Angel Acebes.
El Plan Ibarretxe defiende la voluntad de “tener un nuevo pacto político de convivencia, basado en la libre asociación” con España, aboga por el “reconocimiento de la nacionalidad vasca compatible con la nacionalidad española” y, por este motivo, quiere reformar el actual Estatuto de Autonomía vasco, el marco jurídico y político que rige esa comunidad desde hace 24 años. Con su aprobación por mayoría absoluta en la cámara vasca, el plan será remitido al Congreso, después de lo cual la reforma requerirá la luz verde de las Cortes Generales del Estado mediante ley orgánica. Tras un proceso negociador con el Estado que no debería superar los seis meses, y en caso de ser aprobado el resultado de la negociación por las Cortes Generales y el Parlamento vasco, el plan sería sometido a referéndum en la sociedad vasca. Si la negociación con el Estado se frustrara y no se alcanzara un acuerdo sobre el texto aprobado por la mayoría absoluta del Parlamento Vasco, el lehendakari (jefe del Ejecutivo vasco) someterá igualmente a referéndum el nuevo Estatuto.
Antes de la votación, ya se preveía que el proyecto saldría adelante, pues el portavoz de Sozialista Abertzaleak en esa cámara, Arnaldo Otegi, anunció que tres de sus seis parlamentarios lo apoyarían, lo que permitiría su aprobación. Otegi leyó durante su intervención una carta del histórico dirigente de ETA y parlamentario huido de la Justicia José Antonio Urrutikoetxea, “Josu Ternera”, a favor de la autodeterminación y en contra de las reformas estatutarias.