EL MUNDO
› HABLA LUIS EDUARDO GARZON, CANDIDATO DE LA IZQUIERDA COLOMBIANA
“Vamos a llegar a la segunda vuelta”
Hasta hace poco tenía un 2 por ciento de intención de voto, pero ahora –en un contexto signado por el ascenso del candidato antiguerrilla Alvaro Uribe–trepó al 7. Luis Garzón explica por qué.
Luis Eduardo Garzón, “Lucho”, como se hace llamar, es el candidato presidencial colombiano por la izquierda para los comicios del 26 de mayo. La última encuesta lo llevó a los siete puntos de intención de voto –frente a un 2 por ciento anterior– y mostró una baja del candidato Alvaro Uribe, que pasó de un 59 por ciento en marzo a un 47 por ciento de la intención de voto. Lucho Garzón habló con Página/12 señalando que la fortaleza de su movimiento –antes Frente Social y Político, rebautizado Polo Democrático– ha radicado en mantenerse firme en sus postulados, y que él como candidato se presenta como un hombre común, que de líder sindical pasó a aspirante por una alternativa político-partidaria de solución política negociada con la guerrilla. Un dato no menor es que tras los comicios legislativos del pasado marzo logró la adhesión de sectores independientes del Senado.
–Su movimiento surgió en 1999 en el seno de la Central de Trabajadores, como el Frente Social y Político, ¿qué conserva y qué modificó?
–En primer lugar se llamó Frente Social y Político, lo que fue integrando al mundo sindical, a los sectores indígenas. Allí había varios partidos izquierda divergentes –el Socialista, el Socialdemócrata y el Comunista–; se lanzó la candidatura y empezamos a encontrar convergencias: desde el 10 de marzo hasta ahora se ha acercado nueva gente, por ejemplo, de la bancada parlamentaria independiente. Se reafirman tres postulados básicos: contra el modelo económico y en busca alternativas de gestión que no digan solamente “abajo el neoliberalismo”; una reforma política profunda y cambios políticos en la vida nacional, y en tercer lugar una reiteración a la negociación política, el acuerdo de todos los colombianos a una agenda común. La guerra no es la alternativa. El frente también cambia su nombre, ahora es Polo Democrático y espero que mañana se llame Guantanamera.
–¿Cómo incide que en su fórmula presidencial esté Vera Grave, antigua guerrillera del M-19?
–Es un punto de encuentro muy importante con lo que significa la reconciliación en Colombia. Algunos la critican, pero yo no estoy de acuerdo con eso. Esas críticas son de unos sectores minoritarios de extrema derecha. A la votación le suma que ella haya sido la mujer que fue más votada en la historia del Parlamento en 1991.
–¿En qué se diferencia su candidatura de la de Horacio Serpa?
–Serpa es un hombre ligado a la historia de los grandes problemas de este país, él abandonó el modelo neoliberal en problemas; su partido –el liberal– tiene que ver con todas las crisis de corrupción. Yo no puedo diferenciar a la persona del partido que representa, porque Serpa sigue en el partido y es lo mismo que en el pasado –por eso tiene el respaldo de todos los ex presidentes desde el ‘74–, pero ahora trata que en su discurso el Partido Liberal se diferencie un poco hacia la izquierda. En mi opinión tiene gran responsabilidad con lo que ha pasado.
–¿Cómo interpreta el fenómeno de Alvaro Uribe?
–Uribe es un Sharon, un hombre con mucha efervescencia y poca consistencia. El se ha aprovechado de la reacción de rechazo a la guerrilla y se ha presentado para resolver todos los problemas. Pero la última encuesta mostró que bajó tres puntos.
–La misma que lo ubica a usted tercero, con siete puntos más que antes ¿A qué lo atribuye?
–A la concreción de un polo como el que venimos desarrollando, en los debates televisivos todo el mundo nos ha dado ganadores, porque nos hemos defendido de la artificialidad de la política. Es decir, salimos con un comportamiento normal de un hombre común que espera su presidencia.
–¿Cómo se compatibiliza un movimiento de izquierda con su planteo de bilateralidad con Estados Unidos y no renunciar a la deuda externa?
–La izquierda no puede terminar pidiendo no relacionarse con nadie. Ni compartimos el Plan Colombia, ni el endeudamiento del FMI, ni la intervención militar, pero los confrontamos. Para nosotros la izquierda nonos niega la posibilidad de dialogar y negociar. Ningún gobierno en América latina estaría en condiciones sin un apoyo del poder.
–¿Cómo es compatible con una fórmula de izquierda darles capacidad deliberativa a los militares?
–Miren Venezuela, que es clave. Antes de que se pongan a conspirar y hagan golpes de Estado, nosotros proponemos democratizar las fuerzas armadas y desarrollar un proceso de participación política de los procesos militares.
–¿Cuál es su visión de lo sucedido en Venezuela?
–Fue un golpe de Estado innegable de los empresarios, donde Estados Unidos tenía la mano metida. Al mismo tiempo muestra que los gobiernos, sean de derecha o de izquierda, tienen que buscar de ser lo más plurales posible; si no, la gobernabilidad no se garantiza.
–Usted propone una solución política negociada con las FARC, ¿impone la condición de un cese de fuego?
–No, en este momento no hay confianza ni en la población, ni en la guerrilla ni en el Estado. Creo que hay que volver a barajar y empezar un acuerdo humanitario que empiece a buscar confianza en todas las partes.
–¿Aceptaría el canje de los congresistas secuestrados por los prisioneros rebeldes?
–En este momento Colombia no está para canjes y éstos vuelven indefinida y eterna la guerra. Hay que buscar parar la guerra negociando, buscando los contenidos de transformaciones importantes en lo económico, social y político. El énfasis no está en el escenario del canje sino en los contenidos de las reformas que requiere este país. Después de un proceso de negociación con las guerrillas habrá que discutir la manera de someter a los paramilitares a la justicia. En el caso de la guerrilla hay que negociar, y en el caso de nuestro gobierno la llevaríamos a participar de las transformaciones que requiere este país. Además, con la veeduría internacional de países de UE y la ONU que permitan ir concretando los acuerdos.
–¿Llega a la segunda vuelta con Uribe?
–Claro, la tendencia muestra que podemos mejorar sustancialmente.
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