La economía con el Frente Amplio tendrá un fuerte acento social. A pesar de que deberá afrontar el servicio de una abultada deuda pública, el nuevo gobierno de la coalición de iz- quierda de Tabaré Vázquez no dejará en el tintero su promesa de erradicar la pobreza extrema, por lo que su principal meta será generar un país productivo con crecimiento suficiente para hacer frente a ambos compromisos.
El nuevo gobierno también se propone bajar el déficit fiscal, que en 2004 se ubicó en el 2 por ciento del PBI (sin el cómputo de los gobiernos departamentales), cuando la meta acordada con el FMI fue de 2,9 por ciento para el año. Asimismo anunció que emprenderá reformas estructurales, entre ellas una reforma de la recaudación y administración tributaria, la banca pública y la seguridad social. Pero la primera prioridad del gobierno será el Plan Nacional de Atención a la Emergencia Social, de dos años y que demandará 100 millones de dólares, con el que se pretende sacar a flote a los sectores más sumergidos de la sociedad. En un país donde la pobreza se duplicó en los últimos cinco años, con cerca de 300 mil ciudadanos pobres y una caída del salario real del 22 por ciento, las medidas paliativas se vuelven urgentes. Sin embargo, el horizonte del partido de Tabaré es más amplio y apunta también a un modelo de país productivo, que pueda salir de su histórica dependencia de capital extranjero, con el objetivo de duplicar la actual tasa de inversión productiva del 13 por ciento.
Para lograr esos cometidos, el futuro ministro de Economía, Danilo Astori, dijo que “crecimiento significa inversión, sin inversión no vamos a poder crecer, y para invertir se requiere un escenario económico estable, con reglas claras, con un ambiente propicio, lo que a su vez demanda, en forma imprescindible, una conducta fiscal rigurosa”, añadió. En ese marco, es previsible que el futuro gobierno frenteamplista enfrente una avalancha de reclamos, aunque Astori indicó que “atender todos los reclamos legítimos en este momento es absolutamente imposible”. Durante enero, el gobierno electo se reunió con los organismos multilaterales de crédito. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) comprometió 1200 millones de dólares para el período 2005-2009.
El Banco Mundial (BM) apoyará con recursos el programa de la futura administración, según Astori. En las discusiones con el FMI hubo coincidencias de concepto y sobre las reformas estructurales –tributaria, del Estado, del sistema financiero– que deberá aplicar el nuevo gobierno, pero aún deben negociarse las metas, las que se negociarán a partir de fines de marzo. La deuda pública –de 13.428 millones de dólares– exigirá por pago de intereses y capital desembolsos de 3000 millones en 2005, 2340 millones en 2006, 1235 millones dólares en 2007, 915 millones en 2008 y 807 millones en 2009, según el Banco Central.
Otro importante desafío es el endeudamiento privado, en especial del sector agropecuario. La gran apuesta será contemplar la situación de los pequeños productores endeudados y una reforma tributaria que tienda hacia un impuesto a la renta, en el que el impuesto sea más a la persona que a la actividad. Es decir un sistema tributario progresista.
El futuro ministro de Ganadería, el ex tupamaro Ernesto Agazzi, dijo que el endeudamiento “no se va a tratar con un enfoque financiero”, sino más bien “con un criterio productivo, de la reactivación”. Para Agazzi “hay que permitir que esa persona que quiere pagar y no puede, pueda pagar en base a lo que pueda producir”. En lo que respecta a la política monetaria y cambiaria, Astori dijo que se va a mantener el actual régimen, de libre flotación, pese a los reclamos de algunos sectores –sobre todo el agropecuario y el exportador– por la depreciación del dólar, aunque habrá “novedades” en cuanto a la utilización de herramientas, lo que incide directamente en el tipo de cambio.