Moldavia, el país más “pobre de Europa”, fue a los comicios ayer en una elección que probablemente vea a otro país más, miembro de la ex Unión Soviética, darle la espalda al Kremlin en favor de la integración europea. A pesar de que Moldavia tiene menos opciones realistas de unirse a la UE debido a su calamitosa economía, ésa es la dirección hacia la que la mayoría de los partidos moldavos quiere dirigirse. Extrañamente, un partido liderado por Vladimir Voronin, el último jefe de estado comunista europeo, seguramente gane cómodo los comicios a pesar de que las fuerzas opositoras afirman que una revolución carmesí aún puede ocurrir. Las apariencias pueden engañar, Voronin se ha convertido tarde al comunismo de nombre nomás, y ha comenzado a mirar hacia el Occidente no Oriente, un hecho que ha frustrado a los potenciales revolucionarios que lo han acusado de robarles sus vestimentas políticas.