Mar 15.03.2005

EL MUNDO  › MASIVA DEMOSTRACION DE LA OPOSICION EN LIBANO

Una marea humana antisiria

Por Ferrán Sales*
Desde Jerusalén

La oposición antisiria volvió ayer a la carga para ocupar las calles de Beirut, en la mayor manifestación registrada en Líbano desde el asesinato del ex primer ministro Rafik Hariri el 14 de febrero. Los organizadores de la marcha aseguran haber reunido a más de un millón de personas, superando con creces la manifestación que convocaron los sectores prosirios y los chiítas de Hezbolá hace una semana, cuando clamaron por la continuación de la tutela del régimen de Damasco. Los líderes opositores y del gobierno negocian el fin de las movilizaciones por temor a agravar la crisis.
Cristianos, musulmanes sunnitas, drusos y falangistas volvieron ayer a darse la mano para desfilar por el centro de las calles de Beirut. Celebraban el inicio de la retirada de las tropas sirias, pero sobre todo se unieron para recordar el asesinato –ayer hizo un mes– del ex primer ministro Rafik Hariri. La oposición movilizó a todos los sectores de la sociedad, incluidos los reductos más alejados y reacios, como los residentes en el valle de la Bekaa, un feudo de los movimientos prosirios, de donde llegaron durante la mañana unos 200.000 manifestantes.
Todos confundidos agitaron las banderas nacionales, al tiempo que repitieron los lemas habituales: “Queremos la verdad (sobre el magnicidio de Hariri)”, “fuera Siria” o “libertad, soberanía, democracia y unidad nacional”. “La verdad se esconde en las celdas oscuras de los servicios de información que nos gobierna y que ustedes están a punto de barrer”, aseguró a la multitud desde lo alto del podio Maruan Hamade, el número dos del movimiento druso, ex ministro de Economía y diputado, quien salvó milagrosamente la vida el pasado mes de octubre después de que el coche en el que viajaba fuera sacudido por la explosión de un coche bomba.
Hamade recordó ante los manifestantes a las personalidades libanesas asesinadas en el pasado, entre ellas el líder druso Kamal Yumblat, los presidentes René Moawad y Bechir Gemayel y el jeque Hassan Jaled. Las palabras del orador fueron acogidas con insultos a los sirios, proferidos por una marea humana que ocupaba los 200.000 metros cuadrados de la plaza de los Mártires, escenario habitual de las manifestaciones de la oposición.
El temor a escindir Líbano en dos sectores irreconciliables y a reabrir de nuevo las heridas provocadas por los quince años de sangrienta guerra civil –desde 1975 a 1990– ha empezado a preocupar a los líderes de los dos bandos, que en los últimos días tratan de negociar el fin de las protestas de uno y otro bando. El presidente prosirio, Emile Lahud, y el patriarca maronita y líder del movimiento antisirio, Nasrallah Sfeir, han celebrado desde el pasado fin de semana varias reuniones para intentar desconvocar de manera conjunta las marchas. También desde el gobierno se empiezan a escuchar voces que amenazan con prohibir las protestas callejeras. Inexorablemente, las tropas y los agentes de los servicios secretos sirios continúan abandonando sus acuartelamientos. Ayer, los agentes de la red de información desalojaban las cuatro oficinas que mantenían abiertas en la ciudad norteña de Trípoli, y de acuerdo con las órdenes recibidas se concentraban en el este de Líbano. En los próximos días se replegarán también los agentes de Sidón y Tiro, en el sur del país. En último lugar lo harán los responsables de los servicios secretos radicados en Beirut, en total unos 5000 agentes.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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