Mié 10.08.2005

EL MUNDO

El hombre que no compró a nadie... exige 41 millones

El publicista Marcos Valerio, implicado en el pago de sobornos a parlamentarios, pidió al partido de Lula que le devuelva 41 millones de dólares. E inculpó al ex mano derecha de Lula, Dirceu.

El publicista más estrechamente ligado al PT se distanció de las intrigas políticas y siguió afirmando que sólo fue garante del Partido de los Trabajadores por su amistad con el ex tesorero petista, Delubio Soares. En una nueva comparecencia ayer ante el Congreso, Marcos Valerio culpó, por primera vez, al ex hombre fuerte del presidente Inácio Lula da Silva, José Dirceu, y aseguró que irá a la Justicia para demandar los más de 41 millones de dólares que le debe el partido de gobierno. Valerio confesó que el sistema de contabilidad ilegal era parte de la política brasileña desde el gobierno de Fernando Henrique Cardoso. Mientras tanto, el diputado Roberto Jefferson dejó de fustigar a Dirceu y ahora apunta a figuras del entorno actual de Lula.
“Yo no compré a nadie”, volvió a declarar Valerio ayer, y agregó que no cree que haya habido “mensualidades” a parlamentarios. Sin embargo, y ya sin posibilidad de negar lo innegable, buscó defender el sistema contable ilegal petista –como no hace tanto lo hizo Lula desde París– afirmando que la financiación de contabilidades ilegales de partidos “es una práctica normal de empresas con políticos”. Según el publicista, él no inventó nada nuevo. El sistema de financiación ilegal que se utilizó desde el 2003 hasta la actualidad es el mismo que funcionaba bajo el gobierno anterior del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), hoy la principal fuerza en la oposición. Valerio reconoció que “ayudó” en la campaña electoral de 1998 del entonces gobernador del estado de Minas Gerais Eduardo Azeredo, que hoy es presidente del PSDB. Aseguró que no sólo no le devolvieron los 9 millones de dólares del préstamo, sino que además no osó reclamarlo porque entonces era el partido gubernamental. Hizo bien. Valerio comenzó a ganar contratos de publicidad con empresas estatales con el nuevo gobierno social-demócrata.
Soares “se cansó de decirme que el señor José Dirceu sabía de las operaciones” y que las avalaba, declaró ayer Valerio, que también calificó al ex jefe de gabinete como su “enemigo”. Asimismo, el publicista leyó los nombres de las personas favorecidas por el dinero de sus cuentas, entre los que figuraban: Zilmar Fernandes da Silveira, socia del publicista Duda Mendonça –que dirigió la campaña electoral de Lula en 2002–, y el ex presidente de la Cámara de Diputados, Joao Paulo Cunha. Sobre la conexión con Portugal, que en los últimos días protagonizó la crisis, reconoció que una de las veces que se reunió con Dirceu en su despacho ministerial los acompañó el representante en Brasil del grupo portugués Espírito Santo, Ricardo Espírito Santo. Sin embargo, destacó que sólo se habló de inversiones empresariales.
Valerio explicó su rol en el sistema de contabilidad alternativo del PT: contraía préstamos con bancos brasileños –con el aval de sus empresas– y entregaba el dinero al partido, o a los políticos que el PT ordenaba, para que así tuviera una contabilidad que no tenía que declarar. Durante su exposición, el publicista explicó que el grueso de los 41 millones y medio de dólares que le debe el partido de Lula son seis préstamos por 23,6 millones de dólares suscritos con el aval de sus empresas de publicidad y cuyo valor “fue directamente pasado al PT o a quien Delubio Soares mandaba”. Esos préstamos le costaron el puesto a la dirigencia partidaria, y la cúpula actual no reconoce esa deuda por considerarla ilegal. Otros dos préstamos fueron oficialmente a las arcas del partido –un poco más de 2,1 millones de dólares–, que fueron avalados por él mismo, además del ex presidente del partido José Genoino y el ex tesorero Soares.
Ya no hay dudas. Valerio confirmó ayer, ante la Comisión Parlamentaria de Investigación que busca determinar si hubo o no un pago de sobornos mensuales desde el partido gubernamental a los legisladores aliados, que el ser garante de los préstamos del PT le significó millonarios contratos de publicidad con el gobierno. El publicista de 44 años intentó tapar el claro tráfico de influencias con una débil defensa: “Nunca di un centavo a ningún ministro, a ningún presidente de la República”.

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