EL MUNDO
› EN MEDIO DE LA CRISIS POLITICA, PALOCCI DA UN ALIVIO A LOS MERCADOS
El hombre del establishment no se va
Antonio Palocci, ministro de Economía de Brasil, dijo ayer que seguirá en el cargo y negó las acusaciones de corrupción.
› Por Darío Pignotti
Desde San Pablo
La crisis no da respiro ni los domingos. El ministro de Economía brasileño, Antonio Palocci, convocó ayer a una conferencia de prensa para negar vínculos con los casos de corrupción en que lo involucró su ex secretario. La premura del ministro en rechazar los cargos y anunciar su continuidad en la función fue un modo de contener posibles remezones en la apertura de los mercados. El viernes, cuando Palocci pasó a integrar la larga lista de funcionarios sospechados de corrupción, la Bolsa cayó 0,9 por ciento y el dólar alcanzó su mayor precio en 15 meses. El funcionario afirmó que el presidente Lula “no desea que salga del Ministerio de Hacienda, dijo que no autorizará mi salida ni siquiera temporaria”. La salida de Palocci podría amenazar lo poco que resta de gobernabilidad a la gestión del presidente Lula da Silva, que el viernes cenó con importantes empresarios en San Pablo.
Acusado de cobrar sobornos para financiar al Partido de los Trabajadores (PT), Palocci es hoy el interlocutor más confiable del gobierno con el mercado financiero, que le tiene un aprecio proporcional a los 19,7 por ciento de interés mensual pagados por el Estado en concepto de intereses. La tasa más alta del mundo. En las 2 horas y 12 minutos de diálogo con la prensa, el ministro se mostró calmo y, en general, convincente. El hombre más fuerte del gabinete, tras la caída del ex jefe de la casa civil José Dirceu, sustentó su defensa en la continuidad de la política económica que, dijo, seguirá sin cambios. “Los fundamentos de la (política económica) no pueden ser revisados.” Elogió también al gobierno del ex presidente Fernando Henrique Cardoso por las reformas económicas que consideró “valiosas”. El partido de Cardoso, el PSDB, recibió favorablemente los argumentos y anunció que no piensa convocarlo a ninguna de las comisiones parlamentarias de investigación creadas para seguir los escándalos de corrupción que sacuden al país desde el 6 de junio pasado. “Creo que Palocci consiguió ‘desestresar’ al sistema financiero”, dijo Arthur Virgilio, líder del PSDB en el Senado.
Otrora militante de Libelu, facción trotskista del PT, Palocci es blanco de críticas que parten de todos los sectores de su partido: hasta el presidente petista, Tarso Genro, reclamó un giro que atenúe la “ortodoxia” paloccista. Al referirse a las denuncias hechas por su ex colaborador Rogerio Buratti, el ministro las rechazó “categóricamente y con vehemencia”. “No recibí y no autoricé que (alguien) recibiese recursos para el Directorio Nacional del PT o para otras instancias del partido.”
El ministro no fue muy creíble cuando dijo que desde su llegada al gobierno federal no mantenía contactos con Buratti, que sería un lobbista ligado al gobierno. Una reportera desmintió a Palocci informando que su actual jefe de Gabinete recibió varias llamadas Buratti.
Buratti fue secretario de gobierno de Palocci cuando éste era intendente de Riberao Preto, un rico municipio del interior del Estado de San Pablo, en los años 1990. Amparándose en la “delación premiada” Buratti decidió colaborar con la Justicia el viernes cuando prestó un largo testimonio, tras lo cual fue liberado.
Tercer y cuarto poder
El analista Franklin Martins dijo que la degradación política brasileña, potenciada por la crisis, convirtió en moda “la delación premiada”. Con ello, oportunistas de toda laya se ofertan en el mercado de denuncias buscando alguna tajada. Es el caso de Toninho de Barcelona, condenado a 25años de prisión por lavado de dinero, que de buenas a primeras dijo saber lo que antes calló: un esquema de compra y envío de divisas petistas.
A pesar de la reputación del denunciante, un grupo de legisladores viajó hasta una cárcel de San Pablo para oírlo, en sesión reservada, y luego filtraron a la prensa sus acusaciones, que saltaron a las portadas de los principales diarios.
Con el acusador de Palocci, Buratti, se repitió el formato. Sus confesiones al juez iban siendo trasladadas, en tiempo real, a los movileros por un fiscal que entraba y salía de la comparecencia. El diario Folha de Sao Paulo, en su columna de infidencias, dice que el funcionario judicial habría sido orientado por el gobierno de Geraldo Alkmin, precandidato presidencial por el PSDB. Es más: la misma noche del viernes el programa Jornal Nacional, de la Rede Globo, emitió un video con la acusación de Buratti, registrada dentro del despacho del juez y, según se ve, sin que la cámara estuviera muy oculta.
En ambos casos hay la misma violación de los “presupuestos republicanos” advertida por el politólogo Francisco Fonseca, que señala que el tercer poder –la Justicia– parece obrar como brazo de los intereses políticos, y la prensa –el “cuarto poder”– en lugar de fiscalizar está ocupada en “espectacularizar la historia” sin trepidar en “acusar y condenar” al sospechoso, que, en principio, es inocente.
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