Una encuesta de opinión del instituto Ibope, publicada ayer por la revista Isto E, confirma la tendencia declinante de las proyecciones electorales de Lula. Inmune a las denuncias en las primeras semanas del affaire del “mensalao” (sobornos a legisladores), su imagen comenzó a desgastarse desde hace un mes y ya no aparece como vencedor incontestable en las presidenciales de octubre del 2006. El sondeo dice que varios postulantes conseguirían forzar un segundo turno con Lula, que antes derrotaba en primera vuelta a todos los oponentes. Aun así el mandatario vencería a la mayoría en el ballottage, salvo a José Serra, alcalde de San Pablo y correligionario del ex presidente Fernando Henrique Cardoso, que aparece relegado en las mediciones, pero está resuelto a tentar un tercer mandato, según la prensa de ayer. Lo llamativo es que los potenciales electores de Lula aún representan el 36% de los consultados, 3% menos que en la última medición, una caída atendible, pero leve si se contempla la gravedad de las denuncias contra su partido y su gobierno. Cruzando datos se advierte que hay quienes piensan votarlo mismo que lo crean tolerante con la corrupción. El electorado lulista encogió en grandes centros urbanos como San Pablo y se mantiene incólume en el nordeste, donde habita la población más humilde a la que el presidente visitó frecuentemente en las últimas semanas. Los números de IBOPE también fueron examinados por la oposición que, por esa y otras razones, es cauta al reclamar el impeachment (juicio político). Admiten que sería una propuesta todavía impopular.