Dom 28.08.2005

EL MUNDO

El Menem peruano monta su retorno

Parecía liquidado. Exiliado en Japón, no cuenta con derechos políticos en su país. Pero vuelve con gran intención de voto.

Por Carlos Noriega
Desde Lima

Un video terminó por derrumbar su gobierno y sus sueños de eternizarse en el poder, y después aparecieron muchos otros videos, grabados por su brazo derecho Vladimiro Montesinos, que revelaron los más íntimos detalles de la inmensa corrupción de su gestión presidencial. Ahora, cinco años después de su huida del Perú, el ex presidente Alberto Fujimori (1990-2000) intenta dar vuelta la historia y volver al poder utilizando el arma que lo sacó del Palacio de Gobierno y que desnudó las miserias de su régimen: el video.
Fujimori graba sus videos en su cómodo refugio de Tokio y los envía a los dirigentes de su partido, Sí Cumple, que organizan mitines para transmitirlos en pantalla gigante. En esas grabaciones todo está cuidadosamente calculado: el escenario austero, los libros sobre el Perú en lugar visible, el discurso. Para cada mítin se graba un video diferente, en el que el candidato virtual recuerda la carretera que construyó o la luz que puso en la ciudad o el pueblo que lo escuchará, y si no lo hizo antes ofrece hacerlo ahora; y en todos los casos repite la inverosímil historia de que fue una víctima de Montesinos y su mafia y no el socio que las evidencias demuestran, se presenta como un “perseguido político” y critica con dureza al actual gobierno del impopular Alejandro Toledo y a toda la desprestigiada clase política. Otra vez se ha comenzado a escuchar en las plazas “El ritmo del chino”, esa pegajosa tecnocumbia que Fujimori bailaba torpemente en la campaña del año 2000 y que ahora precede a la aparición de su imagen virtual en una pantalla gigante.
Fujimori logró transmitir a todo el país un mensaje televisado de cinco minutos por el canal del Estado, aprovechando un espacio gratuito para los partidos políticos. Cuando las autoridades reaccionaron, el video ya había sido emitido. El canal estatal impidió que se propalara un segundo mensaje de Fujimori, argumentando que la ley le impide usar ese espacio por estar suspendido en sus derechos políticos. Fujimori respondió encargándole al menor de sus cuatro hijos, Kenyi, de 26 años, que lo sustituyera. El joven Fujimori apareció en la televisión vestido con saco oscuro y corbata naranja, el color que identifica al fujimorismo, leyendo con dificultad, por momentos casi balbuceante, un mensaje de cinco minutos, que fue un listado de promesas electorales. Terminó anunciando: “Reitero la decisión de mi padre de retornar al Perú para presidir Sí Cumple en forma personal”. Pero Fujimori no puede regresar al Perú porque tiene orden de captura, acusado de corrupción y violaciones a los derechos humanos, y no puede inscribir su candidatura presidencial desde Japón porque está suspendido por el Congreso hasta el año 2011 para ejercer cualquier cargo público. A pesar de eso, Fujimori anuncia en sus videos que será candidato en 2006. Y actúa como un candidato.
Una reciente encuesta de Datum coloca a Fujimori empatado en el primer lugar de intención de voto con 20 por ciento, junto a Lourdes Flores, de la derechista Unidad Nacional (UN), y por encima de los ex presidentes Alan García (1985-90) y Valentín Paniagua (2000-2001), igualados en 16 por ciento. De acuerdo con un sondeo realizado por la Universidad de Lima, un 15 por ciento simpatiza con Fujimori, lo que lo ubica en segundo lugar luego del alcalde de Lima, Luis Castañeda, quien tiene un 24 por ciento de simpatía. Castañeda, miembro de UN, anunció hace unos meses, cuando encabezaba todas las encuestas, que no postulará a la presidencia. En diálogo con Página/12, Luis Benavente, de la Universidad de Lima, señaló que “ese 15 por ciento de apoyo que tiene Fujimori es importante, dado el nivel de fragmentación que existe. El respaldo que Fujimori ha recuperado se explica, en gran parte, por el fracaso del actual gobierno. La derrota del terrorismo y el control de la hiperinflación que se dieron en su gobierno son dos cosas que lo favorecen. También juega a su favor el desprestigio de la clase política, porque mucha gente ve a Fujimori como alguien que está al margen de esa clase política”. Benavente opina que en el hipotético caso de una candidatura de Fujimori, ahora prohibida legalmente, éste podría pasar a segunda vuelta “porque la valla está muy baja”, pero tendría serios problemas para ganar. “Más del 60 por ciento percibe a Fujimori como un corrupto, eso hace que su techo de crecimiento sea bajo. Ese es su principal problema. Creo que con Fujimori podría pasar lo mismo que ocurrió con Menem, que tuvo una votación relativamente importante en primera vuelta, pero no tuvo ninguna opción en la segunda”, señala Benavente.
Diego Uceda, subsecretario general de Sí Cumple, dijo a este diario que “nosotros hemos hecho una encuesta que le da a Fujimori un 38 por ciento de apoyo”. Sin embargo, ninguna encuestadora independiente corrobora ese resultado. Uceda reveló a Página 12 que el fujimorismo prepara la salida de un diario, “lo que debe ocurrir en unas dos semanas”, que usarán para presionar para que se le levanten los cargos a Fujimori e impulsar su candidatura. “Ese diario será nuestro cañón en las calles”, anuncia el dirigente fujimorista, como preparándose para una guerra. Como parte de la estrategia de retorno de Fujimori, su abogado ha pedido que se le cambie la orden de captura por comparecencia. “Esperamos que eso ocurra –dice Uceda– y que después el Jurado Nacional de Elecciones desconozca la suspensión del Congreso y acepte inscribir la candidatura de Fujimori.” Pero si eso no ocurre, Uceda adelanta los posibles escenarios que el fujimorismo analiza: “Tenemos capacidad de movilización y pondremos miles de personas en las calles para presionar a las autoridades a que acepten que Fujimori sea candidato. Fujimori podría regresar al Perú para ponerse al frente de esas protestas. Nosotros rodearíamos el aeropuerto con miles de manifestantes para protegerlo y evitar su captura. Un segundo escenario es que ese retorno sea clandestino. Y un tercer escenario es que el presidente (Fujimori) se quede en Japón dirigiendo todo de manera virtual, porque tampoco lo podemos exponer”.
Uceda admite que montarse en la impopularidad del actual gobierno les está dando resultados: “Sería soberbio no reconocer que el fracaso de Toledo nos está ayudando mucho. La gente ve en Toledo un presidente débil y quiere firmeza, mano dura, y eso es lo que ofrece Fujimori, a quien no le molesta tener fama de dictador”. Aunque es un prófugo y está suspendido en sus derechos políticos, Fujimori ha logrado reinsertarse en el escenario político peruano a través de una presencia virtual. Falta ver hasta dónde llegará.

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