Mié 31.08.2005

EL MUNDO  › EL PT QUEDO ENTRE EL CONTINUISMO O EL PASE A LA OPOSICION

13 semanas que conmovieron Brasil

En las internas del 18 de septiembre próximo, los petistas deberán decidir entre un “Campo Mayoritario” ligado a la anterior conducción y un ala izquierda que dejaría al partido enfrentado al gobierno de Lula. Y merman las perspectivas de una reelección el año próximo.

› Por Darío Pignotti
Desde San Pablo

Bastaron poco más de tres meses de denuncias, muchas graves, otras fútiles, todas ampliamente difundidas, para lograr la demolición del Partido de los Trabajadores (PT). O, si se prefiere, para que su reconstrucción sea una tarea improbable. Lula admitió ayer que la crisis era “extremadamente grave”. El reformismo impulsado por el presidente provisorio Tarso Genro, nombrado cuando la anterior dirección petista fue eyectada por supuesta corrupción, sólo sobrevivió 51 días. Genro nada pudo hacer frente al continuismo enquistado en la mesa ejecutiva, lo que abortó su candidatura a presidente por la lista del “Campo Mayoritario” en los comicios internos del 18 de septiembre. “Dirceu o yo” fue la consigna de Genro, que presionó de ese modo para que el hombre que movió los hilos partidarios durante 10 años dejara de hacerlo.
Pero el lunes en Porto Alegre, impotente ante el inexpugnable Dirceu, el gaúcho Genro, luego de criticar el estalinismo y sus prácticas, anunció que seguirá siendo presidente pero no candidato, lo cual reduce su poder a mera formalidad. Ahora la lista del “Campo Mayoritario” tendrá como postulante a la dirección petista al ministro de Trabajo Ricardo Berzoini, hombre permeable a Dirceu que continúa integrando la boleta de candidatos. Es decir, Dirceu sigue mandando. Es posible que este viernes finalmente Dirceu comunique que no se postulará a la futura dirección petista, pero ese paso al costado no restituirá credibilidad al “Campo Mayoritario”, blanco de feroces críticas por parte de las otras seis líneas internas que disputarán las internas del 18 de septiembre. Las fricciones entre oposición y oficialismo pueden caldearse más el sábado, en la reunión del directorio petista, cuando debe resolverse la expulsión o continuidad del ex tesorero Delúbio Soares, una decisión que mostrará cuánto está dispuesta a ceder la nomenclatura a favor de la proclamada “refundación” partidaria. Soares fue el operador del financiamiento ilegal montado en estos años.
Ayer, luego de visitar el Palacio del Planalto, Genro reiteró que ahora duda en votar al “Campo Mayoritario”, al tiempo que recibía elogios de varios candidatos opositores, gesto que algunos leyeron como un paso hacia un frente amplio contra el oficialismo. Hipótesis contra la que trabajan los emisarios de Lula, quien, aunque lo niegue, acompaña minuto a minuto la evolución de la crisis del partido del que es “presidente honorario” y líder incontestable. Una derrota del “Campo Mayoritario”, al que adscribe Lula, sería un traspié para el gobierno, que en ese caso deberá lidiar con un PT no oficialista.
La caída de Tarso Genro, acaso el único que podía refundar la agrupación sin fracturas, ocurrió exactamente 13 semanas después de que el diputado Roberto Jefferson, otrora aliado del PT, contara a una reportera cómo Dirceu, ex ministro jefe de la Casa Civil (o jefe de gabinete), loteaba alianzas partidarias, votaciones parlamentarias y cargos desde su escritorio del cuarto piso del Palacio del Planalto. A unos pocos pasos del despacho presidencial. Las 13 semanas transcurridas permiten advertir que Jefferson, fuera o no un francotirador, actuó quirúrgicamente, golpeando primero a Dirceu y luego al PT, las dos patas que aguantaban el experimento de Lula en la presidencia. Un ensayo de poder fracasado.
El domingo pasado, el ex presidente Fernando Henrique Cardoso, en extensa entrevista del diario O Estado de Sao Paulo, afirmó que más allá de lo que ocurra con la crisis, el tiempo del PT agoniza. Cardoso puede o no volver a ser presidente, pero el bloque de poder que lo sustentó durante ocho años, del que participó el Partido del FrenteLiberal (PFL), tiene serias aspiraciones de triunfar en los comicios de 2006. Sin disimular cierto racismo, Jorge Bornhaussen, presidente del PFL y aliado de Cardoso, vaticinó que al PT le llevará décadas recuperarse de esta bancarrota. “Nos libraremos de esa raza por los menos en los próximos 30 años”, profetizó el senador de ojos azules.

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