Vie 02.09.2005

EL MUNDO

Una “avería” que se arregló en la clase de matemáticas

El gobierno de Tabaré zanjó divergencias sobre el proyecto de presupuesto en lo que asigne a Educación.

“Hay una lectura positiva de la crisis de ayer: con el acuerdo alcanzado se cumple la voluntad del presidente, se logra que el ministro (de Economía, Danilo Astori) defienda su visión y además, un equipo que tenía una ‘avería’ ahora se encuentra más junto.” Este fue el análisis que hizo el ministro de Ganadería y ex Tupamaro José Mujica. No fue el único. Gran parte del gabinete del presidente Tabaré Vázquez no escatimó en frases optimistas y todos coincidieron en que no hubo crisis sino una diferencia de opiniones. El vicepresidente Rodolfo Nin Novoa pidió prestada una frase y aseguró que no hubo “ni vencedores ni vencidos”. El gobierno le bajó el tono –incluso Astori afirmó que “nunca hubo una presentación formal de renuncia”–, pero quedó poco clara la versión final del proyecto de presupuesto que convenció al ministro de Economía de quedarse.
Primero, es necesario entender por qué el ministro de Economía uruguayo llegó al punto de presentar su renuncia (aunque él ahora lo niegue). Históricamente el Frente Amplio ha defendido una partida para educación del 4,5 por ciento del presupuesto nacional. Sin embargo, desde el Ministerio de Economía, Astori sostenía, ya el lunes pasado, que de acuerdo a los cálculos realizados por la cartera y teniendo en cuenta las restricciones fiscales, sólo se podía asegurar previamente que se llegaría al 3,5 por ciento del PBI. En tanto, Tabaré recibía otro proyecto –del director de Planeamiento, Carlos Viera– en el que se alcanzaba el 4,5 por ciento pero a expensas de recortar las inversiones en varias carteras y con un déficit fiscal mayor al acordado con el FMI para los próximos tres años. Vale recordar que esta meta fue propuesta por el propio gobierno frentista. Cuando Tabaré, durante una sesión del Consejo de Ministros, le pidió que comprometiera el Presupuesto para otorgar ese el 4,5 por ciento, la respuesta de Astori fue que con el presupuesto adjuntaba su renuncia.
El presupuesto se plantea para los próximos cinco años. La partida fija y segura para educación es de 580 millones de dólares por año, 20 millones más de lo que proponía Astori en un principio. Sin embargo, está previsto que en cada rendición de cuentas (cuando cada año se fiscalice si las metas presupuestarias se cumplieron) si la recaudación es mayor de la esperada, habría “al menos” 20 millones de dólares anuales extra. Además, el presupuesto prevé que si se superan las metas acordadas con las organizaciones internacionales, es decir, si el superávit es mayor del 3 por ciento previsto –más que el promedio histórico del país– y, en consecuencia, el país recibe préstamos del exterior, habría una partida especial del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para educación. Con estos nuevos recursos se alcanzaría el 4,5 por ciento para el quinquenio.
“Todo es en función de la actividad económica” y de su crecimiento, según el analista uruguayo, Gabriel Papas que consultó Página/12. Sin embargo, el principal sindicato docente (Fenapes) ya salió a decir que aunque no es el 4,5 por ciento prometido, valoran el aumento. Mientras para algunos Astori se fortaleció porque quedó demostrado que es el garante frente al mundo financiero y empresarial; otros, como Papas, creen que se debilitó porque “la renuncia se pone en la mesa sólo una vez”. Lo que es seguro es que Tabaré hizo una apuesta al crecimiento de la economía nacional que si la pierde, le puede salir cara.

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