EL MUNDO
› EL CHICO QUE ESTRELLO EL AVION EN TAMPA LO HIZO A PROPOSITO
Acto suicida por amor a Osama
Después de una persecución aérea, estrelló un Cessna contra un banco en Tampa, Florida. Le encontraron una carta que reivindica los atentados del 11 de setiembre y explica que no era un terrorista.
El chico de quince años que el sábado se estrelló contra un edificio de 41 pisos de altura en Tampa, estado de Florida, no murió en un accidente. La policía que investiga el caso encontró en su bolsillo una carta explicando que se suicidaba para reivindicar a Osama bin Laden y mostrar su acuerdo con los atentados del 11 de setiembre que dejaron miles de muertos en Nueva York y Washington. Para suicidarse, Charles Bishop robó una avioneta de un aeroclub de otra ciudad, evadió la persecución de un helicóptero, calculó cómo llegar a destino antes que pudieran interceptarlo dos cazabombarderos de la fuerza aérea que despegaron de una base cercana, y estrelló el Cessna en medio del banco.
Las autoridades se encargaron de explicar que la muerte de Bishop no era un acto terrorista sino una acción solitaria, sin relación con Al-Qaida o algún otro grupo. Sin embargo, la Casa Blanca admitió que el adolescente causó una alerta militar y que el presidente George W. Bush fue avisado de los hechos. Para peor, el mismo sábado otras dos aeronaves se estrellaron en otros puntos del país, aumentando los nervios.
El joven suicida vivía con su madre Julia en Palm Harbour, Florida, y tomaba lecciones de pilotaje desde los trece años de edad. El sábado a las cinco de la tarde su abuela, Karen Johnson, lo dejó en la escuela de vuelo de la Academia Nacional de Aviación, que tiene su sede en el aeropuerto internacional de Saint Petersburg-Clearwater, cercano a su hogar. Todos conocían al quinceañero en la escuela, ya que había tomado clases con varios de los instructores y muchas veces lavaba sus aviones a cambio de horas de vuelo. Bishop era apreciado por su entusiasmo por los aviones y sus evidentes condiciones de piloto.
El sábado, el muchacho tenía una clase marcada y nada indicaba que iba a cometer ningún acto extraño. Su instructor le indicó, como siempre, que chequeara el instrumental del Cessna 172 de un motor y cuatro asientos que usarían en clase. Según la escuela de vuelo, los estudiantes siempre hacen el primer chequeo, que es repetido y corregido por los instructores. Pero según la policía local, Bishop no siguió la rutina de vuelo sino que puso el avión en marcha, carreteó y despegó sin autorización de la torre de control. En cuanto quedó en claro que había un vuelo ilegal en progreso, la torre intentó alertar a las autoridades.
Bishop se dirigió enseguida rumbo al centro de Tampa, volando a altura de crucero con buen tiempo. A los pocos minutos entró en la zona de control de la base de la fuerza aérea McDill, sede nada menos que del comando central militar que dirige la guerra en Afganistán. La base ordenó el despegue inmediato de dos cazabombarderos F-15 desde la base Homestead, cercana a Miami, para derribar el Cessna. Un helicóptero Jayhawk de la Prefectura llegó antes e intentó convencer a Bishop para que aterrizara. El muchacho ignoró las advertencias y estrelló su avión casi exactamente al medio de la torre de 41 pisos del Bank of America de Tampa. Había volado apenas 10 minutos, a un crucero de 160 kilómetros por hora.
Bishop fue el único muerto porque el edificio estaba prácticamente vacío. Apenas una hora antes todavía había gente en las oficinas de la firma legal Shumaker, Loop and Kendrick, por cuyos ventanales entró el avión. Pese a que hubo fugas de combustible en el tanque del Cessna, el avión no se estrelló y los daños materiales se limitaron al piso donde se estrelló. Las únicas otras personas presentes en el predio eran unos pocos empleados en otros pisos y los miembros de un club que tiene su sede allí. El avión quedó asomando a mitad del edificio, lo que atrajo una multitud que fue a mirar, y sólo ayer los bomberos retiraron sus restos.
El fin de la tarde del sábado extendió los nervios hasta el más alto nivel político de Estados Unidos. Horas después de la muerte de Bishop, otros dos pequeños aviones se estrellaron en California y Colorado, lo que fue seguido de cerca por las autoridades militares y por el presidente Bush, que se encontraba de gira en Oregón para hablar ante grupos de desocupados y defender su paquete de medidas económicas, bloqueados por los demócratas en el Congreso. Los militares dispusieron además unainvestigación para determinar cómo una adolescente pudo sobrevolar sin problema la base aérea más importante –y supuestamente mejor defendida– de EE.UU. y penetrar una ciudad importante sin ser derribado, como se suponía que no podía pasar después de los atentados del 11 de septiembre.
Al principio, se pensó que la muerte de Bishop era resultado de un accidente causado por su imprudencia y se llegó a especular que se trataba de una apuesta. Pero ayer se informó que llevaba en el bolsillo una carta cuyos contenidos exactos no fueron revelados pero que reivindicaba los atentados de Osama bin Laden y aclarando que había actuado solo, sin contactos con ningún grupo terrorista. El FBI comenzó el mismo sábado una investigación sobre el chico de 15 años, que no registraba ningún antecedente criminal. Aparentemente, sus compañeros de la escuela secundaria contaron que últimamente estaba deprimido y que había mostrado una fascinación excesiva con las imágenes de los aviones estrellándose en las torres gemelas de Nueva York.
Un elemento que no pasó desapercibido fue que nuevamente una escuela de vuelo acababa involucrada en un atentado: los terroristas que secuestraron cuatro aviones comerciales y los estrellaron en septiembre se habían entrenado en academias del mismo estado de Florida. Michael Cronin, el abogado de la de Saint Petersburg, aclaró que la escuela de vuelo no había faltado a los procedimientos de seguridad y que Bishop “básicamente se robó un avión”. El abogado agregó que el muchacho estudiaba en esa escuela desde marzo del 2001 y que, como era menor de 16 años, no se le había permitido nunca volar solo. “No quiero especular sobre su estado mental”, dijo Cronin.
El vocero de la Casa Blanca Scott McClellan confirmó que no hay indicios de que Bishop fuera parte de un grupo terrorista, pero que el evento era considerado un serio problema de seguridad. El director de Seguridad Nacional, Tom Ridge, y la Administración Federal de Aeronáutica se mostraron preocupados por la facilidad con que un adolescente pudo robarse un avión e indicaron que habría una investigación sobre las pautas de seguridad en las ahora cuestionadas escuelas de vuelo del estado sureño.