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El próximo que cae
La suerte parece estar echada para el presidente de la Cámara de Diputados, Severino Cavalcanti. El golpe final lo dio ayer el empresario que opera el restaurante de la Cámara, Sebastiao Buani. Confirmó que Cavalcanti, en 2002 y nuevamente en 2003, le pidió el pago de mensualidades para renovar la concesión. Los sobornos habrían superado los 50 mil dólares. El presidente Lula da Silva, previendo que la situación política de Cavalcanti ya era muy precaria, decidió “mantener distancia” del caso. Ante la inminente caída, el gobierno prefirió comenzar a negociar con la oposición un posible reemplazo consensuado. El discurso de Lula de anteayer, en el acto por la independencia nacional, no dejó más que críticas.