EL MUNDO
› TRAS EL RESULTADO EN LAS URNAS QUE NO LES PERMITE FORMAR GOBIERNO CON SUS SOCIOS
Un duelo de titanes comenzó en Alemania
Ni el actual canciller Gerhard Schroeder ni su rival Angela Merkel resignan el liderazgo de una eventual “gran coalición” social-demócrata con la democracia cristiana. Siguen las difíciles negociaciones con los partidos minoritarios.
› Por José Comas*
Desde Berlín
La incertidumbre más absoluta reinaba ayer en Alemania, 24 horas después del veredicto de las urnas. El resultado hace imposible la formación de una mayoría estable de gobierno si los partidos se mantienen aferrados a sus posiciones inflexibles. El Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) y la democracia cristiana (CDU/CSU) se consideran vencedores de las elecciones y ambos con derecho al puesto de canciller en el futuro gobierno. Por su parte, los partidos pequeños, los liberales (FDP) y los Verdes, por ahora no conciben unirse en una coalición común, cerrando aún más las opciones de los partidos mayoritarios.
El SPD exige la condición de socio mayoritario en una eventual gran coalición con la democracia cristiana (CDU/CSU), con el argumento de que ha sido, con el 34,3 por ciento, el partido más votado. En una carta del presidente del SPD, Franz Müntefering, dirigida a los restantes partidos con excepción del Partido de la Izquierda, de poscomunistas y ex militantes del SPD desencantados y sindicalistas, se argumenta que la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y la Unión Socialcristiana (CSU) son dos partidos diferentes y no se pueden sumar sus votos. El SPD reclama para su líder Gerhard Schroeder la continuidad en el cargo, a la vista de los resultados, y excluye participar en un gobierno sin el actual canciller al frente.
La CDU tuvo un 27,8 por ciento de votos y su partido hermano, la CSU en Baviera el 7,4 por ciento, que da un total de 35,2 por ciento, pero el SPD considera que no se pueden sumar por tratarse de dos partidos diferentes. La democracia cristiana sostiene que el criterio determinante no es el de partido, sino el de grupo parlamentario que forman los dos partidos hermanos. En este caso, CDU y CSU suman más votos que el SPD. La presidenta de la CDU y aspirante a canciller Angela Merkel también se ha dirigido “a todos los partidos democráticos”, lo que significa excluir al Partido de la Izquierda, para iniciar conversaciones para formar una coalición de gobierno.
Desde Baviera, el presidente de la CSU, el primer ministro Edmund Stoiber, afirmó ayer con contundencia que bajo ningún concepto la democracia cristiana entrará en un gobierno como socio minoritario del SPD y con Schroeder de canciller. En la misma noche electoral, en la llamada ronda de los elefantes en la televisión con los presidentes de los partidos, Schroeder exigió para sí el mando y aseguró que de ninguna manera está dispuesto a entrar en un gobierno presidido por Merkel.
Esto cierra las puertas a la gran coalición y las abre a posibles tripartitos de uno grande y dos pequeños. La llamada coalición del semáforo rojo-verde y amarillo, SPD-Verdes-FDP, resulta por ahora imposible por las contundentes críticas que el presidente de los liberales Guido Westerwelle hizo contra Schroeder. En su congreso de hace poco más de una semana en Berlín, el FDP aprobó por unanimidad la negativa a la coalición del semáforo. Westerwelle lo corroboró y asegura que su partido no está dispuesto a contribuir a la permanencia en el gobierno de la derrotada coalición SPD-Verdes.
La otra variante del tripartito ha sido bautizada como Jamaica. Ayer en la celebración de la fiesta nacional de Chile un diplomático de este país caribeño expresaba su placer por la popularidad adquirida en poco más de 24 horas. Todo se debe a los colores de la bandera de Jamaica, negro, amarillo y verde. Traducido en partidos alemanes, esto significa democristianos (CDU/CSU), liberales y los Verdes. Esta coalición tripartita también tendría una mayoría suficiente en el futuro Parlamento Federal (Bundestag), pero liberales y verdes no se pueden ni ver y encuentran pocas coincidencias. El líder de los Verdes, el ministro deExteriores, Joschka Fischer, aseguró ayer que jamás ocupará ese puesto bajo una canciller Angela Merkel.
En la misma fiesta chilena un alto cargo del gobierno alemán comentó a este periódico la posibilidad de una variante española que permitiría seguir a Schroeder en el poder. Se trata de un modelo insólito en Alemania, pero posible según las leyes vigentes. Un gobierno minoritario que gobernaría con mayorías cambiantes, según las necesidades de cada votación.
Para eso habría que superar la votación en el Bundestag. La Constitución alemana en su artículo 63 es también muy exigente. El Bundestag tendrá que reunirse dentro de un mes, el próximo 18 de octubre. Si no hay perspectivas de una mayoría para elegir canciller, el presidente federal encomendará a Schroeder seguir en funciones.
El presidente federal tiene que proponer un candidato a canciller al Bundestag. Para resultar elegido, el propuesto necesita en primera votación, la mayoría absoluta de todos los diputados y no sólo los presentes o de los votos válidos. Si no obtiene esa mayoría se abre un período de dos semanas en las que se podrán repetir votaciones con cualquier candidato hasta que uno logre esa mayoría absoluta. Si nadie la consigue se entra en una tercera fase, en la que saldrá elegido el más votado. Si logra la mayoría absoluta, el presidente federal tendrá que nombrarlo canciller en un plazo de siete días. Si ninguno consigue la mayoría absoluta y sólo resultara el más votado, el presidente federal tiene la opción de nombrarlo canciller u optar por la disolución del Bundestag y convocar a nuevas elecciones.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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