Sáb 03.12.2005

EL MUNDO

Emboscada a los, marines, 10 muertos

Un convoy fue atacado en Faluja con una habilidad militar pocas veces vista. Primero una bomba para frenarlos, luego una lluvia de morteros bien apuntados.

Apenas 24 horas después de comenzar una nueva ofensiva para combatir los focos rebeldes, diez marines estadounidenses murieron y once resultaron heridos ayer en Faluja, uno de los bastiones rebeldes más importantes al oeste de Bagdad, tras un ataque con bomba y con proyectiles morteros por parte de la insurgencia. El ataque fue uno de los más cruentos sufridos por la II División de Marines desde la invasión de Irak, en marzo de 2003. Además, aumentó el número de soldados estadounidenses muertos en Irak, que llegó a 2123.
El grupo de marines fue sorprendido por varios hombres armados que hicieron estallar una bomba de carretera y después lanzaron una salva de proyectiles de mortero contra la unidad, explicó un testigo, sin precisar otros detalles. La noticia del avance de la resistencia en Faluja se conoció ayer al mismo tiempo que tropas estadounidenses e iraquíes lanzaron una nueva operación en Irak. Un día después de que los rebeldes ocuparan durante dos horas la ciudad de Ramadi, al oeste de Bagdad, 200 soldados iraquíes y 300 marines norteamericanos lanzaron un operativo en esa localidad sunnita y sus alrededores, la quinta de una serie de acciones que intenta desmantelar la rebelión y crear condiciones favorables para las elecciones del 15 de diciembre en la capital de la provincia de Al-Anbar. Además, el gobierno prohibió hasta nuevo aviso el ingreso al país de cualquier árabe no iraquí, en el marco de las medidas de seguridad para los comicios. Por otra parte, a medida que aumenta el número de bajas entre las fuerzas estadounidenses, crecen las opiniones adversas en torno del mantenimiento de tropas en Irak, pese a lo cual el presidente George Bush aseguró que sus soldados seguirán en el país árabe hasta que completen su misión.
En una muestra de unidad poco habitual y a dos semanas de unos comicios que se teme puedan agravar las divisiones entre las comunidades, cientos de sunnitas y chiítas rezaron juntos y luego marcharon por Bagdad para denunciar la desaparición o arresto de parientes considerados presuntos insurgentes. Gran parte de los sunnitas iraquíes, favorecidos durante la época de Saddam Hussein, rechazan los comicios, y muchos de ellos forman parte de la insurgencia que boicotea el proceso político y lleva adelante una ola de ataques contra las tropas de Estados Unidos y el gobierno iraquí, dominado por chiítas y kurdos.
Por su parte, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, afirmó ayer que existen todas las razones para ser optimistas sobre las perspectivas de la economía estadounidense, felicitándose por el fuerte crecimiento y la reducción del desempleo. Durante una breve declaración en la Casa Blanca a la prensa dedicada a la economía, Bush declaró que tenían todas las razones para ser optimistas sobre su futuro económico. Subrayó que la economía estadounidense está bien de salud, a pesar de los elevados precios del combustible y de los daños causados a fines de agosto por el pasaje del huracán Katrina por el sur del país. El presidente estadounidense añadió que los cimientos para el crecimiento eran fuertes, basados en impuestos poco elevados y en el gasto público contenido. El presidente se mostró satisfecho en particular por el efervescente sector de las pequeñas y medianas empresas que crea muchos empleos, y subrayó que no va a “descansar hasta que cada estadounidense que desee un trabajo pueda encontrar uno”.

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