EL MUNDO › EE.UU. E ISRAEL LANZARON UNA OFENSIVA PARA AISLAR A LOS FUNDAMENTALISTAS
Washington y Jerusalén anunciaron ayer que no negociarán con el grupo integrista elegido por los palestinos el miércoles, amenazaron con cortar los fondos a la Autoridad Palestina y con instar a la Unión Europea a hacer lo mismo mientras Hamas no abandone las armas y no reconozca el derecho a la existencia del Estado judío.
› Por Juan Miguel Muñoz *
Desde Jerusalén
A la conmoción por el arrollador triunfo de Hamas en las elecciones legislativas palestinas se ha sumado el desconcierto. Nadie sabe a ciencia cierta a qué atenerse. Pero el tablero de Medio Oriente tiembla y la actividad política de los dirigentes israelíes de todas las tendencias es frenética. Varios portavoces del gobierno de Ehud Olmert rechazaron ayer de plano negociar con un Ejecutivo en el que estén integrados dirigentes del movimiento islamista vencedor. En el marco de una amplia ofensiva diplomática, Olmert conversó telefónicamente con el presidente egipcio, Hosni Mubarak, y con el rey Abdalá de Jordania, los dos únicos países que han suscripto acuerdos de paz con Israel. Y Estados Unidos anunció que va a revisar su política de ayudas económicas a la Autoridad Palestina.
El panorama político no puede ser más incierto. De momento, parece un callejón sin salida. Israel, gobernada por un primer ministro en funciones, Ehud Olmert, ya está en campaña a dos meses justos de las elecciones generales. Y ayer se escuchaba en boca de todos los dirigentes una letanía repetida hasta la saciedad: “Con Hamas en el gobierno no habrá socio para la paz”. A esta sentencia se acogían precisamente ayer los líderes palestinos de Al Fatah, el partido hegemónico en los territorios palestinos durante 50 años, para culpar a Israel de su amarga derrota. A juicio del jefe de los negociadores palestinos, Saeb Erekat, los continuos ataques del Ejecutivo israelí al presidente Mahmud Abbas y las nulas facilidades para desarrollar la economía de los territorios ocupados han desembocado en la hecatombe del partido oficial. Ayer el gobierno israelí sugirió que podría congelar el traspaso de los impuestos y de las ayudas provenientes de Arabia Saudita que recolecta en nombre de la AP.
El frente diplomático es el que se muestra más activo a la espera de los acontecimientos. Olmert conversó telefónicamente con el presidente de Egipto para repetir una vez más las exigencias de su administración. “Debe quedar claro a los palestinos –señaló el sucesor de Sharon a Mubarak– que Hamas debe desarmarse y renunciar a su objetivo de destruir el Estado de Israel. No habrá cooperación de ningún tipo con un Ejecutivo del que forme parte Hamas”, según un comunicado de la oficina del primer ministro. El mandatario egipcio apuntó que la semana entrante discutirá los resultados de los comicios con la AP. La ministra de Asuntos Exteriores israelí, Tzipi Livni, que tiene previsto viajar a El Cairo en los próximos días, conversó con sus homólogos de Alemania, Austria, EE.UU. y con el alto representante de la UE, Javier Solana. A todos los instó a que no reconozcan a un gobierno encabezado o con miembros del movimiento fundamentalista: “Israel y el mundo ignorarán a ese Ejecutivo y será por tanto irrelevante”.
Olmert también contactó por teléfono con el rey Abdalá y le pidió que se sume a la presión de la comunidad internacional para lograr que Hamas renuncie a sus postulados y se comprometa a su desarme. El monarca hachemita dijo que “los palestinos deben mostrar su responsabilidad y decidir su camino”. No es sencilla la coyuntura para el líder jordano. Dos tercios de la población de su país –el único junto a Egipto que ha firmado un acuerdo de paz con el Estado judío– son palestinos y los Hermanos Musulmanes, aunque no se destacan por su extremismo, constituyen una de las escasas fuerzas políticas bien organizadas en el reino.
La Liga Arabe exigió que se respete el resultado de las urnas, pero se sumó al coro de voces que exigen a Hamas que abandone su meta de destruir Israel. No obstante, Amr Musa, secretario general de la Liga, apoyó la iniciativa adoptada en Beirut en 2002, que pide la aplicación de las resoluciones 242 y 338 de Naciones Unidas. Estas abogan por la retirada israelí de los territorios ocupados a cambio del reconocimiento del Estado sionista.
No está solo Olmert en sus planteamientos. Amir Peretz, el candidato a primer ministro laborista, también se niega a entablar negociaciones con Hamas. “Los palestinos han respaldado a un partido radical que amenaza con socavar la estabilidad en Medio Oriente”, afirmó. Peretz añadió, no obstante, que hay ciertas cuestiones que dependen en exclusiva de la voluntad de Israel. “Los cambios en la Autoridad Palestina no deben convertir a Israel en rehén.”
A tenor de recientes declaraciones de Olmert, todo apunta a que nuevas medidas unilaterales del gobierno israelí –como ya sucediera en la evacuación de la Franja de Gaza en agosto pasado– se pondrán en marcha en Cisjordania después de los comicios del 28 de marzo. El jefe del Ejecutivo en funciones ha señalado que Israel debe dotarse de fronteras estables. El muro que Israel levanta y que se apropia de territorios palestinos prefiguran los límites definitivos del Estado judío.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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