Dom 29.01.2006

EL MUNDO  › MILICIANOS DE FATAH SE REBELAN CONTRA LA VICTORIA DE HAMAS

Guerra civil de cara a Palestina

Las protestas recrudecieron ayer de parte de milicianos de Al Fatah, la facción que perdió las elecciones, contra su liderazgo, y también sus choques con los fundamentalistas de Hamas, que las ganaron. Las perspectivas de una coalición parecen débiles.

Por Donald Macintyre *
Desde Gaza


Las esperanzas de los palestinos de una rápida y ordenada transición a una nueva administración después de la aplastante victoria electoral de Hamas la semana pasada quedaron debilitadas ayer cuando activistas y hombres armados de la derrotada organización Al Fatah protagonizaron nuevamente protestas en Cisjordania y Gaza. Mientras figuras clave de Fatah se reunían ayer para negociar con el presidente palestino Mahmud Abbas en Ramalá, anoche no estaba claro cuándo viajará el jefe de Estado a Gaza para una esperada reunión con Hamas para negociar los detalles de un gobierno de “unidad nacional”. Líderes de Hamas han sugerido que una nueva administración podría ser una coalición con Fatah, o una conformada por “tecnócratas” independientes.

Disparando al aire, hombres armados de Fatah colocaron una imagen de Yasser Arafat en el techo del edificio del Parlamento en Ramalá, mientras policías armados tomaron rápidamente el Parlamento de Gaza para oponerse a cualquier intento de Hamas de tomar control de las fuerzas de seguridad. Aunque la mayor parte de Gaza permanecía en calma, se dijo que un policía fue herido luego de un tiroteo con militantes de Hamas en las primeras horas de ayer. Abbas se enfrenta al momento más difícil de su ya complicada presidencia, porque busca reconciliar a los enfurecidos activistas de Fatah con la asombrosa derrota que sufrieron el miércoles. Algunos culpan al mismo presidente por fallar en expulsar a los candidatos de la impopular “vieja guardia” de sus filas y prevenir la fragmentación de la facción.

Ismail Haniya, el principal candidato de Hamas entre los 76 que ganaron bancas en el Parlamento de 132 miembros, utilizó un sermón en una mezquita de Gaza el viernes para insistir –contrariando todas las expectativas aquí– con que Hamas no lanzaría una purga de las fuerzas de seguridad dominadas por Fatah. Pero un sargento de la policía partidario de Fatah, que dijo llamarse Abu Hayin, dijo ayer en el edificio del Parlamento de Gaza: “No sabemos qué va a pasar y tenemos un poco de miedo. Pero de ninguna manera Hamas tomará control de las fuerzas policiales. Tendremos que estar bajo órdenes del presidente si Hamas toma los ministerios”.

Los problemas de Abbas se ven complicados por serias oposiciones en el interior de secciones de Fatah a entrar a la coalición que Hamas dice buscar con su derrotado rival. Ayer en Damasco el exiliado líder de Hamas, Khaled Meshaal, dijo que Hamas estaba dispuesta a fusionar su brazo militar con otras facciones armadas “para formar un ejército como el de cualquier otro país... un ejército para defender a nuestra población contra agresiones”. Repitió que la facción estaba buscando una “asociación” con todos los partidos. Pero en Tulkarem, una de las tantas ciudades de Cisjordania donde ayer surgieron protestas, un hombre armado de Fatah, Ibrahim Khreisheh, dijo a Reuters: “A quienquiera que participe en un gobierno con Hamas, le dispararemos en la cabeza”.

Las recriminaciones poselectorales al interior de Fatah ensombrecieron lo que aún puede probar ser la amenaza internacional más profunda de una crisis de recursos en la Autoridad Palestina (AP). La AP da empleo a más de 130.000 trabajadores y es responsable de la salud, la educación y muchos otros servicios en gran parte de los territorios ocupados. A menos que Hamas reconozca a Israel y renuncie a la violencia, Estados Unidos, los países europeos e Israel amenazan con cortar los fondos de la AP si incluye a ministros de Hamas. La facción ha respetado la tregua con Israel lograda por Abbas hace un año, pero en los cuatro años previos fue responsable de más de 400 muertes israelíes en ataques suicidas. Haniya dijo ayer: “Esta ayuda no puede ser una espada sobre las cabezas de la población palestina y no será un elemento para chantajear a nuestra gente, chantajear a Hamas y a la resistencia. Eso es rechazado”. Raji Sourani, respetado abogado de Gaza y director del Centro Palestino de Derechos Humanos, dijo que una decisión de cortar la ayuda y “castigar a una nación” fomentaría inevitablemente odio en el mundo árabe contra Occidente. Agregó: “Europa y Estados Unidos serían extremadamente estúpidos si cortan la ayuda. Toda su retórica podría tener el resultado contrario. ¿Cómo se atreven a decir que quieren democracia en Medio Oriente, y luego, cuando encuentran un ejemplo de democracia real en el mundo árabe lo recompensan con una cachetada en la cara?”. Mahmoud Zahar, el líder de Hamas en Gaza, ha dicho que el grupo nunca reconocerá a Israel. Pero Ziad Abu Amr, un académico independiente y político electo para el Consejo con el apoyo de Hamas, y posible ministro del Exterior en el nuevo gobierno, sugirió el viernes que Hamas puede prolongar y reforzar un alto al fuego con Israel como un primer paso. El reconocimiento podría esperar hasta un acuerdo en el establecimiento de un Estado palestino.

La turbulencia poselectoral llegó entre crecientes evidencias de que el mismo Hamas no esperaba una victoria de esta magnitud. Si fue así, su sorpresa fue ampliamente compartida por dos ex partidarios de Fatah que votaron por Hamas el miércoles, pensando que el resultado iba a ser un empate, o Hamas como una oposición fuerte y muy necesitada. “Cuando vi los sondeos de boca de urna el miércoles por la noche, que decían que Fatah estaba apenas aventajando a Hamas, pensé que eso era bueno”, dijo el director de escuela retirado Ibrahim Ahmed, de 70 años. Pero a la hora del café en el living de la familia en Gaza, Ahmed y su hijo Mahdi, de 43 años, maestro en la escuela primaria de la ONU, insistieron en que de ninguna forma se arrepentían de su decisión. Querían ver que la comunidad internacional permitiera que un nuevo gobierno apoyado por Hamas tuviera éxito. “Si no cumplen, entonces no lograrán la reelección”, agregó Ibrahim. Ambos apoyaron los acuerdos de Oslo, y querían ver una reanudación de las negociaciones. Pero luego del asesinato de Yitzhak Rabin en 1995 y del colapso del proceso de paz durante la presidencia del Consejo de Benjamin Netanyahu, dijo Mahdi, “comenzamos a ver el fin de Fatah, y había además un mal olor... a corrupción”.

Hamas, tanto por su parte en la “resistencia” y su distribución equitativa de los fondos benéficos, “comenzó a acercarse a la gente mientras Fatah se alejó más y más de ellos”. Mahdi estaba en contra de la matanza de civiles, pero mencionó la conocida defensa de los ataques suicidas: que Israel también mataba a civiles palestinos, y Hamas no tenía el poder de fuego suficiente para igualar el poderío militar israelí. La tregua sería mantenida, creía, agregando que le gustaría ver a los “buenos muchachos de Fatah” como Marwan Barghouti, el encarcelado candidato número uno de Fatah, y su aliado, Kadoura Fares, unirse al gobierno. “Ahora espero que un nuevo gobierno pueda negociar con Israel desde una posición de fuerza”, dijo.

Al contrario, Izzeldein Al Hadad, de 50 años, un empresario partidario de Fatah, dijo que la victoria de Hamas era un “tsunami”. No veía razón para que Fatah se una a Hamas en una coalición: “Cuando estábamos intentando negociar con Israel ellos estaban lanzando cohetes. Ahora esperaremos a ver cómo les va”. Lo que refiere a la potencial rebelión que puede llegar a enfrentar Abbas en Fatah. Diana Buttu, ex asesora legal de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y de Abbas, argumentó que la misma cantidad de votantes que se opuso a un Fatah fragmentado se había volcado a favor de Hamas. Muchos críticos internos sentían que el presidente no había explotado lo suficiente el mandato personal que se le había dado en su propia elección en esta misma época el año pasado, dijo. Un funcionario palestino agregó: “Si Abbas hiciera lo mismo que Sharon y pasara por alto al comité central formando un nuevo partido, mucha gente dejaría Fatah con él. Es poco probable que pase, pero es un recurso a los problemas de Fatah que puede incluso ser discutido”.


* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Virginia Scardamaglia.

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