Mar 18.04.2006

EL MUNDO  › PRIMER ATAQUE CON HAMAS EN EL LIDERAZGO PALESTINO Y KADIMA EN EL ISRAELI

Un kamikaze sacude Medio Oriente

El atentado suicida en Tel Aviv, que dejó 10 muertos y decenas de heridos, acabó con la tregua a la que se comprometió Hamas. Esta organización radical islámica consideró el ataque de la Jihad como una legítima defensa. Israel dijo que “sabrá responder”.

› Por Eric Silver y Sa’id Ghazali *
Desde Jerusalén y Cisjordania

Un joven activista de la Jihad Islámica se inmoló ayer afuera de un concurrido bar en Tel Aviv, matando a por lo menos diez civiles e hiriendo a más de 60. Se cree que Samer Samih Hamad, del pueblo Arakeh de Cisjordania, cerca de la frontera anterior a 1967, es uno de los más jóvenes terroristas suicidas enviado por un grupo palestino. Mahmud Abbas, el presidente de los palestinos y un cada vez más aislado líder del Al Fatah de la vieja guardia, condenó el ataque. Pero Hamas, que se niega a reconocer a Israel, lo señaló como un acto de legítima autodefensa. Sami Abu Zuhri, su vocero, dijo: “La ocupación israelí carga con la responsabilidad por su continua agresión. Nuestra gente está en un estado de autodefensa y tiene todo el derecho de usar todos los medios para defenderse”.
En un video como “testamento viviente”, el joven suicida dedica la operación a los miles de prisioneros palestinos en las cárceles israelíes. Vestido de negro, con una vincha amarilla donde se leían versos del Corán, advertía en una voz clara y firme: “Hay muchos otros terroristas suicidas en camino”. Los parientes dijeron que había completado la secundaria, pero parecía un niño. Nidal Hamad, su primo de 35 años, le dijo al Independent que Samer tenía 17 años y había dejado su casa ayer para ir a su trabajo en Jenín. Otro primo, Nazeer Hamad, anteriormente llevó a cabo un ataque suicida en Afula. “Los judíos han confiscado más del 50 por ciento de nuestra tierra laborable, donde cultivábamos olivos, almendras y árboles frutales”, dijo Nidal. “No sé qué decirles. Algunos jóvenes creen que deberían hacer algo al respecto. Alguna gente cree que no. Pero nunca se puede hacer la distinción entre aquellos que creen eso y aquellos que no creen.” La policía armada, apoyada por helicópteros, cerró la ruta de Jerusalén a Tel Aviv anoche. Micky Rosenfeld, un vocero de la policía, dijo que estaban buscando un vehículo visto cuando se retiraba de la escena poco antes de la explosión. “Pensamos que pueden estar conectados”, dijo. Tres campesinos que habían sido arrestados anteriormente fueron dejados en libertad.
El episodio, en la ruinosa estación de ómnibus de Tel Aviv durante la Pascua judía, amenaza con provocar una nueva ronda de ataques y contraataques. Las elecciones de ambos lados en los últimos meses cambiaron la situación de las relaciones israelo-palestinas. No hay diálogo entre el nuevo gobierno centrista israelí y la administración Hamas, que se niega a reconocer el derecho de Israel a existir. Ehud Olmert, el primer ministro de Israel, prometió venganza. “Sabremos cómo responder”, dijo antes de ir a la apertura del recientemente electo Knesset. “Sabemos qué hacer”. Su vocero, Raanan Gissin, culpó de la atrocidad de la semana de los feriados al nuevo liderazgo palestino. “Estamos en medio de una campaña terrorista contra Israel”, dijo. “Tenemos un gobierno de Hamas que justifica el terrorismo. Dice en términos muy claros que no detendrán a aquellos que ataquen a los ciudadanos israelíes. Nosotros perseguiremos a los terroristas dondequiera que estén. No podemos confiar en nadie más para hacer ese trabajo.”
Después de un bomba previa durante las Pascuas, que mató a 30 huéspedes judíos en el hotel Netanya hace cuatro años, el ejército lanzó una importante invasión en Cisjordania. Los observadores no esperaban nada en esa escala en aquel momento, pero miles de jeeps se abalanzaron sobre Nablús, una fortaleza de la Jihad Islámica, y otros grupos radicales, ocupando las casas y arrestando a los hombres buscados. La fuerza pronto tomó control de la plaza central Shuhada. Los testigos informaron que los palestinos respondieron con piedras y disparos. Por lo menos siete palestinos fueron heridos en el intercambio de fuego.
Ayer, el terrorista atacó justo antes de las 2 de la tarde en la entrada de un bar popular, Mayor’s Falafel, el blanco de un ataque previo que había producido heridas en 20 personas el 19 de enero, pero no muertes. Un guardia de seguridad lo detuvo. Los testigos dicen que hizo detonar el explosivo mientras le registraban su bolso. Se cree que el guardia está entre los muertos.
La vieja estación de ómnibus estaba atestada con viajeros con motivo del feriado y docenas de trabajadores extranjeros que viven y se congregan en el área. Pini Sharon, uno de los propietarios del bar, dijo: “La última vez tuvimos un milagro, pero no hay una segunda vez. Ahora es mucho más duro, especialmente cuando uno ve todos los muertos”. Yisrael Yaakov, un cliente del bar que fue testigo del ataque de ayer y del anterior en enero, dijo que la explosión mató a una mujer parada cerca de su marido y sus hijos. “El padre estaba traumatizado”, afirmó. “Estaba en shock.” Corrió hacia los chicos para reunirlos. Gritaban “¡Mamá! ¡Mamá!, pero ella no contestaba. Ya estaba muerta”.
Sonya Levy, un ama de casa de 62 años, acababa de hacer las compras cuando explotó la bomba. “Estaba por entrar en mi auto”, dijo “y boom, hubo una explosión. Un pedazo de cuerpo humano aterrizó en mi auto y comencé a gritar”. La Jihad Islámica, una milicia que no pretende ser un partido político, ha reivindicado la autoría de los seis ataques suicidas previos en Israel desde que el presidente Abbas declaró un frágil cese de fuego en febrero el año pasado.
Ramadan Shallah, su líder residente en Damasco, aseguró el domingo que estaban haciendo “esfuerzos continuos” para infiltrar atacantes suicidas en Israel. “Las constantes ofensivas contra nuestra resistencia pueden limitar este esfuerzo”, insistió, “pero no se va a detener”. Hamas, que luchó y ganó las elecciones parlamentarias palestinas en enero, honró el cese de fuego. Pero las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, una red de bandas armadas locales afiliadas a Al Fatah, continuó atacando a los israelíes. Inicialmente se adjudicó la responsabilidad por el ataque de ayer en Tel Aviv.
El ejército israelí llevó a cabo anoche un ataque aéreo sobre el oeste de Gaza después del atentado suicida palestino en Tel Aviv. Un aparato israelí disparó varios misiles sobre una fábrica metalúrgica en el barrio Zeitun de la localidad de Gaza, ocasionando cuantiosos daños materiales, pero no había constancia de víctimas. El ejército y el ministro de Defensa israelí, Shaul Mofaz, aconsejaron aislar el norte de Cisjordania del resto de esta región. El objetivo de Mofaz consiste en impedir el desplazamiento de palestinos entre la región de Jenín y Tulkarem, de donde procedía el kamikaze, y las localidades de Nablús y Ramalá, situadas más al sur.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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